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Tribuna
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En momentos de crisis... medidas efectivas

La actual situación de crisis económica se puede paliar si todos los agentes sociales implicados se comprometen a ello, asegura el autor. En su opinión, es el momento de dotar al sector inmobiliario, uno de los más castigados, de una regulación que evite problemas del pasado

La economía española está viviendo momentos convulsos y unos de los sectores más castigados es el sector inmobiliario. Desde nuestra perspectiva se puede paliar la actual situación si todos los agentes sociales implicados, desde el Gobierno hasta los usuarios, pasando, por supuesto, por las empresas inmobiliarias y promotoras, ponen de su parte y se responsabilizan de una situación que, aunque cíclica, es preocupante para muchas familias.

Se debe tener en consideración que, durante muchos años, el sector inmobiliario ha sido el refugio por el que todo el mundo apostaba. Invertir en ladrillo ha sido la estrategia de muchas empresas y particulares para incrementar sus rentas y sus cuentas de resultados. Por eso, cuando las cosas no van tan bien es este sector el que más nota las consecuencias.

A nivel gubernamental, tiene una gran implicación el Banco Central Europeo ya que debería modificar la política sobre los tipos de interés pues la actual crea desequilibrios entre las regiones europeas y son especialmente las áreas emergentes las que están siendo perjudicadas. Esto repercute gravemente sobre el consumidor que ve su economía mermada y, por tanto, no puede contribuir al desarrollo económico pues carece de recursos y, en consecuencia, no consume.

La banca posee también parte de responsabilidad y debería cambiar de actitud ya que hoy en día no contribuye a la mejora de la economía en general. Su errática política de concesión de créditos en los años precedentes está haciendo pagar a justos por pecadores y valorando con el mismo rasero a quien nunca ha pagado los créditos obtenidos y a familias y empresarios que siempre han hecho frente a sus pagos.

Las empresas y las familias son el motor de la economía y los bancos se limitan a ser los surtidores de gasolina. Si no suministran de combustible a empresas y familias difícilmente se podrá paliar la crisis. En todo caso, se producirá el efecto contrario ya que la morosidad aumentará exponencialmente y entonces se verán en graves aprietos porque, a la larga, familias y empresarios lograrán salir adelante pero la banca puede pagar gravemente las consecuencias de su gestión, como ya se ha visto en otros países.

El Gobierno debe actuar urgentemente apoyando el empleo, es decir, fomentando la iniciativa privada y la libre empresa que, en definitiva, es la que crea puestos de trabajo y hace que el país crezca. El aumento del gasto social vía subsidios de desempleo apenas sirve para solucionar esta situación, pues no hay que olvidar que dicha ayuda se acaba y sin empleo para recolocar al trabajador se empobrece a los ciudadanos, convirtiendo, en muchos casos de manera irreversible, a un país próspero y con grandes posibilidades económicas en un país donde el desempleo azota a las familias, empobreciéndolas y desestructurándolas.

Además, y para evitar que se repitan escenarios como los vividos en tiempos pasados, se debe regular de una vez el sector inmobiliario pues no hay que olvidar que padecemos una penosa legislación sobre suelo y una inexistente regulación del sector de la intermediación inmobiliaria. De hecho, somos el único país de Europa que carece de regulación.

El turismo ha sido y será una de las fuentes de ingresos más importantes del país por eso es fundamental implementar, especialmente en Europa, campañas que incrementen su prestigio internacional. No es una buena política la que desprestigia en foros internacionales a una de las industrias que, junto con la construcción, ha sido el motor de la economía, creando prosperidad y riqueza.

Son momentos de cambios e innovación. Todos las partes deben implicarse y comprometerse: el Gobierno, creando medidas reales y efectivas que ayuden a corregir la situación actual, y las empresas, buscando soluciones que, ajustándose a la capacidad económica real de la sociedad, faciliten la mejora del sector y contribuyan, como iniciativa privada, al interés y beneficio público.

Carlos García Zaragoza. Presidente de Grupo 90 Inmobiliarias

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