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Columna
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El declive de la libra esterlina

La abrupta recuperación del dólar desde las profundidades no sólo arrastra al pájaro volador del euro desde su asentamiento en las alturas. La libra británica, que ya planeaba a su nivel histórico más bajo frente al euro, ha perdido unos 10 centavos de su valor en dólares en dos semanas, alcanzando su punto más bajo en 22 meses. La libra esterlina puede estabilizarse un tiempo, pero su declive probablemente se reanude pronto, e irá lejos.

Durante casi dos años, la libra ha estado a niveles estratosféricos. Lo que lo apuntaló frente al dólar fue la extrema debilidad de la divisa estadounidense y sus altos tipos de interés, los más altos de las principales economías. Pero cuando tanto las viviendas de Gran Bretaña como la City comenzaron a desinflarse, la libra perdió su solidez. Comparativamente, la economía de EE UU parece fuerte, mientras los mercados esperan que los tipos británicos caigan más rápido que en ninguna otra parte.

Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, cuenta con que la libra caiga. La manufactura británica, largo tiempo durmiente -con un rendimiento mínimo del 2,6% en cinco años- necesita tomar el testigo de la larga burbuja de los servicios financieros, ahora esfumada, generar trabajos, exportaciones y reducir el déficit comercial.

Pero hasta ahora, las señales no resultan estimulantes. Es cierto que la caída del 15% de la libra frente al euro en el último año ha ayudado a generar un aumento del 18% en las exportaciones entre abril y junio, comparado con el año anterior, mientras que las importaciones crecieron un 11%. Sin embargo, en los primeros cinco meses del año, el déficit comercial británico con la zona euro fue de 24.600 millones de libras, casi el mismo de 2007. El déficit total de Gran Bretaña en el segundo trimestre fue un 20% peor que el del año anterior.

Los presagios para un rescate económico de la libra esterlina no son buenos. La demanda de los consumidores en la eurozona -que se lleva un poco más de la mitad de las exportaciones británicas- se ha debilitado. El consumidor estadounidense está inusualmente delicado; e incluso a 1,86 el dólar, la libra sigue siendo una barrera. Para ayudar a rescatar a la economía británica de una recesión profunda, la libra deberá caer mucho más. Lo preocupante para King es que una libra a la baja llevará a menos bienes de importación, pero a más inflación importada.

Por Ian Campbell

Un cuento de hadas

He aquí una historia reconfortante, generalmente creída por los inversores. El demonio Inflación, del que se pensaba que llevaba largo tiempo encadenado a la roca de una sólida política monetaria, de alguna manera logró capturar a la dulce doncella llamada Precios de las Commodities. Pero entonces, un caballero algo caótico, Sir Ralentización Económica, vino al rescate. Precios de las Commodities ha caído bajo su amor, Inflación pronto volverá a ser encadenado, y el rey Banco Central dará una fiesta de recortes de tipos.Ciertamente, las commodities han sido la principal fuente de inflación. En EE UU, la tasa total de inflación es alarmantemente alta, al 5,6%, pero eliminando la comida y los precios energéticos esta tasa es del 2,5%. La distancia entre la inflación general y el núcleo inflacionario es más grande en los países pobres, donde las commodities se llevan una mayor parte del gasto total del consumidor.La historia sigue. Los precios de las commodities han caído mucho, aunque la mayoría aún están a niveles más altos que hace un año. El culpable señalado es la ralentización del crecimiento. Tanto la eurozona, como Japón y Gran Bretaña flirtean con la recesión, y se supone que lo próximo será una bajada en la inflación global.Tristemente, este final feliz sería sólo en un cuento de hadas. Para empezar, la ralentización del crecimiento puede terminar rápidamente. Hasta ahora, el PIB total de EE UU se ha negado a comprometerse con las predicciones de un colapso inminente. Y unos precios de las commodities más bajos podrían ayudar a restaurar un crecimiento elevado en China y la zona euro, conduciendo a una presión inflacionista renovada.Pero incluso si el crecimiento se ralentiza, el monstruo de la inflación aún puede estar al acecho. Los trabajadores quieren salarios más altos para ponerse al nivel de los precios de las commodities. ¿Habrá dinero para satisfacerlos? Es cierto que la crisis crediticia está volviendo más cautos a los prestamistas, pero los trabajadores con industrias fuertes conseguirán algo de lo que quieren. Y con unos tipos de interés reales aún bajos y el Gobierno prestando para que el crecimiento aumente, el demonio Inflación todavía puede encontrar otras víctimas.Por Edward Hadas

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