La UE prepara un fondo agrícola de 1.000 millones de apoyo a los países pobres
La Comisión Europea anunció ayer en la primera sesión de la cumbre del G-8 la creación de un fondo de 1.000 millones de euros para contribuir al desarrollo de los países africanos afectados por el encarecimiento de los alimentos y del crudo.
En la sesión previa a la inauguración, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, recordó que eran necesarios, como mínimo, una partida de 6.400 millones de euros para ayudar de manera inmediata a los países pobres (donde casi 900 millones de personas sufren hambre) a superar la crisis provocada por el encarecimiento de los alimentos y los combustibles.
Y el primero que se atrevió a dar un paso en ese sentido fue la Comisión Europea, que anunció la creación de un fondo de 1.000 millones de euros para ayudar a los países en vías de desarrollo. Así lo confirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, ante los máximos mandatarios de las ocho naciones más ricas del mundo (EE UU, Reino Unido, Japón, Alemania, Rusia, Francia, Canadá e Italia) y otros ocho países africanos (Etiopía, Argelia, Ghana, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Tanzania) invitados a la primera jornada.
'La Unión Europea realmente puede estimular la agricultura en los países en desarrollo', admitió Durão Barroso durante su intervención, en la que recordó que los veintisiete miembros de la UE suministran el 60% de la ayuda mundial al desarrollo. No obstante reconoció que el nivel actual de inversión sigue siendo bajo y que para alcanzar el objetivo fijado en 2015 (el 0,7% del PIB en 2015), 'la Unión Europea en su conjunto deberá doblar su ayuda al desarrollo en dos años'.
La presentación oficial del fondo, prevista para hoy en el Parlamento Europeo, se suspendió a última hora 'por cuestiones técnicas que aún deben detallarse sobre la aplicación y la distribución de la ayuda', según una nota de la Comisión Europea. A falta de esos detalles, el fondo estará dirigido a los países en vías de desarrollo más dependientes de la importación de alimentos y servirá para que puedan comprar semillas, aumenten su producción y se impida el éxodo del campo a las ciudades en dichos países.
El dinero procederá de las ayudas comunitarias incluidas en la PAC que no han sido utilizadas. Adicionalmente se sumarán una aportación de 550 millones en 2008 y de 250 millones en 2009, hasta alcanzar los 1.800 millones para los dos próximos años.
Pero los países más pobres no se conforman tan sólo con esas ayudas. Los ocho presidentes africanos exigieron al G-8, según fuentes de la delegación de EE UU presentes en la reunión, un compromiso verdadero a la hora de cumplir con políticas de gasto en ayuda al desarrollo.
También solicitaron que los países más desarrollados ejerzan una verdadera mediación entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y las economías más debilitadas ante la escalada imparable del crudo y que aporten soluciones a la crisis alimentaria mundial.
Acuerdos concretos para reducir emisiones de CO2
Los representantes de las ocho naciones más ricas del mundo mostraron ayer su disposición inicial a que el debate sobre el cambio climático no se cierre en falso como ocurrió en la anterior cumbre celebrada en Alemania.No parece que vaya a ser un objetivo fácil. Las naciones europeas pretenden que se alcance un acuerdo para que el objetivo de reducción de emisiones de CO2 se fije en el 20% para 2020 respecto a las emisiones en 1990. El objetivo de Japón es mucho más ambicioso y desea que se rebajen un 50% para 2050.Frente a esas peticiones, EE UU, que aún no ha firmado el Protocolo de Kioto, no está dispuesto a restringir su consumo o cambiar las fuentes energéticas, al considerar que el G-8 no es el foro adecuado 'para decidir estos asuntos'.