Los políticos anhelan la talla de los líderes empresariales
La clase política necesita formación continua, sobre todo en idiomas, y centrarse en las necesidades del cliente, el ciudadano
Tienen elementos comunes, pero distan el uno del otro. El liderazgo político en España tiene poco que ver con el empresarial. 'Y debería tenerlo porque los auténticos liderazgos, tanto el empresarial como el político, tienen puntos comunes. Otra cosas es que el empresario que se mete en política no tiene por qué ser un buen político y viceversa', afirma el abogado Antonio Garrigues.
Ambos liderazgos, hoy día, son distantes en España. Un líder ha de tener, así lo cree el presidente de la empresa de selección de alta dirección Korn Ferry International en España, Carlos Alemany, una visión clara de hacia dónde quiere llevar la compañía, y también el país. 'En una empresa hay quien tiene ese objetivo a cinco o seis años. Los políticos no lo tienen y si lo tienen es a corto plazo', dice Alemany, que también destaca la firmeza 'para convencer e influir en los empleados y en la ciudadanía, con el fin de ver hacia dónde hay que ir'. En su opinión, 'necesitamos líderes que transformen a los colectivos, que trabajen para el ciudadano'.
También Juan José Planes, director general de la consultora Konsac, considera que un presidente de gobierno debe parecerse mucho al presidente de una compañía. 'Debe ser provocador de ideas, de emociones y de sensaciones, debe ser capaz de impulsar'. A su juicio, no es tan importante que sean excepcionales en conocimientos técnicos. 'Es prioritario que sepan transmitir confianza o seguridad'. La valoración que realiza Planes para la segunda línea de políticos es diferente. 'El segundo nivel, por ejemplo los ministros, no tiene por qué tener un perfil político. Es mucho más útil que sean buenos gestores'.
'Nada importante se construye en un día, ni se improvisa y para eso es necesario un liderazgo que implique una visión'
El profesor de Esade José Luis Álvarez tiene sus propias conclusiones, tras haber impartido un programa de liderazgo a representantes de la política y del Parlamento. 'Me llamó la atención que hay cierta desigualdad entre la clase política. Hay líderes reflexivos y hay otros que son menos conscientes de ello. Y los políticos que son buenos son buenísimos, y los otros llaman la atención por lo contrario', señala Álvarez, que cree que la clase política no es uniforme en información y experiencia.
'Los profesionales de izquierda suelen dedicarse a labores de política únicamente y hacen de esta ocupación una profesión permanente a falta de otras alternativas empresariales. Tienen estudios formales y son políticos profesionales, pero corren el riesgo de burocratizarse', dice Álvarez. En cambio, los políticos de derecha 'siempre han tenido una mayor transición entre las actividades públicas y privadas, ya que vienen de clases profesionales y entran en la política'. Cita el ejemplo de Miguel Roca, que una vez abandonada la política abrió su propio despacho de abogados, de Rodolfo Martín Villa, que ha ocupado distintos cargos empresariales, entre ellos la presidencia de Endesa, o Narcis Serra, nombrado presidente de Caixa Catalunya. El docente de Esade asegura que el líder político debería asemejarse al empresarial, aunque las cualidades que debe reunir dependen de las circunstancias y del momento. 'Ahora mismo no tiene razón de ser un líder dramático en política. Es por ello, que el político que tiene ese tipo de discurso encuentra dificultades para que sus teorías tengan eco. También el líder amable, que no aporte novedades, tendría problemas porque en situaciones de desaceleración no sería coherente'. Por tanto, según Álvarez, los perfiles han tener coherencia con la situación que se vive en ese momento.
En opinión de Antonio Garrigues, el liderazgo político en España se ha radicalizado 'de forma perversa'. Y confía en que después de las elecciones del 9 de marzo, 'pase lo que pase, la situación cambie, y el liderazgo de nuestros políticos también porque no podemos seguir aceptando el clima actual'. Dicho esto, Garrigues señala que el político debe conocer, al igual que el empresario se vuelca en saber las necesidades del cliente, 'lo que es la ciudadanía e interesarse de verdad, cosa que ahora mismo no sucede, y tener ganas de cambiar las cosas, pero sólo si van a mejorar'. Y asegura que los políticos deberían reflexionar sobre las razones por las que son tan mal vistos, ya que 'siempre aparecen en mal lugar y deberían aceptar que esa imagen debería mejorar porque es necesario tener credibilidad'. Señala, además, que la clase política tiene poca cultura internacional y escasos conocimientos empresariales, 'aunque empiezan a mejorar en este terreno, tendrían que hacer un esfuerzo por cambiarlo'.
El presidente de Ray & Berndston, José Medina, opina que 'vivimos en un mundo de signos y de cortoplacismo donde prácticamente todo es consumible y descartable, de usar y tirar, incluido el liderazgo'. Por tanto, 'no es sorprendente en líderes del mundo de hoy, tanto en el campo político como empresarial'. Según Medina, 'nada importante se construye en un día ni se improvisa, y para eso es necesario un liderazgo que implique una visión, compartirla y después andar el camino'. Dentro del mundo de la política, pasando a la escena inmediata que estamos contemplando en los recientes debates televisados, 'un líder aparece con montones de ofertas y el otro con montones de temores y amenazas'.
En cualquier caso, añade Medina, hay líderes buenos, malos y pésimos. Agrega que quizá una de las peores características del liderazgo es el que pretende la abstención del contrario. 'Es como pretender ganar un partido de fútbol impidiendo que el contrario comparezca en el campo'. Y añade que todo liderazgo débil es sinónimo de equipo disperso y motines en la tripulación, donde al final se confunde a los amigos con los enemigos'.
Santiago Álvarez de Mon, profesor de Comportamiento organizacional en el IESE, asegura que los profesionales de empresa que conoce siempre están en contacto con la sociedad. En cambio, 'los políticos viven cada vez más aislados'. El liderazgo es transformar la realidad, por tanto, el primer requisito no se cumple. Según Álvarez de Mon, hay una profesionalización de la clase política, 'cuando debería haber unos sistemas de evaluación y selección diferentes que las listas electorales'. No le gusta generalizar, pero asegura que la clase política tiene una gran carencia formativa y de conocimientos en temas financieros o en idiomas. 'Aunque deben rodearse de gente muy bien formada, al igual que un director general, que no tiene por qué saber de finanzas, debe tener las claves para descifrar cómo es el negocio', dice Álvarez de Mon. Añade que la política y el talento no se llevan bien, 'pero tenemos que conseguir, entre todos, cambiar los modelos electorales, de manera que la gente entre y salga de la política, que haya alternancia, y que se puede cambiar se sector y de actividad', asegura este docente, que imparte un curso en el IESE sobre liderazgo en el ámbito público.
Ángel Castiñeira, coordinador de la cátedra de Liderazgo y gobernanza democrática de Esade, cree que existe un desencanto con la clase política actual pero con matices. 'En este país hay una tendencia a pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Puede que sea cierto que Jordi Pujol y Felipe González fueran mejores oradores, pero a veces suena a reconocimiento post-mortem'. Castiñeira considera que en la sociedad española se ha dado un cierto movimiento pendular. 'Hemos pasado de líderes fuertes a una cierta fatiga y a necesitar líderes con un perfil menos acusado. La política ha sido invadida por el día a día, y no es tan fácil que surjan líderes'. A esta situación se une la dificultad que implica la estructura que supone los partidos políticos, 'no se premia la excelencia o el talento, sino a aquel político que es más hábil tejiendo alianzas'. Y añade que 'el empresario no suele ser un gran político porque cree que basta con ser un buen ejecutor'.
El asesor empresarial José Félix Pérez Orive señala que el liderazgo político es bastante flojo, 'ya que hay tendencia a que las mentes más preclaras vayan a la empresa'. En su opinión, la política se ha convertido en un 'escenario navajero, y la gente preparada se pregunta ¿para qué voy a sufrir intromisiones?'. Y asegura que en España cualquier ejecutivo está a un nivel equiparable al de los mejores países del mundo, 'pero los políticos no buscan la excelencia, buscan el voto'.
Para Carlos Alemany, presidente de Korn Ferry, el líder empresarial lo tiene claro: 'trabaja para atraer a nuevos clientes'. El político se vuelca únicamente en los que ya son clientes.
Antonio Garrigues Abogado: 'Deben tener una cultura más internacional'
Que los políticos españoles no sepan desenvolverse en otra lengua que no sea la materna, es algo que sorprende, hoy día, a Antonio Garrigues. æpermil;l que es un abogado de reconocido prestigio internacional, considera que en España es una tradición clásica que el político tenga poca cultura internacional y conocimientos empresariales. 'Pero deben hacer un esfuerzo por lograr que eso cambie y que cada vez estén mejor formados'. Es requisito indispensable, sobre todo cuando el mundo es global y las relaciones entre países y negocios son cada vez más necesarias.También deben recuperar y trabajar por afianzar su propia credibilidad. 'Los políticos se ríen de la mala imagen que tienen, pero deberían aceptar que esa imagen tienen que mejorarla'. De ella, dependerá su futuro.
El éxito en la política en EEUU
To be a politician, de Stimson Bullit, es uno de los libros de cabecera del profesor José Luis Álvarez y una las obras que explica el éxito de los políticos en Estados Unidos. De sus páginas destaca que lo verdaderamente importante en un político es el carácter y las habilidades. 'Muchísimo más, que los conocimientos formales'. Según Álvarez y al igual que le sucede a la mayoría de los ejecutivos, el buen político no es ni un amateur ni un especialista, sino un generalista práctico. En política, dice Bullit, el éxito depende de formación y circunstancias, pero cada vez más de cualidades personales. Tampoco se puede ser difuso. Los políticos exitosos son sociables, enérgicos, seguros de si mismos, quieren ser centro de atención y elogio, y no les importa el juego duro.
En mi opinión...
Carlos Alemany. Presidente de Korn Ferry International: 'Necesitamos líderes que transformen a los colectivos, que trabajen para el ciudadano'José Medina. Presidente de Ray & Berndston: 'Vivimos en un mundo de signos y de cortoplacismos, donde todo es de usar y tirar, incluido el liderazgo'José Luis Álvarez. Profesor del departamento de Política de empresa en Esade: 'Ahora mismo no tienen razón de ser los líderes que dramaticen la política. Hay que saber adaptarse 'Ángel Castiñeira. Profesor de Esade, coordinador de la cátedra de Liderazgo: 'El empresario no suele ser un gran político porque cree que basta con ser un buen ejecutor'Santiago Álvarez de Mon. Profesor de Compartamiento organizacional de IESE: 'La clase política tiene una gran carencia formativa en temas financieros o en idiomas'Juan José Planes. Director general de la firma de selección Konsac: 'Un presidente de gobierno debe ser como el de una compañía y provocar ideas'José Félix Pérez-Orive. Presidente de Pérez-Orive Asociados: 'Hay tendencia a que las mentes más preclaras vayan a trabajar al mundo de la empresa'