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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

España corrige el rumbo de Galileo

El Gobierno español consiguió el viernes enmendar el entuerto diplomático acaecido durante la negociación del proyecto Galileo, el sistema europeo de navegación por satélites equivalente al GPS estadounidense. El acuerdo cerrado en Bruselas permitirá, al menos en teoría, que España cuente en 2013 con un centro de control, además de los de Alemania e Italia, y que las empresas españolas compitan con buenas posibilidades por la explotación del servicio. Se deben extraer, sin embargo, lecciones sobre la estrategia industrial, política y diplomática seguida por España.Un cúmulo de aviesas intenciones ajenas, pero también de errores propios, ha estado a punto de dejar a España en inferioridad de condiciones en el programa aeroespacialmás ambicioso y complejo de laUnión Europea. Si la voracidad de otros países ­principalmente Alemania, Francia e Italia­ por hacerse con el grueso del sistema resulta comprensible, los deslices de la diplomacia española requieren una enmienda inmediata. Es cierto que Portugal, que ostenta la presidencia de la UE, y la Comisión Europea sorprendieron con una inesperada maniobra para esquivar la amenaza de veto de España. Pero también es verdad que a la táctica española le ha sobrado improvisación e incapacidad para hacer valer los intereses de su industria. España llegó a la recta final aislada y ni siquiera contó con la presencia de la ministra de Fomento,Magdalena Álvarez. En lides comunitarias, la ausencia del número uno en un regateo se interpreta como señal de desinterés del país en cuestión. Y el resto aprovecha para lanzarse con más fuerza a por sus objetivos. El Gobierno debe seguir defendiendo, con la máxima fortaleza, el derecho de la industria española a participar en igualdad de condiciones en los proyectos tecnológicos europeos. Pero debe hacerlo con un planteamiento claro y a tiempo; tocando todas las clavijas, incluidas las del más alto nivel.No en vano, Romano Prodi y AngelaMerkel, entre bambalinas, eran los descomunales rivales de la representación española.

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