Vodafone triunfa en Arcor
Vodafone ha triunfado accidentalmente en Arcor. El operador de telefonía móvil ha dedicado los últimos ocho años a intentar liberarse del operador de banda ancha alemán, que heredó como parte de la adquisición de Mannesmann. Pero los escándalos con su socio mayoritario Deutsche Bahn y el derrumbamiento del mercado de las telecomunicaciones IP han frustrado su plan de escape. Vodafone se debe sentir agradecido.
Mantenerse ha permitido a Vodafone comprar la parte de sus socios minoritarios a precio de ganga. Está pagando 470 millones de euros por una participación del 18% que tiene Deutsche Bahn y un 8% adicional, propiedad de Deutsche Bank, un precio equivalente a multiplicar por cuatro su Ebitda para 2008, según previsiones de Goldman Sachs. Cantidad muy alejada de la de otras transacciones. La italiana Tiscali ha recibido ofertas por el doble.
El momento de la compra es conveniente para Vodafone, que está ganando músculo en la banda ancha. El pasado año adquirió activos de Tele2 en Italia y España y tiene parte de la red británica a través de BT. Pero ese reparto pudo haberse debido a una necesidad de los vendedores, a juzgar por el precio. æpermil;stos esperaban, según se informa, al menos 600 millones de euros. Pero Deutsche Bahn está engalanándose para una reflotación y Deutsche Bank está golpeado por la crisis crediticia. Al menos Vodafone, cuando tiene un golpe de suerte, es capaz de aprovecharlo. Por Mike Verdin
Tendiendo puentes
Son las infraestructuras el último camino para actuar en la angustia económica? KKR está aumentando un fondo de infraestructuras hasta 5.000 millones de dólares y Morgan Stanley cerró recientemente otro de 4.000 millones de dólares. Parece un momento raro para sumergirse en infraestructuras ya que los acuerdos dependen fuertemente del apalancamiento y los bancos están evitando los préstamos.Pero el sobrecalentamiento de la vivienda en EE UU ha afectado a las finanzas de los Estados y de los municipios. Esto podría animarles a vender o alquilar infraestructuras, especialmente con el incremento de los precios de los materiales de construcción como el cemento. Fondos como KKR podrían tomar ventaja.Después de todo, ¿qué hacen los Gobiernos estatales y locales? Han sido estrujados en sus dos fuentes de financiación. Los ingresos por impuestos sobre inmuebles se han reducido porque los precios de la vivienda han caído, y las desgracias económicas podrían dejar también maltrechos los ingresos por otros impuestos. Y, además, el mercado de deuda, una fuente de financiación para proyectos públicos, está prácticamente muerto. Sin embargo, los precios de las materias primas están disparados. La construcción y reparación de infraestructuras se está volviendo más cara.Por lo tanto los Gobiernos quizá necesiten superar las objeciones políticas a la venta o alquiler de los activos más extendidos o subcontratar nuevos proyectos. Las entidades financieras privadas de EE UU serían perfectas compradoras. Se han equilibrado con efectivo. Y los inversores parecen entender que los retornos en fondos de infraestructura son generalmente más bajos que en los tradicionales negocios de capital riesgo.Además, la alergia al apalancamiento de los bancos no es necesariamente algo malo. Los niveles de deuda en activos de infraestructura se han disparado durante el boom del crédito. El alto servicio de deuda hace más volátil el dinero en efectivo, rebajando un gran énfasis para las inversiones en infraestructura.Aun así, los inversores privados harán su trabajo de eliminación para ellos. Hay un grupo de fondos buscando acuerdos. La venta por parte de Pensilvania de su autopista estatal es un buen ejemplo. Incluso aunque el australiano Macquarie, un gran inversor en infraestructuras, se haya echado atrás junto con su socio español Cintra, otros grupos continuaron en la carrera, que finalmente ha ganado la española Abertis. Estados y ciudades quizá estén bajo la presión de los fondos, pero esto no significa que estén vendiendo baratos los activos. Por Lauren Silva