¿Qué es mejor: ser fiel o estar preparado?
Llevaba un tiempo callado y la semana pasada habló Álvarez Cascos para acusar a Rajoy de haber apostado por un equipo de fieles y haber marginado a los que, en su opinión, están más preparados. Llevo varios días dándole vueltas al asunto y preguntando a aquellos con los que tengo más confianza qué es más importante: ser fiel o ser un profesional preparado. La mayoría de las personas consultadas han respondido que lo ideal es poder tener una sabia combinación de cualificación y de lealtad o de fidelidad. Porque se puede ser fiel y a la vez ser competente para desempeñar cualquier cargo. No es excluyente, aunque Álvarez Cascos crea que sí lo es.
Y la persona que está preparada y trabaja con seriedad y seguridad, y desempeña la labor encomendada con profesionalidad, ya está actuando con fidelidad, bien sea con el partido, con el jefe o con la empresa en la que está en nómina. No hay mayor acto de lealtad que el empeño por hacer bien las cosas y sentir los colores de la camiseta que se viste. Es el orgullo de pertenencia a un grupo. Eso no significa que haya que comulgar con las ideas del jefe, eso implica también tener diferencias de opinión. Y aquí no incluyo criticar por criticar, sino la crítica que suma, la que construye, no la que resta, que es la que destruye todo tipo de valores en los individuos y en las organizaciones.
No hay nada más lamentable que aquellos que se dedican única y exclusivamente a jalear y aplaudir las gracias a un jefe, y le dicen todo aquello que éste quiere oír. Supongo que a los jefes, como a mí y a todos los humanos, les gusta recibir alabanzas y piropos por parte de su equipo de colaboradores y de todos aquellos que tienen próximos, pero también deben diferenciar quién lo hace por peloteo y por ganarse su confianza, de aquel que lo hace porque verdaderamente le importa. Los halagos gratuitos y la autocomplacencia suelen conducir, tarde o temprano, a que el ejecutivo, la empresa o el partido, vaya por el camino equivocado. Lo debe saber bien Rajoy, que ha decidido apartar a un grupo, según Álvarez Cascos, muy preparado pero no fiel, que durante cuatro años le ha adulado y le ha dicho que era el mejor. Y lo que es peor, que por el camino que iba podía ganar las elecciones. Ahora su futuro es tan incierto como el del resto de los mortales, pero va más ligero de equipaje.
Lo que no tengo claro es si soy fiel o preparada. Se lo preguntaré al director.