Iberdrola, siguiente pieza en el 'efecto dominó' energético
La venta del paquete accionarial de ACS en Unión Fenosa abre la expectativa de un movimiento de Florentino Pérez sobre la eléctrica y dispara su cotización en Bolsa.
Eran las nueve de la mañana, la hora a la que diariamente comienzan a negociarse los valores que cotizan en la Bolsa de Madrid, y ya todas las miradas de los inversores estaban fijas en el comportamiento de una única compañía: Iberdrola. Apenas diez minutos antes, la Comisión Nacional del Mercado de Valores había comunicado la suspensión cautelar de la cotización de ACS, Gas Natural y Unión Fenosa con el genérico argumento de la concurrencia de 'circunstancias que pueden perturbar el normal desarrollo de las operaciones sobre estos valores'.
Esas 'circunstancias' no eran otras que el cierre de la operación de venta a Gas Natural del paquete accionarial de ACS en Unión Fenosa (que supone el 45% de la compañía), un movimiento que la propia constructora de Florentino Pérez se ha encargado en las últimas semanas de situar como el necesario punto de partida para su estrategia de consolidación en el capital de Iberdrola. En primer lugar, porque saliendo del capital de Unión Fenosa se abre las puertas del Consejo de Administración de Iberdrola, selladas en la actualidad por las restricciones que fija la regulación en materia de competencia. En segundo lugar, porque los ingresos de esta venta le proporcionan la liquidez necesaria para fortalecer su presencia en la eléctrica.
Antes incluso de conocerse los detalles del acuerdo, las acciones de Iberdrola ya habían comenzado a subir al calor de la expectativa de un futuro movimiento de la constructora sobre la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán. Al cierre de la sesión los títulos acumulaban un alza del 5,32% y el valor de la acción era de 8,51 euros.
Los títulos de Iberdrola subieron ayer un 5,32%, hasta cerrar la sesión a 8,51 euros
El mensaje parece claro. Los mercados no creen que la salida de ACS de Unión Fenosa responda a razones estrictamente económicas o financieras. Y eso que es evidente que existen. La constructora ingresará una cantidad cercana a los 7.500 millones de euros, que no le vendrán nada mal dado el actual parón de su actividad principal; obtendrá unas plusvalías brutas de 2.500 millones menos de tres años después de haber entrado en el capital de la eléctrica con la adquisición del 22% que poseía el Banco Santander; y eliminará de un plumazo un tercio de su deuda total (18.000 millones de euros), asociada al proceso de toma de control de Unión Fenosa durante los últimos tres años.
De hecho, en la opinión de los agentes económicos parecen estar pesando más los factores que identifican la operación como un movimiento más dentro de la reestructuración del mapa energético nacional. En parte, porque así lo han querido los propios gestores de ACS con sus declaraciones públicas.
Desde que en septiembre de 2005, ACS diera el salto al sector eléctrico con la adquisición de una participación mayoritaria en Unión Fenosa, Iberdrola siempre ha aparecido como el oscuro objeto de deseo de Florentino Pérez.
Esa aparente obsesión justificaría la irrupción de la constructora en el capital de Iberdrola, donde hoy posee un 12,9% entre participaciones directas y derivados, aún cuando la normativa de competencia le impedía estar presente en su Consejo de Administración, al estarlo ya en otra empresa del sector.
Durante los dos años largos que ACS ha compatibilizado su control de Unión Fenosa con su presencia en Iberdrola, tensando al máximo las costuras de las normativas sobre competencia y buen gobierno, se han atribuido a Florentino Pérez numerosas maniobras en la sombra para hacerse con el control de la compañía de Ignacio Sánchez Galán. Desde la eventual promoción de una improbable fusión entre ambas eléctricas hasta el diseño de un desembarco pactado de EDF y ACS en Iberdrola para hacerse con el control de la misma.
Otra vez Florentino Pérez
Ciertas o no, ninguna de estas intentonas ha terminado de prosperar. Y ahora, el principal objetivo del empresario más mediático del país parece ser obtener un puesto desde el que influir en el Consejo de Administración de la eléctrica de sus desvelos. En términos estatutarios ya lo podría tener, ya que las normas básicas de funcionamiento del consejo de Iberdrola reservan un puesto en el mismo a todo aquel que posea más de un 10% del capital, si no fuera porque su presencia en Fenosa lo impedía. Eliminada esta singularidad no debería haber ningún problema para que ACS entrara en el consejo.
¿Se conformará Florentino con este objetivo menor? Los analistas del mercado apuestan por el 'no' bajo dos argumentos esenciales. El primero es puramente económico. La venta de su participación en Fenosa le reportará pingües beneficios en términos de caja, pero también privará a ACS de la división que le proporcionaba el 60% de su beneficio operativo y el 28% de sus ingresos. Para suplir esta carencia en su cuenta de resultados con su participación en Iberdrola debería, no sólo formar parte de su consejo de administración, sino también poseer el 20% del capital de la eléctrica. Para conseguirlo debería invertir una cantidad cercana a los 3.000 millones de euros.
El otro argumento es más estratégico y se apoya en el supuesto interés de Florentino Pérez por convertirse en un magnate del negocio eléctrico. Para esta corriente de opinión, el objetivo del constructor sería hacer en Iberdrola lo mismo que hizo en Unión Fenosa, incrementando poco a poco su participación hasta controlar la mayoría del capital. Pero en ese camino encontrará muchos más obstáculos ahora. El primero, los estatutos de la eléctrica que limitan al 10% los derechos de voto con independencia de la porción de capital que se posea, pero también la elevada capitalización bursátil de la compañía (superior a los 40.000 millones de euros) y la hostilidad manifiesta del actual presidente de la compañía, Ignacio Sánchez-Galán.
La acción agradece el interés de ACS
La subida del 5,32% registrada ayer por las acciones de Iberdrola, que cerraron la sesión a un precio de 8,51 euros, ha venido a subrayar un acusado patrón de comportamiento, por el que los títulos de la eléctrica repuntan cada vez que arrecian los rumores sobre el interés de ACS en incrementar su presencia en la misma.La práctica ausencia de noticias al respecto después del fracaso de las negociaciones de ACS y EDF para formular una opa conjunta tras el mes de marzo ha coincidido con una persistente caída de la acción, que le ha llevado a dejarse en un plazo de cinco meses más de un 20% de su valor. Por el contrario, el toque de atención dado por la CNMV a la constructora de Florentino Pérez a principios de febrero para que explicara el contenido de sus negociaciones con EDF y la confirmación por parte de la eléctrica francesa de los contactos coincidieron con el mejor momento de la acción en todo el ejercicio, llegando a alcanzar un precio de 10, 44 euros, tras acumular una subida superior al 20%.