Bush rompe con la historia fiscal de EE UU
Primer presidente que financia la guerra con ingresos futuros.
Tras el 11-S, George Bush pidió a los estadounidenses que siguieran consumiendo, para mantener en marcha la economía. Con tres frentes abiertos en la llamada 'guerra contra el terrorismo': Afganistán, Irak, y la seguridad interna, eso es todo lo que se ha pedido a unos ciudadanos a quienes se les han rebajado dos veces los impuestos y no se les han recortado grandes programas sociales.
Sin embargo, con la actual financiación y la preparación de la población para estas guerras, Bush ha ido en contra de la historia de su país. Así lo narra Robert D. Hormats, vicepresidente de Goldman Sachs Internacional en su nuevo libro 'El precio de la libertad, el pago de las guerras americanas', en el que muestra cómo las contiendas bélicas han transformado política y fiscalmente el país. En todas las ocasiones la máxima ha sido que la seguridad nacional americana ha dependido de su fortaleza fiscal. Hasta ahora. 'Nunca antes el Congreso había elevado el gasto en asuntos distintos a la seguridad y recortado impuestos mientras se presupuestaban fuertes cantidades para la guerra. Apoyando y aprobando gastos y la legislación fiscal, el presidente Bush, ha roto con una tradición en marcha desde la época de Madison y Lincoln. Todos aceptaron que subir los impuestos en tiempo de guerra o recortar gasto civil. A veces las dos cosas', indica.
En la presentación que Hormats ha hecho de su libro, en la Sociedad Histórica de Nueva York, el autor explicó que una de las razones por la que lo ha escrito es porque cuando el país fue a la guerra en el pasado, la nación entera se sintió comprometida con sacrificios económicos. 'Esta vez no se han tomado decisiones duras', explica, 'esta guerra sólo la perciben los militares y sus familias'. El ameno repaso que Hormats hace de la historia fiscal y bélica arranca con la guerra de Independencia (1775-1783). Para librarla, las trece colonias americanas pedieron dinero en el extranjero. El comandante de la armada revolucionaria George Washington pidió al Congreso Continental dinero para sus tropas, pero los legisladores no tenían capacidad fiscal. En ausencia de impuestos hubo que endeudarse con Francia y Holanda. Las dotes diplomáticas de Benjamin Franklin y John Adams permitieron la apertura de la línea de crédito. El proceso fue penoso. De aquel decisivo episodio Washington y su teniente Hamilton aprendieron dos cosas. La primera que la nueva nación 'necesitaba un firme sistema financiero, un gobierno con solidez crediticia y un flujo de ingresos fiscales previsibles si se quería ser capaz de defender el país en el futuro'. La segunda lección llegó cuando Hamilton era secretario del Tesoro. Esa deuda con Francia y Holanda era 'el precio de la libertad y el nuevo Gobierno debía devolverla. El futuro crediticio de EE UU, su seguridad y su posibilidad para financiar nuevas guerras dependía de cómo se pagara la deuda'.
Esta lección pervivió durante siglo y medio en el que la tradición era devolver la deuda de guerra tan pronto como era posible. 'Los Padres Fundadores establecieron el principio de evitar la deuda cuando no había guerra u otra emergencia nacional'. Los Padres Fundadores, con Washington a la cabeza trataron de no cargar con deuda a generaciones futuras. Además en la época de Jefferson se trató de evitar este pasivo porque se temía que los tenedores de bonos de guerra quisieran poner mayores impuestos para repagarlos.
El viaje por esta historia no está exento de tiranteces y luchas políticas. Lincoln sufrió para captar impuestos para la Guerra Civil. El Congreso negó a Wilson sus peticiones fiscales para la I Guerra Mundial. Igual le ocurrió a Roosevelt en la II Gran Guerra. George Bush padre se ganó la reprimenda de sus correligionarios conservadores cuando recortó el Presupuesto y subió impuestos. El actual Gobierno de Bush ha previsto el aumento del déficit fiscal y la deuda para pagar las facturas. Es cierto que en relación con el PIB la guerra contra el terrorismo es barata pero en dólares corrientes es la segunda más cara de la historia. Desde 2001 se han invertido 604.000 millones de dólares, según la Oficina Presupuestaria. Hormats asegura, y no es el único, que si EE UU se mantiene en el actual curso no sólo se irá contra las enseñanzas de los Padres Fundadores sino que quedará atrapado en una crisis financiera.
Escenario incómodo
La lucha contra el terrorismo tiene paralelismos con la Guerra Fría, por su larga duración además de la necesidad de una estrategia financiera a largo plazo. Dice Hormats que Harry Truman y Dwigt Eisenhower entendieron eso bien. No obstante, hay diferencias entre ese periodo y el actual. 'En 1950 el gasto en defensa dominaba el Presupuesto. Hoy las pensiones, los gastos de Medicaid y Medicare dejan enano al gasto de defensa', comenta, recalcando que 'estos gastos suponen el mismo riesgo al Presupuesto que el que supuso el aumento del gasto militar cinco décadas antes'.Otra divergencia es que a mediados del siglo XX el país tenía superávit y ahora es el mayor importador de capital para financiar sus déficits.