La importancia de la igualdad
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, explicará esta tarde en el Congreso los planes del Gobierno para garantizar que todos los ciudadanos disfruten de los mismos derechos y, sobre todo, de oportunidades. Poco ha transcendido del contenido de su comparecencia, salvo que explicará las grandes líneas de la futura Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación. Una iniciativa anunciada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la última campaña electoral.
La supresión de las discriminaciones en general, y por razón de sexo en particular, es uno de los grandes logros de la sociedad española. En estos años se ha eliminado del cuerpo normativo cualquier atisbo de desigualdad que pudiese mermar los derechos de las mujeres. Incluso también se ha avanzado en el derribo de las barreras consuetudinarias. Sin embargo, aún perduran algunas más sutiles, complicadas de demostrar ante los tribunales y ligadas a atavismos difíciles de erradicar. Son las que ahora toca combatir.
En la anterior legislatura, la primera de Zapatero, se dieron pasos de gigante con la Ley de Igualdad como proyecto estrella. Aunque regula distintas parcelas, como la política, ya que establece la paridad en las listas electorales, su principal ámbito se circunscribe al laboral. Por eso, las mayores críticas provinieron de las patronales que consideraron que la ley se inmiscuía en su gestión. Sin embargo, tras quince meses en el BOE las críticas han dado paso a la preocupación por cómo cumplir con uno de sus principales preceptos: la elaboración de un plan de igualdad en aquellas empresas de más de 250 trabajadores.
El primer paso es un diagnóstico de la situación de la compañía con el fin de determinar si se discrimina a las trabajadoras por la única condición de su sexo. Y luego, negociar con los representantes de los trabajadores las medidas que acaben con ello. Y el acuerdo, plasmado en un plan, se incorpora al convenio colectivo, lo que garantiza su rango legal.
El Instituto de la Mujer no tiene cifras de cuántas empresas han abordado ya esta tarea. Según Comisiones Obreras, de los 2.700 convenios que se han negociado desde la aprobación de la ley, un 28% ya han incluido planes. Es un buen principio y despeja cualquier duda respecto a la voluntad de las partes de cumplir plenamente con la ley. Y no se trata de una tarea fácil, pues se ha producido una gran confusión: primero, en el diagnóstico de la situación y, luego, en la negociación y elaboración del plan.
El apoyo del Instituto de la Mujer con distintas fórmulas de consulta ha servido para despejar las dudas y acabar con las suspicacias. La elaboración de una guía detallada de cómo afrontar el plan se ha demostrado como una herramienta eficaz. De hecho, ya han repartido más de 1.800 ejemplares y se resuelven entre 80 y 100 consultas al mes.
Ahora, lo importante es que todo esto sirva para acabar con las barreras que impiden que las mujeres desarrollen la carrera profesional que desean. Sin embargo, también es necesario que se garantice que las medidas que se aprueben, ahora o en el futuro, no interfieran en el derecho de las empresas para gestionarse con plena libertad. Así, todos saldrán ganando.