La Administración abre la puerta a los directivos
Con el Estatuto de la Función Pública ha llegado la evaluación del rendimiento y la retribución variable ligada a los objetivos
Los organismos públicos tienen ante sí un reto: profesionalizar la gestión para conseguir el cumplimiento de sus objetivos. El camino empezó a labrarse en abril de 2007 cuando fue aprobado el Estatuto de la Función Pública, con el que se pretende revolucionar la plantilla de la Administración Pública, compuesta por más de 2,5 millones de profesionales. El Estatuto conlleva una modernización de la gestión de los recursos humanos, ya que acoge al directivo público, una figura novedosa en este tipo de organismos; establece una serie de objetivos y permite evaluar el rendimiento de los empleados, así como realizar planes de carrera.
'Entiendo que la Administración tiene por delante un gran objetivo en cuanto a la gestión de sus recursos humanos, a la atracción, desarrollo y retención de sus profesionales. Es lo que se denomina una gestión integral de los recursos humanos', afirma Pedro Blanco, socio de Accenture. Se trata de un cambio cultural, que no se puede hacer de la noche a la mañana, afirma.
Sin embargo, paso a paso, puede ser posible el cambio. Para empezar, el Estatuto no habla de funcionarios, sino de empleados públicos. 'Y eso ya implica una intención de atraer a los mejores y de que éstos cumplan el fin último de la Administración, que es el servicio al ciudadano. Atraer con retribuciones bajas es difícil', afirma Blanco.
Algunas comunidades autónomas, como Asturias, Aragón, Castilla y León y Galicia, están realizando cambios
'Para que la reforma tenga éxito hay que dejar a un lado los colores políticos'
No es ninguna barbaridad decir que los sueldos que se pagan en la Administración pública difieren de los que se manejan en el sector privado. 'Por tanto, hay que manejar otros elementos distintos a la compensación. El sentimiento de trabajar para el país, para contribuir a la mejora de la sociedad, es algo que puede motivar a determinados perfiles profesionales', señala este consultor, encargado de presentar una herramienta denominada Modelo de Valor para el Sector Público (PSV), mediante el cual se puede llegar a medir la capacidad de las organizaciones gubernamentales para proporcionar mejores resultados de una manera eficiente, eso sí, a lo largo del tiempo.
Algunas comunidades autónomas, como Asturias, Aragón, Castilla y León y Galicia, ya están liderando el cambio. 'Supone una gran oportunidad para la Administración porque se introducen elementos novedosos como la vinculación al cumplimiento de resultados', afirma María del Mar Rodríguez, directora general de función pública de la Xunta de Galicia.
El Estatuto de la Función Pública establece una regulación de mínimos y cada comunidad autónoma lo adapta a su realidad. 'En Galicia estamos dibujando, en estos momentos, el perfil del empleado y del directivo público. æpermil;ste último no está sometido a negociación colectiva, pero lo más destacado es que habrá una regulación de la productividad, con el fin de que haya regularidad', afirma Rodríguez, que destaca que en el código ético se establecen los deberes del empleado público y se introduce como elemento novedoso la eficiencia.
'Anteriormente, la Administración tenía como objetivo garantizar el cumplimiento de la norma, ahora actúa como garante del ejercicio de derecho de los ciudadanos, de manera que el ejercicio que se preste sea eficiente'. Otro cambio importante es la introducción del directivo público. Esto supone modificar la cultura de la gestión, 'hacia una gerencia más profesionalizada', afirma Rodríguez. En esto también coincide Sebastián Muriel, director de Red.es, quien asegura que 'es necesario el trasvase de profesionales del sector privado. Viene bien tener en la Administración gente prestigiosa, a la que se valore como gestor', afirma Muriel.
Este ejecutivo, que depende del Ministerio de Industria, no tuvo inconveniente en abandonar el sector privado para desempeñar una tarea pública. 'Creía que era una gran oportunidad para mi carrera profesional, ya que se me presentaba la oportunidad de afrontar retos interesantes', señala. Porque desempeñar un cargo de responsabilidad en el sector público supone manejar una serie de recursos, que hay que administrar con tiento.
Muriel dispone de un presupuesto de 200 millones de euros. 'Bastante más que si trabajara en una empresa del sector privado, por lo que supone un gran reto porque tienes que gestionarlo bien. Muchas veces el sentido común se puede mejorar la productividad'. En su caso, ha puesto en marcha 'pequeñas' iniciativas que han contribuido a estimular a la plantilla y a mejorar la productividad.
'Las reglas de la gestión empresarial también funcionan en la Administración. Muchas teorías y lecciones que se enseñan en las escuelas de negocios son aplicables en el sector público', matiza Muriel. Por ejemplo, ha implantado un programa piloto de teletrabajo, de manera que una parte de la plantilla, en estos momentos el 20%, trabaja una parte de la jornada desde su casa. A todos los empleados de Red.es se les ha dotado de ordenador y de blackberry. 'Con la ayuda de las nuevas tecnologías se puede contribuir a flexibilizar el trabajo. De esta manera, conseguimos tener a la gente motivada, y eso repercute en los resultados', señala Muriel.
La productividad de los empleados públicos puede incrementarse mediante políticas de recursos humanos, como sucede en el sector público. De hecho, la productividad en el sector privado se ha incrementado un 49% desde 1980, mientras que el rendimiento en el sector público sólo lo ha hecho, según un estudio de BBVA, un 16%. Pero no sólo sucede en España, en Europa y en Estados Unidos ocurre algo parecido.
Según los datos que maneja la entidad financiera, si la productividad del sector público hubiera avanzado al mismo nivel que la del privado, la economía habría sido un 4,7% superior (27.000 millones de euros). Y si se hubiera equiparado a la de la Europa de los 15, un 5,7% más, lo que equivaldría a 32.000 millones de euros. En este sentido, los expertos recomiendan liberalizar la actividad productiva, que no privatizarla, mediante el establecimiento de objetivos e incentivos y de simplificar los métodos de contratación. 'Afortunadamente, con el Estatuto será posible ligar la retribución de los empleados al rendimiento profesional, y esa es una vía importante para atraer a los directivos públicos', señala Pedro Blanco.
En opinión de este consultor, el hecho de que la Administración pueda atraer a gestores del mundo empresarial, con sobrada experiencia y reputación, es una gran noticia y se trata de una situación inédita. 'Se abre un mundo de posibilidades para poder hacer atractiva esta figura en cada organismo. Para ello, hay que hacer las cosas de manera ordenada, con visión estratégica y dejando a un lado los colores políticos'.
Y en este último detalle se encuentra la clave para que esta figura profesional se consolide dentro de la Administración. 'Se trata de que el ejecutivo público, para que tenga continuidad en su gestión y no se vea interrumpida por los cambios de gobierno, sea independiente de la capa política', señala Blanco, que cita como ejemplo el modelo de Canadá, donde la clase política está desvinculada de la profesional dentro de los organismos públicos. 'Es la única manera de que tenga éxito'. En esto coincide la directora general de función pública de la Xunta de Galicia, María del Mar Rodríguez: 'Es necesario que existan dos niveles. Uno político y otro profesional, que se ocupe de la gestión y de la obtención de resultados, como sucede en la empresa privada'.
Sobre las cualidades que ha de tener un directivo público señala que, además de competencias técnicas, debe ser polivalente, tener liderazgo, empatía y habilidades de comunicación. 'No somos diferentes a los ejecutivos del sector privado. La única diferencia está en el régimen que se aplica y el sometimiento a una serie de controles, que también afecta a la contratación del personal', afirma Rodríguez.
Sebastián Muriel. Director general de Red.es. 'Me mueve el salario emocional'
Más que el salario que recibe, a Sebastián Muriel, madrileño de 34 años, ingeniero de telecomunicaciones y MBA por el IESE, le mueven los logros conseguidos. Por ejemplo, haber facilitado que todas las comisarías puedan emitir el DNI electrónico. 'Es una gran satisfacción contribuir a este tipo de mejoras y a la modernización de la sociedad'. Muriel inició su carrera profesional en compañías de tecnología. Comenzó en Hewlett-Packard, más tarde pasó a Lucent Technologies, y en 2001, al calor de la crisis tecnológica, entró en el área de consultoría tecnológica en PricewaterhouseCoopers (PwC), donde lideró proyectos para operadoras y para la Administración pública. 'En 2006, cambié. Me llamó un ex cliente de PwC, para irme a trabajar al sector público, y entré en RED.es, una entidad que tiene como objetivo impulsar la sociedad en red en distintos ámbitos'. Le pareció un reto, al margen de la retribución económica. 'Se gana más en el sector privado, pero aquí hay un componente muy importante, que es el salario emocional. Y eso es lo que puede atraer a la gente a venir a trabajar a los organismos públicos, tener la sensación de que estás contribuyendo a la mejora de la sociedad y de tu país', señala. Esta conversación se desarrolló el pasado viernes, día en que comenzaba la operación salida de Semana Santa. 'Mucha gente puede pensar que ese día no trabajamos, pero no es cierto. Los viernes también trabajamos'.
Se puede medir el rendimiento
Para medir el rendimiento de los organismos públicos, Accenture ha diseñado un Modelo de valor para el Sector Público, que evalúa a través de una serie de métricas las diferentes prioridades gubernamentales. También se mide la eficiencia en costes, que se calcula comparando los gastos totales contraídos por la organización pública con el rendimiento en objetivos obtenido. La organización, según el informe de la consultora, genera valor cuando mejora en la consecución de objetivos a un coste relativamente menor. En definitiva, se trata de identificar y comprender los puntos fuertes y los débiles de una organización, con el fin de ayudar a los organismos públicos a avanzar con confianza. 'Se trata de contribuir a que una organización gubernamental haga lo posible para crear valor a los ciudadanos', afirma Pedro Blanco. Porque el sector privado se mide por la cuenta de resultados, y el público por el servicio que se presta a los ciudadanos. Y éste tiene que ser excelente.
En mi opinión... Pedro Blanco. Socio de Accenture
'La Administración tiene el reto de profesionalizar sus recursos humanos'