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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Divisas, petróleo y tipos de interés

Las cotizaciones internacionales de los principales referentes de la economía mundial han dado un nuevo paso al frente esta semana como anticipo de un deterioro adicional de la actividad económica en Estados Unidos y de las soluciones para corregirlo. La información disponible sobre pedidos industriales, ventas de casas y confianza de los agentes económicos intensifica la desaceleración de la economía americana y los mercados internacionales de bonos, acciones, divisas y materias primas han interpretado que la Reserva Federal volverá a bajar los tipos de interés, situado ahora en el 3%. De hecho, el propio presidente de la Fed, Benjamin Bernanke, insinuó ayer tal posibilidad.

Una bajada adicional del precio del dinero para estimular la demanda interna de inversión y consumo en Estados Unidos fuerza necesariamente, al menos en el medio plazo, una depreciación del dólar frente al resto de grandes divisas internacionales. Puede incluso recomponer el fuerte déficit comercial que arrastra la economía norteamericana, aunque en similar proporción puede deteriorarse la balanza corriente si el flujo de capitales se resiente ante una menor remuneración de las inversiones en dólares.

El dólar estadounidense superó ayer la barrera de 1,5 unidades por euro por vez primera desde que la moneda única europea llegó a los mercados en 1999. Más allá del perjuicio que pueda ocasionar en las exportaciones europeas, la debilidad del dólar está provocando de forma paralela un alineamiento de las principales materias primas que se comercian en billetes verdes.

El petróleo ha rebasado también esta semana los 100 dólares por barril en los mercados europeos (en los americanos ya lo había hecho con anterioridad) y absorbe y neutraliza el efecto antiinflacionista que pudiera tener la apreciación de la moneda emitida en Fráncfort. Por tanto, donde está parte de la solución para la economía mundial, la depreciación del billete verde, está parte del problema, puesto que la bajada de tipos en Estados Unidos no cuenta con la estabilidad de precios despejada, por un lado, y porque debilita la situación europea, que apenas ha superado hace un par de años una situación de estancamiento.

La cuestión que se plantea ahora es saber si el Banco Central Europeo (BCE) seguirá el mismo guión que Estados Unidos. Pese a las presiones financieras y políticas, su presidente, Jean-Claude Trichet, no tiene intención de bajar los tipos de interés, porque considera que la inflación no está, ni mucho menos, desterrada, y esa es su principal misión. Se lo dijo muy gráficamente al presidente de CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, en su reciente visita a España: 'Bajar los tipos ahora es como meternos en el lago porque llueve'. Ayer Axel Weber, presidente del Bundesbank y consejero del BCE, lo volvió a recordar: 'Los mercados se equivocan si descuentan una bajada de tipos de interés en Europa'.

Además, los últimos datos sobre actividad en Europa no son tan pesimistas como en Estados Unidos, ni mucho menos, aunque la desaceleración también haya calado. La confianza en Alemania ha repuntado en febrero y el crecimiento del crédito en el mes de enero mantiene tasas de avance superiores al 11% en el conjunto de la zona euro.

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