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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vehículos menos contaminantes

Bruselas presentó ayer el proyecto de directiva cuyo objetivo es reducir las emisiones contaminantes del transporte por carretera. Según los fabricantes, en especial los alemanes, la propuesta marca el principio del fin para la industria automovilística en Europa. Sin embargo, se trata de un sector que a uno y otro lado del Atlántico ha demostrado su capacidad para adaptarse a las reformas legislativas, por muy exigentes que fueran.

En realidad, la nueva directiva sólo convierte en obligatorio un límite de emisiones (130 gramos de CO2 por kilómetro como medida para toda la gama) que la industria se comprometió a cumplir en 1995. Entonces, el sector se mostró dispuesto a que sus vehículos no contaminarán, como media, más de 140 gramos en 2008. La Comisión, por su parte, aspiraba a no superar los 120 gramos en 2012 y, al final, ha rebajado sus pretensiones y ayer aceptó 130 gramos para 2012 a base de modernización del motor, y la posibilidad de reducir 10 gramos adicionales con otros componentes, desde ruedas a gasolinas. Un esfuerzo no mucho mayor que el previsto hace ya 12 años.

La industria, sin embargo, afronta el reto con dificultad porque en los últimos años ha apostado por la comercialización de modelos más potentes -y contaminantes-, como enormes monovolúmenes o todoterrenos. Algunos fabricantes superan en más de 40 gramos el objetivo que deberán alcanzar en cuatro años. Y la directiva prevé penalizaciones desde 20 euros por gramo de incumplimiento, multiplicado por el número de vehículos infractores colocados en el mercado.

El esfuerzo puede ser doloroso y los fabricantes ya han puesto el grito en el cielo. Pero es asumible. Los compromisos de Kioto, la agenda de Bali y los objetivos ambientales que se fijarán a nivel internacional aconsejan que la industria europea, en todos los sectores, se ponga a la cabeza en modernización tecnológica y producción sostenible. Y no hay que olvidar que el transporte por carretera es la segunda fuente de emisiones de CO2, tras la generación eléctrica.

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