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Política

Carrefour y LVMH se defienden del boicot chino

Las empresas galas están padeciendo los daños colaterales de la política. Las declaraciones del presidente francés, Nicolas Sarkozy, en las que dejaba entrever su ausencia en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín y los incidentes en París, que obligaron a suspender el recorrido de la antorcha olímpica, han llevado a grupos de presión chinos a actuar en contra de las empresas francesas presentes en el gigante asiático.

La más perjudicada es la cadena de distribución Carrefour que ha visto como grupos de activistas han bloqueado el acceso a sus hipermercados y realizado llamamientos para frenar sus ventas. 'Los rumores de que el grupo Carrefour apoya a organizaciones políticas ilegales son una invención sin fundamento', se defendía la compañía para tratar de capear las críticas. Además, asegura que emprenderá acciones legales contra aquellos que traten de impedir el funcionamiento normal de sus establecimientos. Carrefour también alega haber realizado actos, tanto en China como en Francia, en favor de los Juegos Olímpicos del próximo agosto.

En un principio, el boicot contra Carrefour sólo iba a durar un día, pero la protesta ha ido extendiéndose mediante recogida de firmas o cubriendo con pancartas los hipermercados de la cadena francesa. 'Apoya las Olimpiadas de Beijing, protesta contra la independencia de Tíbet, boicotea los productos franceses y a Carrefour' aseguraba el cartel situado ante un establecimiento de Kunming, al sur del país. Sin embargo, otras protestas han tenido mayor calado político. 'Gobierno francés, pide perdón a todo el pueblo chino', aseguraba una de ellas.

Carrefour está presente en China desde 1995 y el año pasado facturó en el país 2.964 millones de euros, tras crecer un 19,4%. Allí, el gigante de la distribución galo cuenta con 387 establecimientos, de los que 112 son hipermercados y 275 tiendas de la enseña Dia. Juntos suman más de 48.600 empleados. A esa cifra, habría que sumar los 48 locales y los 10.551 trabajadores que tienen en Taiwán, la isla con la que Pekín mantiene una histórica disputa sobre su independencia.

La falta de libertad del régimen comunista vislumbra la connivencia de las autoridades con el bloqueo. Según la agencia oficial Xinhua, el buscador online Baidu ha registrado más de 210.000 visitas en apoyo del boicot, al que se suman las realizadas en otros blogs y páginas web. Sin embargo, personalidades de la televisión china han hecho llamamientos en contra del bloqueo a Carrefour, al entender que también pueden salir perjudicados los consumidores.

Pero Carrefour no es la única afectada. También el lujo galo está siendo boicoteado en el gigante asiático a causa de su supuesto apoyo al Dalai Lama, entre ellas, firmas como Christian Dior, L'Oréal o LVMH. El presidente de esta última, Bernard Arnault, ha salido al paso y ha 'negado categóricamente las acusaciones políticas en algunos blogs que nos acusaban de apoyar a esta o aquella actividad política o religiosa', aseguraba en una entrevista concedida al diario francés Le Figaro.

En el caso del gigante del lujo galo, las acusaciones de los activistas chinos criticaban su apoyo económico al Dalai Lama. Sin embargo, detrás de la crítica al propietario de enseñas como Louis Vuitton o Loewe también está la participación de Bernard Arnault en el accionariado de Carrefour, de la que controla el 10,7% a través de la firma de Inversión Blue Capital, en la que también participa el fondo estadounidense Colony Capital.

LVMH no quiere perder el tren de uno de sus mercados emergentes, especialmente con la ralentización del consumo en occidente. La enseña francesa no revela datos de facturación por países, pero en su informe anual señalaba a China como una de sus principales vías de expansión para todas sus divisiones, tanto en relojes y joyería, como en perfumes y champán. 'Aunque uno pueda estar conmocionado por lo que está sucediendo en Tíbet, lo mismo ocurre con los ataques contra China', explicaba el presidente de LVMH. 'El país ha hecho un enorme progreso en 20 años, en su desarrollo económico y en su apertura al mundo', apuntaba. 'China necesita tiempo, si queremos dialogar hay formas mejores que atacar la antorcha olímpica', criticó Arnault.

Coca-Cola defiende el patrocinio olímpico

Las compañías francesas no son las únicas afectadas por su vinculación con los Juegos Olímpicos de Pekín. El gigante de los refrescos Coca-Cola también ha tenido que defenderse. La multinacional celebró el miércoles su junta de accionistas, donde uno de los asistentes preguntó a su consejero delegado, Neville Isdell, si solicitaría al Comité Olímpico Internacional que la antorcha no pase por el Tíbet, por que 'pertenece a los tibetanos'. 'La antorcha simboliza apertura y esperanza, no creo que parar su recorrido sea lo correcto', respondió Neville Isdell.

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