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Frente común

Durante la pasada década, la potencia creciente de las economías emergentes fue una bendición para los países ricos. El vasto abanico de bienes a bajo precio exportados hacia los mercados de países desarrollados ha contribuido en gran medida a alimentar los flujos de consumo y a mantener el crecimiento. (...) Además, esta afluencia de mercancías accesibles ha creado una espiral deflacionista que hacía felices a los responsables políticos y económicos. (...) Pero esta época bendita ha terminado. (...) Para alimentar la caldera de su crecimiento, China, India o Brasil absorbieron una parte creciente de los recursos naturales del planeta. En un contexto donde la oferta no ha tenido tiempo de adaptarse, este exceso ha ejercido una presión cada vez mayor sobre los precios. (...) Si nadie hace nada, las consecuencias son potencialmente desastrosas: estanflación, cambio climático o, para los más pobres, hambre. Hay que detenerlo urgentemente. Un frente común parece estar esbozándose. Los bancos centrales comienzan a cerrar el grifo del crédito. El BCE lo hará el jueves. Y la Fed (...) antes del final del verano. Pero esta movilización sólo surtirá efecto si los países emergentes se unen.

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