El milagro del río Han
Corea del Sur está intentando una reedición del espectacular crecimiento de los años ochenta en un campo tan sugestivo como la calidad y la innovación urbana, según el autor. La lección coreana es, en su opinión, que el éxito en esta nueva apuesta sólo puede hacerse a partir de la creación y acumulación de conocimiento
La conmoción por los deficientes resultados del sistema educativo español en el último Informe PISA probablemente habrá impedido que se le preste la debida atención a las buenas notas obtenidas por países como Corea del Sur, cuyo ejemplo podría ser de nuestro interés. Los estudiantes coreanos han quedado primeros en comprensión lectora, terceros en matemáticas y décimos en ciencias entre todos los países de la OCDE.
No se trata de algo anecdótico. Apenas unas semanas antes, el Foro Económico Mundial daba a conocer su ranking mundial de competitividad, en el que Corea de Sur ha pasado desde el puesto 26 hasta el número 11. Se trata del mayor progreso en competitividad entre los 50 primeros países de esta clasificación, en la que España sigue estancada en el puesto 29.
Lo que dicen las estadísticas es corroborado por la realidad de un dinamismo económico casi abrumador. A los dos días de darse a conocer ese ranking, los periódicos de la capital coreana informaban de la adjudicación del proyecto para construir una ciudad del futuro en Seúl con una inversión de 21.500 millones de euros. Sobre una extensión de tres millones de metros cuadrados, el Dream Hub incluirá oficinas, hoteles, viviendas y centros comerciales, coronados por un rascacielos de 152 pisos, con el objetivo de ser una referencia mundial por la convergencia de tecnologías de la información, servicios financieros y turismo.
El carácter futurista de este proyecto es una muestra más de la determinación coreana de posicionarse en la vanguardia tecnológica mundial y, en particular, de su vocación por liderar la investigación y las experiencias relacionadas con la vida digital y la ciudad de conectividad ubicua (U-city) o de inteligencia ambiental, si usamos la terminología europea.
Los coreanos llevan años inventando la ciudad digital del futuro. A 65 kilómetros al sudoeste de la capital, por ejemplo, está en marcha el proyecto New Songdo City, una ciudad completamente nueva para 60.000 residentes y 300.000 empleados, diseñada para ser un cluster de empresas tecnológicas y un auténtico living lab para la gestión urbana a través de un avanzado sistema de redes de información. Hoy mismo ya es posible pasear por la Digital Media City de Seúl, uno de los proyectos de referencia en el mundo en el ámbito de la integración de arquitectura, urbanismo y tecnología como motor de nuevas iniciativas empresariales y de novedosas experiencias urbanas.
El proyecto del Dream Hub mencionado con anterioridad se va a construir, de forma significativa, a orillas del río Han, el gran río que atraviesa Seúl y que dio nombre a la expresión que se acuñó en los años ochenta para referirse al espectacular crecimiento económico del tigre asiático coreano: El milagro del río Han. Hoy lo que Corea, y Seúl en particular, están intentando es una reedición de ese milagro en un campo que resulta especialmente sugestivo: la calidad y la innovación urbana. En los años noventa la capital coreana puso en marcha el Seoul Development Institute (SDI), un laboratorio de ideas para hacer de la megalópolis surgida de los años del desarrollismo (11 millones de habitantes) una verdadera gran capital, una ciudad global. 'Nuestro rival es Tokio, no Shanghai', le gusta decir al alcalde de Seúl, Se-hoon Oh.
Uno de los proyectos en marcha es precisamente la rehabilitación de las márgenes del río Han para disfrute ciudadano y nuevos usos culturales y comerciales, o el programa de regeneración del centro urbano mediante la combinación de acciones enfocadas a la recuperación del patrimonio histórico, creación de un distrito de industrias creativas, construcción de un espacio hiperdigital (U-street) y habilitación de un gran corredor verde.
Lo que destaca en el denso mapa de estrategias y actuaciones que Seúl viene desarrollando desde hace años no es sólo su sentido ciudadano, sino también la convicción de que la cualificación del espacio público, el uso del diseño urbano más creativo y avanzado, y el aprovechamiento intensivo de las nuevas tecnologías digitales van a permitir a la capital coreana alcanzar los dos objetivos imprescindibles para ser una verdadera ciudad global: desarrollar un potente cluster de industrias creativas (diseño, contenidos, multimedia) y atraer a empresas, profesionales y turistas extranjeros.
La lección coreana es que el éxito en esta nueva competición urbana internacional -la Ciudad Global 2.0, podríamos decir con permiso de Saskia Sassen- sólo puede hacerse a partir de la creación y acumulación de conocimiento. Un conocimiento como el aportado por los centenares de investigadores universitarios que el SDI contrata para el desarrollo de sus innovadores proyectos, o como el que están acumulando los estudiantes coreanos de secundaria, según nos dice el Informe PISA.
Algunos analistas consideran que la trayectoria de Corea del Sur y de España en las tres o cuatro últimas décadas tiene muchas similitudes en términos de desarrollo económico y social. Los indicadores de hoy apuntan a que en el futuro los caminos de ambos países pueden ser bastante divergentes.
José Carlos Arnal, Asesor del alcalde de Zaragoza