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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El turno del plan de choque

El plan de estímulo económico aprobado el viernes por el Gobierno devolverá a empresas y familias 10.000 millones de euros este año y 8.000 millones el que viene. El Ejecutivo tenía prisa por demostrar que no ha permanecido inactivo y que dispone de respuestas para afrontar la fuerte desaceleración. La celeridad en la aprobación del plan -en el primer Consejo de Ministros ordinario- cumple con la primera parte del objetivo: demostrar que los deberes se empiezan a hacer. Esto supone un buen estímulo para los agentes económicos y para los ciudadanos, ávidos de mensajes tranquilizadores. Si el plan consigue que la confianza regrese, poco a poco, a las familias, tendrá la mitad del camino recorrido. Aunque siendo realistas, su simple aprobación no será el bálsamo de Fierabrás.

Ahora queda por confirmar la segunda parte: que las medidas son las adecuadas para reactivar la economía. Por supuesto, nadie tiene la respuesta, tampoco el Gobierno. Sin embargo, la apuesta es alta, pues el coste para las arcas públicas será de 10.000 millones sólo este año. Teniendo en cuenta que el superávit del Estado en 2007 -excluyendo la Seguridad Social- fue de 11.000 millones, es muy posible que al final del ejercicio se termine en equilibrio o inclusive en números rojos, máxime cuando la menor actividad mermará los ingresos y aumentará el gasto en desempleo.

Por este motivo, se debe tomar con cierto escepticismo la medida de la devolución de los 400 euros en la retención del IRPF, ya que no parece tan obvio que vaya a estimular el consumo de los contribuyentes. Y, sin embargo, su coste es alto, 6.000 millones de euros, cuando la reforma fiscal de la pasada legislatura supuso 4.500 millones. En principio, se limitará a este año, a pesar de que en campaña se planteó alargarla a futuros ejercicios.

Otra de las medidas para reactivar el consumo -la ampliación del plazo de las hipotecas sin coste, que finalmente podrán disfrutar todas las familias y no sólo aquellas con dificultades económicas- genera debate. Por un lado, la banca ya está realizando esta operación sin cobrársela a muchos clientes y, por otro, no está clara su finalidad. Si pretende desahogar a hipotecados con problemas de liquidez, cumplirá con la función; pero si busca aumentar el consumo mediante el diferimiento del pago de la hipoteca resultará perjudicial, pues generará una falsa sensación de riqueza que a la larga se paga. La ventaja, eso sí, es que no tiene coste para el presupuesto.

La parte más positiva del plan radica en las medidas destinadas a aumentar la liquidez de las empresas mediante la ampliación de avales para las pymes y los estímulos a la construcción fomentando la edificación de vivienda protegida y la rehabilitación, además de adelantar la licitación de obras. Todas ellas tienen relación directa con la aceleración de la actividad.

Aunque quizá lo más interesante del paquete son las decisiones que tienen un carácter estructural. Se trata de la devolución mensual del IVA para todas las empresas, algo demandado largamente; las mejoras en la fiscalidad de la deuda de los no residentes o la supresión del impuesto de patrimonio. Sus efectos positivos perdurarán en el tiempo.

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