Bruselas acaba con el monopolio nacional de las sociedades de autor
La SGAE y sus colegas europeas acaban de perder el monopolio que disfrutaban sobre sus mercados nacionales. La CE declaró ayer ilegales las cláusulas de exclusividad territorial que las sociedades firmaban entre sí.
La Comisión Europea lleva 40 años golpeando a las sociedades de autor para que se amolden a un mercado europeo que se niegan a ver. Pero el martillazo de ayer, que termina con la exclusividad territorial de esas sociedades, puede ser el definitivo para obligar al sistema europeo de recaudación de royalties a adaptarse a la nueva realidad.
La decisión, según la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes, 'redundará en beneficio de la diversidad cultural porque estimulará a las sociedades de autor a ofrecer mejores condiciones económicas a compositores y letristas'. El departamento de Kroes recuerda que 'en algunas de esas sociedades, los gastos de administración se llevan ahora buena parte de los royalties generados'. Los fastos quizá se terminen porque los creadores podrán elegir entre las 24 sociedades de gestión que existen en Europa.
Para las empresas de radiodifusión el ahorro también será considerable porque podrán adquirir una sola licencia para reproducir una canción o una película en todas las cadenas de televisión o radio que posean en Europa. La patronal española de las TV privadas, Uteca, se mostró ayer 'muy satisfecha' con la decisión de Bruselas.
La intervención de Kroes, de hecho, ha sido a raíz de una queja de la cadena de TV RTL y de la comercializadora de música por internet Music Choice, hartas ambas de tener que negociar licencias con la sociedad de autor de cada país donde operan. Bruselas intentó entonces una negociación amistosa para cambiar el sistema. Y el año pasado, Kroes aceptó estudiar una oferta de la Cisac (Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores), organismo al que pertenecen la SGAE y la mayoría de sus homólogas.
Propuesta
Esa propuesta contemplaba la supresión de las cláusulas de exclusividad territorial y representación. Pero con tantas excepciones, según comprobó la CE, 'que prácticamente ninguna empresa podría obtener licencias paneuropeas'.
Bruselas asegura que incluso algunos de los miembros del Cisac aprovecharon la consulta pública sobre la oferta para criticarla y considerarla insuficiente.
La CE decidió entonces arremeter contra los contratos leoninos de las sociedades, amparándose en cuatro décadas de jurisprudencia. En 1971, Bruselas acabó con la discriminación entre los autores en función de la nacionalidad; tres años después, el tribunal de la UE dictaminó que las cláusulas abusivas impuestas por una sociedad de autores violan las normas de competencia; en 1981, la sociedad alemana fue condenada por negarse a gestionar los derechos de autores de otro país; en 1989, los jueces europeos cuestionaron la legalidad de las diferencias abismales entre los royalties de un país a otro...
Y así hasta la decisión de ayer. Bruselas podía haber escarmentado esta vez el empecinamiento de los gestores con una importante sanción. El departamento de Kroes asegura que la SGAE y el resto se han librado porque hubiera sido un castigo autores y compositores.