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Columna
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Por un operador europeo de gas

La Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo están enfrascados en sacar adelante el próximo paquete de liberalización de los mercados energéticos. En su última votación el Parlamento ha puesto encima de la mesa una propuesta para la creación en un futuro cercano de un operador europeo que gestione las diferentes redes de transporte de gas. Esta medida sería un paso de gigante en la liberalización de los mercados energéticos y debería recibir el apoyo de las diferentes instituciones comunitarias y de los Estados miembros de la UE.

El objetivo principal de la liberalización es crear mayor competencia: si antes sólo una empresa podía acceder a la red de gas y era por tanto el único suministrador, en un futuro varias empresas podrán hacerlo en competencia, lo que mejorará el servicio y reducirá los precios. Este proceso encaja dentro del objetivo del mercado único europeo ya que cualquier empresa europea podría competir en cualquier país miembro de la UE.

En la práctica, la liberalización del mercado gasista implica que los consumidores puedan elegir libremente la empresa suministradora de gas, y que estas empresas puedan acceder a la red de gas para poder suministrar a sus clientes.

No obstante, tras 10 años, el proceso de liberalización ha resultado un fracaso. Hoy resulta imposible para muchas empresas suministradoras acceder a la red de transporte en otros países. Una de las razones es que en varios países la empresa propietaria de la red de transporte de gas es al mismo tiempo la principal suministradora (lo que se denomina integración vertical).

Para evitar que el transportista beneficie a su filial suministradora denegando el acceso a nuevos entrantes la ley exige que ambas empresas sean gestionadas de manera independiente. No obstante en la práctica, esta integración vertical les proporciona una considerable ventaja. A esto se añade que la red de gas en muchos casos está congestionada, lo que permite al transportista denegar el acceso a terceros competidores a dicha red. Esto desincentiva la inversión en nuevas redes ya que construirlas obligaría al transportista a permitir la entrada de terceros.

A esta falta de éxito han contribuido varios países de la UE que no han incorporado las directivas comunitarias a sus ordenamientos, o peor, se han dedicado a la defensa de sus difusos intereses nacionales fomentando los llamados campeones nacionales.

El nuevo paquete legislativo constituye un nuevo intento por lograr la liberalización de los mercados energéticos. Una de las medidas que ahora recoge el Parlamento Europeo supone la creación de un operador europeo único que gestione las redes de gas de los diferentes Estados miembros. Este gestor único tendría una visión más amplia del mercado y una capacidad de acción que permitiría la creación de un verdadero mercado gasista europeo, algo muy difícil hoy con un gestor diferente en cada país de la UE.

Además, un gestor independiente evitaría los casos de discriminación de acceso a la red que se han producido en el pasado, aplicando un sistema de precios transparente y uniforme. Este operador favorecería la inversión en nuevas redes ya que tendría un incentivo para solucionar el problema actual de falta de capacidad de la red.

Por último, un gran gestor europeo tendría mayor margen de maniobra a la hora de negociar con los países productores de gas (como Rusia o Libia) de quienes ya dependemos para el suministro de gas y que podrían incluso llegar a controlar estas redes.

La creación del operador europeo del gas sería un buen ejemplo de cómo las instituciones comunitarias son capaces de contribuir a la creación de un mercado energético único, lo que ayudaría a solucionar el problema de la liberalización de los mercados energéticos y sería positivo para recuperar -al menos en parte- el tan necesitado entusiasmo en el proceso de construcción europeo. Ahora sólo queda actuar.

Álvaro Ramos. Abogado de Howrey LLP Bruselas

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