'Los países del Golfo y del norte de África son los BRIC del futuro'
Gestores e inversores buscan nuevas áreas emergentes con una buena relación entre crecimiento y seguridad. Para Bell, la zona con más atractivo se ubica entre Asia y África
Responsable en el banco privado suizo Pictet de mercados emergentes especializados, Oliver Bell dirige un nuevo fondo que apuesta por países de Oriente Medio y Norte de África. Tiene como índice de referencia el MSCI Arabian ex Saudi, que se ha revalorizado un 53% en tres años. Su equipo gestiona inversiones por valor de 15.000 millones de dólares.
Este nuevo fondo de Pictet apuesta por países de Oriente Próximo y norte de África (MENA) que presentan factores comunes, pero también notables diferencias ¿qué puede aportar esa selección a los inversores?
En esta región están ubicados países que suman el 62% de las reservas mundiales de petróleo y el 41% de las de gas. Pero también cuenta con naciones que presentan unos factores demográficos muy atractivos. En conjunto existen más 310 millones de habitantes, de los que el 50% son menores de 25 años. En la medida que esas generaciones se incorporen a la vida laboral impulsarán más el consumo y el crecimiento económico. Aporta, por tanto, demografía y reservas de hidrocarburos.
El fondo se beneficiará de las altas inversiones de la zona
¿Cuáles son las Bolsas y sectores con más relevancia en el fondo?
Invertimos en Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Arabia Saudí, Egipto, Marruecos y Túnez, entre otros países. Son mercados que han cuadriplicado su capitalización bursátil desde 2002, han aumentado liquidez a 4.000 millones de dólares al día y en los que se esperan unas nuevas cien salidas a Bolsa, aunque quizá no todas se tengan lugar en 2008. No obstante, la región sólo representa el 1,4% del valor del índice MSCI Emergentes.
Por sectores, el financiero, telecomunicaciones, industrial y constructor son los que tiene más peso por capitalización bursátil. Porque hay una circunstancia especial: en Bolsa prácticamente no se puede invertir en petroleras o gasistas ya que son de propiedad estatal. Por ello nos centramos en compañías que se benefician de los proyectos de desarrollo de infraestructuras y de servicios. Sólo los planes en ese ámbito de los países del Gulf Cooperation Council (GCC), en donde ese están construyendo nuevas ciudades y se registra un verdadero rally sobre quién construirá el edificio más alto, se elevan a dos billones de dólares.
Pero aún hay fuertes barreras para los inversores extranjeros...
Es cierto. A la Bolsa de Arabia Saudí, por ejemplo, sólo tienen acceso los países del Golfo, pero nosotros entramos a través de los fondos locales, con un límite de participación del 10%. Pero también es verdad que esas naciones se están abriendo paulatinamente.
A los inversores les puede preocupar la estabilidad geopolítica y la influencia que en estos países, de mayoría musulmana, tiene la Shariah en las relaciones empresariales...
En algunos de estas naciones se siguen reglas religiosas, pero se aplican básicamente al sistema financiero. El mercado de capitales está dirigido por un marco de actuación occidental, tanto en lo que respecta a la regulación de las actividades a la contabilidad o al control a través de organismos independientes. Ellos están muy interesados en contar con un formato que atraiga a los inversores extranjeros.
Y aunque existe un cierto riesgo geopolítico, más en países vecinos como Irak o Líbano, no parece que tenga tendencia a aumentar.
¿A qué se debe la caída de la Bolsa de Arabia Saudí en un contexto tan positivo? ¿Puede ser que sea el pinchazo de una cierta burbuja?
Se debe básicamente a dos razones. Las Bolsas de los países del GCC, en donde está Arabia, subieron en exceso en 2005. En 2006 se situaron más en línea con el crecimiento de beneficios y ahora están por debajo de las expectativas de aumento de resultados. Además gran parte del dinero que está entrando en la región procede de inversores internacionales, lo que penaliza al mercado saudí, aún cerrado. No obstante, nos gusta ese país, que tiene la Bolsa más grande de la región, y es probable que nuestro fondo le sobrepondere.
Sobre Arabia y el área en general no se puede hablar de precios bursátiles excesivos. Las valoraciones, si se tiene en cuenta la relación entre cotizaciones y beneficios esperados, indican que son mercados más atractivos que otros emergentes, incluidos los grandes -China, India- o periféricos, como Vietnam. Y la entrada de liquidez extranjera, que da más estabilidad, ha reducido la volatilidad. De hecho en los últimos doce meses han sido menos volátiles que el mercado estadounidense.
¿En qué medida la zona puede verse influida por la recesión americana y la ralentización de la UE?
Mientras el barril de crudo se mantenga por encima de los 40 dólares, el crecimiento de la zona es sostenible y no habría que inquietarse ni temer una efecto contagio por la posible recesión o el debilitamiento de las economías occidentales. Pero si baja de los 40 dólares la situación ya sería diferente. Son países que cuentan con un aumento muy importante del consumo, por lo que en su crecimiento influye ya mucho la demanda interna y la riqueza que allí se está generando.
Por otro lado, la zona tiene una correlación relativamente baja con el índice MSCI World e, incluso, reducida respecto al petróleo.
¿Se puede convertir esta área en el nuevo BRIC, que tantas alegrías ha aportado a los inversores?
Ningún país del MENA por población es comparable a China, India, Brasil o Rusia, pero la zona sí lo es. Todos los expertos entienden que puede ser un nuevo BRIC, quizá por la dinámica que supone la combinación de materias primas energéticas, demografía e inversiones.
Una inversión para el largo plazo
El inversor al que va dirigido este fondo debería tener capacidad para soportar cierta volatilidad, señala Oliver Bell, pero destaca, en su favor, que es una zona con elevados crecimientos de beneficios de sus compañías. Es idóneo para un ahorrador que quiera aprovechar el tirón de los emergentes, asumiendo un cierto riesgo geopolítico, aunque esté minimizado en los países en los que el fondo toma posiciones. En cualquier caso es un producto para invertir a largo plazo, dos o tres años, como mínimo. Lo que se puede esperar a lo largo de ese periodo es que presente revalorizaciones del orden del 20% al 30% anual. Otro aspecto que destaca es que la mayor parte de las divisas de esos países están ligadas al dólar y que es muy posible que la caída de la moneda norteamericana llegué en su fin. De esta forma, las revalorización vendrían por dos vías: las cotizaciones de las Bolsas y la del cambio de la divisa. El fondo, registrado en la CNMV, está disponible para institucionales y privados. Está denominado en dólares, pero dispone de clases en euros, que se pueden suscribir con y sin cobertura de divisas. Cuando alcance los 500 partícipes contará con ventajas fiscales por traspasos.