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Columna
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Cuando ataca la prensa extranjera

Hemos vivido unos días de debate entre los candidatos del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y del PP, Mariano Rajoy, durante los cuales se hubiera dicho que el diario británico Financial Times se había convertido en principio y fin de todas las cosas, en el último criterio de verdad invocado por los políticos. Semejante recurso a la autoridad de un diario de otro país por parte de ambos contendientes demuestra que cojean del mismo pie, que padecen la misma patología de sobreponderar la importancia de la prensa extranjera. Esta es una afección propia de situaciones de dictadura cuando la prensa del país se encuentra sometida a censura y consignas y en esas condiciones queda incapacitada, de manera que es la prensa extranjera la que cumple el papel crítico que corresponde a los medios informativos.

Los mayores de la localidad recordarán todavía las pataletas que enrabietaban al régimen de Franco cuando algún periódico prestigioso de otro país publicaba informaciones o columnas críticas sobre aquella situación política en la que sobrevivíamos. La reacción inmediata era la de incitar al conjunto de los españoles para que como buenos patriotas se dieran por ofendidos, para que salieran en defensa de la verdad de España, es decir, de las bondades del franquismo, y al mismo tiempo desencadenar una operación desprestigio contra el corresponsal que hubiera incurrido en semejante atrevimiento, examinando su vida y sus costumbres al microscopio electrónico para contrastarlas con el puritanismo de los camaradas que seguían por el imperio hacia Dios, sin que nadie les pidiera cuentas, porque a todo se sentían autorizados después de haber puesto a su nombre la victoria en una guerra civil que otros padecieron.

El contento de los de aquí cuando la prensa extranjera les hace algún reconocimiento sólo es comparable a la tristeza que les invade cuando les propina alguna crítica. Estos excesos emocionales parecen derivar de la reverencia que les merece la credibilidad del periódico en cuestión y de manera indirecta refleja qué poca independencia reconocen a la prensa nacional, tal vez porque saben de las artimañas para su manipulación.

Es de broma que el 'Financial Times' se haya convertido en la medida de todas las cosas que aquí nos pasan

A las alegrías y a las penas cuando proceden de la prensa extranjera parece que se les asignara un plus de autenticidad que acrecentaría su valor. El argumento adquiere su máxima carga cuando se dice eso de 'si hasta la prensa extranjera' y los diarios españoles, apegados a los antiguos complejos, siguen convirtiendo en noticia lo que sus colegas extranjeros hayan podido publicar sobre España. Es un proceder cuya penosidad queda de manifiesto al comprobar que sería imposible imaginar la inversión de los términos. ¿Cuándo ha sido noticia en Gran Bretaña, en Alemania, en Francia o en Estados Unidos lo que aquí se haya podido publicar sobre su situación o sus gentes?

Respetemos a los colegas extranjeros pero reconozcamos que en líneas generales los medios de otros países acaban tratando aquellos temas españoles que saturan la prensa española. Y dejemos de hacer el panoli ofreciendo espacios de privilegio para dar cuenta de los que dicen de nosotros los medios de comunicación de otros países. Es de broma que el Financial Times se haya convertido en la medida de todas las cosas que aquí nos pasan.

Comentaba un banquero su preocupación porque en los últimos meses la tasa de morosidad de su banco hubiera crecido del 0,2% al 0,5% pero señalaba indignado que quienes nos dan lecciones desde el diario británico pasan por alto que el promedio de morosidad de la banca de ese país está por encima del 7%. Tengamos en cuenta que la aparición de España como nuevo actor de la economía internacional se hace a costa de las posiciones de otros países empeñados en defender las cotas alcanzadas.

Miguel Ángel Aguilar Periodista

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