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Columna
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Espejismo escandinavo

Hace un mes, France Télécom (FT) logró estropear el clima por sus buenos resultados trimestrales confirmando su interés en TeliaSonera, la compañía sueca de telecomunicaciones. Desde entonces, su capitalización bursátil se ha encogido un 12%. Los inversores, que conservan el agrio recuerdo de los días en que la francesa era una compañía de telecomunicaciones ruinosa, sienten miedo a una nueva adquisiciones enfermiza.

La noticia de que France Télécom está tratando de aumentar su deuda en 10.000 millones de euros para financiar la operación ha puesto nervioso al mercado, a pesar del consuelo que ofrece FT de que podría atenerse a sus estrictas directrices financieras. Pero la compañía aún tiene algunas explicaciones que dar. Otros 10.000 millones de euros en deuda podría, a corto plazo, aumentarían el ratio deuda-Ebitda hasta el 2,5, por encima de su límite autoimpuesto de 2.

El valor de TeliaSonera es de 30.000 millones de euros, un tercio del de France Télécom. Si adquiere a su competidor nórdico, la francesa empezaría a padecer dolores de cabeza. El mercado escandinavo es uno de los más maduros del mundo, por eso su crecimiento está limitado. Telia también dispone de una importante presencia en mercados emergentes, como el turco o el ruso. Pero allí se encuentra envuelta en una disputa legal con sus socios, pues no ha sido capaz de asegurar el control ni de uno ni de otro.

France Télécom, que está pasando rápidamente de ser una simple operadora de telecomunicaciones a gozar de mayor impulso empresarial, puede decir que el tamaño sí importa a la hora de atraer anunciantes. Esta estrategia va en contra del Gobierno sueco, el mayor accionista de TeliaSonera, que quiere obtener un buen precio. Una prima del 25% sobre los actuales precios de mercado, seguro que le parece bien a France Télécom, cuyo PER es de 9 respecto a los beneficios previstos, y pretende adquirir su rival a un PER 15.

La diferencia podría aumentar si las filtraciones continúan, con las acciones de Telia subiendo y las de France Télécom pensando cada vez más si están cerca de su target. Cuanto más exactos sean los rumores, más complicado resultará que FT consiga crear valor con sus sueños nórdicos.

Por Pierre Briançon

'ACCIONES DE ORO' EN VW

Las acciones de oro son rara vez beneficiosas para el resto de los inversores. Pero a veces no son tan malas. Considérese Volkswagen.Porsche, el mayor accionista del fabricante automovilístico, está tratando de despojar al Estado de Baja Sajonia de un consagrado derecho de veto. Se basa en la llamada ley VW, por la que Volkswagen necesita el voto del 80% de sus accionistas para aprobar una decisión estratégica. Eso permite a Baja Sajonia, con un 20,1% de los votos, bloquear los recortes de empleo o el cierre de fábricas.Hasta la fecha, VW se ha visto subyugado por Baja Sajonia. A juzgar por el crecimiento de los ingresos y los márgenes de beneficio. Pero de aquí a diez años, si VW se enfrenta a la competencia china de bajo costo, es probable que necesite sus votos para tomar decisiones impopulares.Ese veto podría ser suprimido de dos maneras. La primera, cambiando la ley VW. Pero cuando el Gobierno alemán reformuló la ley a instancias de la Comisión Europea, dejó el veto en su lugar. La otra, modificando los reglamentos de VW. Eso es lo que precisamente Porsche, que quiere el control de su rival, está tratando de hacer en un tribunal regional.Si Porsche gana, VW puede tornar de una democracia imperfecta a una autocracia virtual. Sólo Baja Sajonia se interpone entre Porsche y el control efectivo de VW.En virtud de la legislación alemana, Porsche es libre de aumentar hasta un 31% su porcentaje de voto, sin ofrecer primas. En general se cree que han acumulado una gran posición en pago en efectivo de opciones, por lo que puede ser capaz de hacerse con acciones sin causar un repunte en el precio de mercado.La mayoría de empresas que cotizan en Bolsa no serían capaces de especular sobre un rival del capital sin provocar la ira del accionista. Pero en Porsche, las acciones sólo están a disposición del público sin derecho a voto, por lo que las opiniones de los que no son familia de accionistas resultan irrelevantes. Casi el espíritu de una sociedad de libre mercado.La batalla no ha terminado. La Comisión Europea todavía puede pedir una nueva redacción de la ley VW para retirar el veto de Baja Sajonia. Pero pase lo que pase, es probable que se deje de lado a los accionistas minoritarios. VW puede ser caso de estudio para la UE y no es un simple juguete infantil para sus accionistas. por John Foley

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