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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sensatez ante la incertidumbre

En las situaciones complejas se agradece la sensatez y la sabiduría. Y compleja, desde el punto de vista económico, es la creada por la falta de liquidez del sistema financiero internacional. En esta tesitura, el BCE sopesará hoy si sube los tipos de interés para aliviar las tensiones inflacionistas en Europa -en noviembre, los precios crecieron un 3% en la zona euro, un punto más que el objetivo del banco- o, por contra, los mantiene estables para aliviar la economía europea. Aunque muestra un crecimiento más que aceptable, ésta corre el riesgo de deteriorarse el año que viene. Algunas voces reclaman a Jean-Claude Trichet que incluso considere una bajada de los tipos de interés, ante la posibilidad de que la tormenta hipotecaria no se quede en un simple ajuste y derive en una crisis en EE UU, donde ya se habla de recesión. La opción con más seguidores es que el BCE mantenga hoy el precio de dinero en el 4%.

Esta decisión también debe sopesar la postura que adopte el próximo martes la Reserva Federal de EE UU. Allí se espera un recorte al actual 4,5%, incluso de medio punto, equiparando su tipo de interés al europeo, lo que presionaría al alza el cambio del euro respecto al dólar. La divisa de EE UU debe pagar un sobreprecio para compensar la débil situación económica por la que está atravesando, frente a la europea, más atractiva a los ojos del inversor. Si ese plus se reduce, el poder del euro pasará a ser irresistible, lo que podría dar un nuevo empujón a la divisa europea, ya de por sí sobrevalorada frente al billete verde.

Posiblemente Jean-Claude Trichet reitere que existe falta de información para tomar decisiones claras; es decir, que la incertidumbre seguirá pesando por encima de cualquier otra consideración, salvo la constante vigilancia sobre los precios. Y, precisamente, las dudas sobre la recuperación del sistema bancario se han recrudecido en las últimas semanas. Por eso, la prudencia es la mejor consejera en estos días y el BCE debería mantener los tipos, eso sí, sin perder de vista una inflación a punto de desbocarse.

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