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Energía

La UE y Rusia compiten por construir cuanto antes los gasoductos del Caspio

Bruselas y Moscú están librando una tensa batalla por adelantarse en la construcción de un gasoducto que una los yacimientos del Caspio con los clientes europeos. La UE se juega la diversidad de suministradores y Gazprom su monopolio.

Nabucco contra Southstream. La carrera entre esos dos gasoductos hacia el Caspio ha comenzado y del resultado depende que la UE reduzca su dependencia del gas ruso o que Gazprom atenace un poco más a sus clientes europeos. La pugna entre los dos proyectos, según fuentes comunitarias, podría ser debatida en la cumbre europea que se celebra hoy y mañana en Bruselas.

El gasoducto con nombre de ópera de Verdi, que unirá Azerbayán con Austria, es un objetivo prioritario de la UE y cuenta con el firme respaldo de EE UU. El segundo, entre la costa rusa del Mar Negro y Bulgaria, corre por cuenta de Gazprom, el monopolio gasístico ruso que cubre el 25% de las importaciones de gas europeas.

Susane Nyes, investigadora del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI) definía recientemente a Nabucco 'como un símbolo en sí mismo de la situación actual. Se trata de llegar al Caspio sin pasar por territorio ruso'.

En teoría, se podrían construir los dos. Pero ambas partes saben que el cliente final será el mismo. Y el primero que se acabe puede dejar al otro sin sentido comercial ni estratégico.

'El South Stream está claramente diseñado para suplantar a Nabucco', aseveraba el mes pasado en Bruselas el subsecretario de Estado de EE UU para asuntos europeos y euroasiáticos, Matthew Bryza. Y este joven pero veterano funcionario recuerda que lo mismo ocurrió a finales de los 90, cuando se pensó en la construcción de un gasoducto transcaucásico a través de Turquía. 'Rusia planteó entonces el Blue Stream a través del Mar Negro y se entabló una carrera entre los dos proyectos. Ganó el ruso y retrasó una década la construcción del otro'.

La secuencia se repite ahora peligrosamente para la Unión Europea, en un momento en que la demanda de gas aumenta, los recursos propios disminuyen y los precios del petróleo se disparan.

De nuevo Rusia plantea un gasoducto submarino a pesar de que es mucho más caro que el terrestre. Y cuenta, como hace una década, con la colaboración de la italiana ENI para llevarlo a cabo. El Kremlin, además, está cerrando acuerdos con otros socios de la UE, como Hungría y Bulgaria, poniendo en entredicho la supuesta unidad de la política energética europea.

'El desafío ahora', según Bryza, 'es mantener unidos a los países y las compañías involucradas en Nabucco'. A su juicio, el proyecto europeo es 'más eficiente, más barato y más viable comercialmente' que South Stream que, según sus cálculos, puede costar más de 20.000 millones de euros. Pero su experiencia le enseña que Rusia no dudó en financiar 'una maravilla tecnológica' tan cara como el Blue Stream... 'que ahora está medio vacío'.

5.000 millones de euros, 3.282 kilómetros de tubería

Seis empresas energéticas (la turca Botas, la búlgara Bulgargaz, la húngara MOL, la austriaca OMV, la alemana RWE y la rumana Transgaz) forman ya parte del consorcio que está dispuesto a construir los 3.282 kilómetros del gasoducto Nabucco. El proyecto requiere una inversión de unos 5.000 millones de euros y aunque cuenta con el respaldo de la UE y de EE UU no deja de haber dudas sobre su rentabilidad. A pesar de todo, el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, insiste a menudo en que se construirá 'porque la seguridad energética estriba en que haya más diversidad de suministro y Nabucco aporta nuevas fuentes'.Otras fuentes comunitarias, sin embargo, matizan que el nuevo gasoducto 'sólo reducirá en un 2% la dependencia de la UE del gas de Rusia'.

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