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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El energético, un sector en capilla

El sector energético español ha entrado en un proceso de cambio sin marcha atrás. Un fenómeno que, por extensión, es aplicable a todo el mercado europeo. Los que preveían movimientos definitivos antes del 9-M estaban tan equivocados como acertados están quienes esperan cambios ahora, una vez que se ha definido el poder en la próxima legislatura. La victoria del PSOE incluye un plus de continuidad que previsiblemente va a acelerar los movimientos, y así lo reflejan las expectantes subidas en Bolsa desde el lunes.

Una vez despejada la posibilidad del empate técnico electoral, la más indeseada en el mercado, se han acelerado los engranajes de los actores del sector, algunos de los cuales ya tienen tomadas posiciones. Pero la experiencia muestra lo imposible de completar una operación de calado sin el acuerdo, aunque sea tácito, del Gobierno, sea del color que sea. Basta ver la historia reciente, de uno de cuyos hitos -la frustrada opa de Gas Natural por Iberdrola, que desató hostilidades en el sector- se cumplen cinco años esta semana.

El amplio conjunto de combinaciones posibles, parte de las cuales tendrían sentido empresarial, financiero, industrial, laboral y de competencia, hacen tentadoras las quinielas. Pero más que a adivinanzas conviene atender a los hechos, como las señales dadas por el Gobierno, entre las que no es la menor que José Luis Rodríguez Zapatero no vea problemas en que un grupo extranjero, público o no, tome posiciones de peso en el sector energético. Algo que se puede interpretar como un beneplácito a la entrada de EDF en Iberdrola se debe contrastar, sin embargo, con otros múltiples encajes.

Lo deseable es que este momento de indefinición no se prolongue ineficazmente, que los movimientos se aprovechen para mejorar la regulación y solventar flecos tanto en el marco tarifario como en las energías renovables, que no se obvie el debate nuclear y, sobre todo, que del puzle salga un sector con más competencia y, al menos, un grupo español potente y con capacidad de decisión en el concierto internacional.

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