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Joaquín Leguina

'El urbanismo ha dependido de quién gobernara'

El ex presidente de la Comunidad de Madrid analiza el cambio sufrido en la región desde 1978

Después de las pasadas elecciones generales, Joaquín Leguina ha abandonado su despacho como diputado en el Congreso para reincorporarse como funcionario, a sus 66 años, al Instituto Nacional de Estadística (INE). El veterano político fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1995.

¿Cómo era Madrid en 1978?

Un Madrid ilusionado. Los madrileños acababan de descubrir la democracia, la libertad, las potencialidades culturales de esta ciudad, que tenía muy mala fama, y también acababan de descubrir la profundidad de la crisis, con un nivel de paro muy elevado y con dificultades para encontrar trabajo. Era un Madrid alegre, ilusionado y confiado, pero con problemas serios.

En este momento la economía madrileña es puntera en España, para susto y miedo de los catalanes'

¿Cómo ha cambiado la región?

Ha cambiado toda la estructura industrial. Cuando yo empecé en política, como concejal en el Ayuntamiento de Madrid, había una crisis industrial gorda. Si uno se fija, la capital era muy industrial y ahora eso ha desaparecido. Se ha hecho absolutamente urbana, de servicios y de vivienda. Lo que hay es un impulso en otro tipo de industrias tecnológicamente mucho más avanzadas. Con la crisis se pasó muy mal, pero en este momento la economía madrileña es puntera en España, para susto y miedo de los catalanes, que algunos de ellos se creen que todavía estamos en el siglo XIX.

¿Por qué cambió radicalmente la industrialización de Madrid?

Ha habido empresarios, emprendedores como dice Felipe González, que han visto las orejas al lobo con la crisis y han apostado y han ganado. No sólo han ganado dinero, han ganado intelectualmente.

¿Qué parte dependió del sector privado y cuál del sector público?

En gran parte es por el sector privado. Lo público no tiene que interferir ni molestar cuando se está trabajando. Facilitar las cosas sí, por ejemplo, con el suelo industrial que hicimos.

¿Qué ha aportado a los madrileños la Comunidad Autónoma?

La Administración ha sido eficaz en algunas cosas. Por ejemplo: el Consorcio de Transportes no hubiera existido. Fue un invento de la Comunidad de Madrid. El transporte ha mejorado. No sólo gracias a lo que hicimos nosotros. Es evidente que la ampliación de Metro la hizo Alberto Ruiz Gallardón, y la modernización de la EMT tampoco se puede atribuir a nosotros en exclusiva. El sistema de transporte en Madrid es ejemplar y eso se debe a la Comunidad.

¿Y en algo más?

Estoy muy contento de lo que hicimos nosotros: la vivienda. Edificamos 40.000 viviendas de protección oficial. Cuando hablo de los barrios estoy pensando en el Pozo del Tío Raimundo, por el que nosotros apostamos y que los madrileños de pro y los periodistas no visitan, pero que la gente sí que lo vive. Lo mejor que se puede decir de la Comunidad es que ha resultado al final una institución útil, con un himno que no canta nadie y sin identitarismos estúpidos.

¿Cuáles han sido las grandes mejoras?

La periferia más extrema, lo que es el Madrid rural. Estamos ante unos pueblos bien tratados. Agradables de vivir y de visitar. Sin la Comunidad eso no se hubiera hecho, porque la ventaja que tiene Madrid es que es demográficamente muy poderosa y, por tanto, económicamente también lo es, y puede redistribuir territorialmente bien. En cuanto a otros temas, el urbanismo que nosotros hicimos no se parece en nada a lo de después. No hay más que ver cómo se han desarrollado los barrios, los PAU. Va uno por la M-40 y ve lo que han hecho, un gran disparate. O las torres del Real Madrid, otro disparate. El urbanismo ha dependido de quién gobernara, de si los políticos eran de derechas o de izquierdas.

En lo político también ha cambiado, de una región roja a una azul (por el PP)...

Se debe a que el PSOE está pasando una crisis importante, no digamos IU.

¿Cree que es algo demográfico?

De composición de las ideas. Hemos pasado de las ideas a las ocurrencias y, sobre todo, nos hemos empobrecido.

¿No asume usted una culpa?

Pues sí, tendré culpa. Pero vamos, hace muchos años que ya no soy secretario general de la FSM. Yo fui secretario general desde 1979 hasta 1989. Pero a partir de 1990 yo no soy el responsable.

Pero en la gestión sí que estaba.

Sí, hasta 1995. ¡Pero seguíamos gobernando!

¿Cuál es el reto del Madrid del futuro?

Estar atentos a no perder el tren de las tecnologías, de la cultura, ni ninguno de los trenes que pasen por aquí, y no entretenerse como están ahora los políticos en Cataluña, mirándose el ombligo.

¿Alguna reforma pendiente?

La Administración tiene que aligerarse, pero no sólo la de Madrid. Es la reforma que nadie se atreve a afrontar.

¿Ha aumentado el peso económico de Madrid?

Sí. Hay dos realidades muy poderosas desde el punto de vista económico en España, que son Madrid y Valencia, y una esperanza blanca que el día que tire, tirará de verdad, y espero que sea pronto, que es Andalucía.

Se ha saltado a Barcelona...

Están mirándose el ombligo.

Posición política. 'No tengo la sensación de ser incomprendido, sino la de ser ninguneado'

Joaquín Leguina se ha instalado como asesor en el INE. Ya lo hizo en 1995 cuando perdió las elecciones autonómicas. No se quiere jubilar. Sigue, además, escribiendo. Ya lleva siete ensayos y diez novelas, la última Las pruebas de la infamia (2006). Confiesa que, tras el infarto sufrido, camina una hora casi todos los días y utiliza el transporte público. Enseña su abono transportes para demostrarlo. En el autobús o en el metro sólo los más mayores le reconocen y 'le dicen cosas buenas'. Se ha ido de la política 'porque no le gusta esto'. Se refiere a sus discrepancias con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sobre todo en temas territoriales. A la pregunta de cuál ha sido su mayor diferencia con el presidente, responde: 'A mí no me gustan las ocurrencias'. En la pasada legislatura ha tenido que votar algunas cosas que no le han gustado: 'Ya no estoy en edad, lo he hecho por una cuestión de coherencia personal y política. Pero el Estatuto de Cataluña me parece una barbaridad'. No repitió en las listas electorales del PSOE. 'Llevaba dos años diciendo que me iba. ¡Se habrán quedado encantados! Y yo también lo estoy'.¿Ha pensado en hacer algo como Rosa Díez?Ya he dicho que soy contrario a las ocurrencias.¿Los de su generación son unos incomprendidos?No tengo la sensación de ser incomprendido, tengo la sensación de ser ninguneado dentro del Partido Socialista.¿Por qué?Porque los que llegaron lo hicieron con la intención de crear un mundo nuevo. Se creen Adán, pero Adán no tenía padres, ni ancestros, ni nada.

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