Ganarse la vida como embajador de una marca
Tienen don de gentes, salen mucho y su tarea es convencer a su amplio círculo de las ventajas de un producto
Se buscan embajadores de marca. Exigencias: don de gentes, carisma, capacidad de aprendizaje y dotes para la comunicación. En este trabajo, que consiste en convencer al entorno de las bondades de un producto, la habilidad para influir en los demás es el requisito más decisivo. ¿Quién contrata? La marca interesada en aumentar las ventas de su bebida alcohólica, tabaco, rotulador o línea de ropa. La paga es buena y puede oscilar entre los 1.000 y los 30.000 euros mensuales.
'Un embajador es un líder de opinión en un determinado círculo de personas. Es alguien creíble y sus consejos llegan porque son de una persona cercana. Cualquier futbolista es imagen de marca de muchas firmas, pero si éste no interactúa con el cliente no es un embajador de marca', resume José Risco, director general de Señor Goldwin, agencia de entretenimiento y comunicación.
El embajador de marca es más que una imagen, asegura Risco. Tiene que conocer bien el producto, creer en él y transmitir con naturalidad sus valores. A veces profesionales del mundo de la moda, cocina, arte, gastronomía, música, deportes o cine con capacidad para recomendar un producto asumen estas funciones. Pero aquellos con don de gentes, los llamados líderes de la noche, también reciben ofertas de empresas de tabaco, alcohol o ropa para representar sus marcas. Son los embajadores junior.
¿Qué hacen exactamente? 'Cuando trabajas con una marca específica primero te forma y luego tratas de influenciar a tu entorno. Actúas un poco de psicólogo. Primero tratas de hacer que lo conozcan y lo prueben con la idea de que lo lleguen a consumir', explica Álvaro Gómez, embajador de Chivas.
Son una especie de relaciones públicas bien formados. Trabajan con una cartera de clientes potenciales y utilizan sus contactos para dar a conocer el producto. El objetivo es extender el mensaje de unos amigos a otros a través de una publicidad boca a oreja.
Algunos embajadores lo hacen tan bien que se pueden ganar la vida con ello. Gómez es uno de ellos. Las claves de su éxito son salir casi todas las noches y llevar desde los 14 años tejiendo una red de contactos. Ahora tiene 35. 'Yo trabajo cuando la gente deja de trabajar'. Algunas firmas lo saben bien y le buscan. Trabaja como free lance para ciertas marcas y las casas de moda le facilitan el vestuario para que por las noches vaya adelantando las novedades de la próxima temporada.
Otros combinan las labores de embajador con otros trabajos. Es el caso de Fernando Ojeda. Tiene 26 años. Empezó montando un bar con unos amigos. El negocio fue tan bien que crearon una compañía de gestión de discotecas y otras empresas. Se hicieron con clientes muy buenos y les empezaron a llover las ofertas. Después llegaron otras proposiciones. Lucky Strike le propuso ser embajador de marca. Pero también ha hecho labores para otros.
Ninguno quiere comentar con exactitud lo que cobra, ni el presupuesto que recibe de la marca en cuestión para realizar su labor. Convencer al entorno requiere algunas invitaciones y tratamientos de favor a los clientes potenciales. Se trata de un método caro. 'Si en un medio masivo la publicidad cuesta un euro, el embajador cuesta 100', segura Risco. Lo que resulta más difícil es medir y probar si realmente es efectivo.
'Nos llevaron en autobús a un recinto a las afueras de Madrid para jugar al paintball. Una vez allí nos dieron regalos y nos invitaron a comer. También fueron muchos conocidos. Allí sólo había tabaco de la marca que nos invitaba', cuenta María Martínez, joven que desde entonces sólo fuma esa marca. Conocer embajadores de marca también le ha servido para recibir tratamientos de belleza, masajes y copas gratis.
El embajador tiene una vida útil de un año generalmente. Después es difícil que siga siendo tan efectivo porque su cartera de contactos se agota. Las restricciones al tabaco y alcohol han obligado a muchas empresas a innovar sus estrategias de marketing. Eso sí, cualquier tipo de marca puede optar por esta técnica. Lo que marca la directriz es el público que se quiere atacar.
El riesgo de ligar un producto a un famoso
'El término embajador ha surgido porque las empresas son cada vez más globales. Se ha puesto de moda, pero no es nada nuevo. Antes estaban los prescriptores. Generalmente, son personas conocidas por el público objetivo con percepciones similares a las de la marca', comenta Beatriz Soler, directora del centro de la marca de Esade.El marketing no es una ciencia exacta y por eso las acepciones que se dan al término embajador de marca son numerosas. Jacobo Benbunan, consejero delegado de la consultora de marca Saffron, reconoce que la línea que separa al embajador de una personalidad que actúa como mera imagen de marca es muy fina. Poder concretar si el contratado es o no un experto de la marca resulta complejo, al igual que lo es medir si hace o no una labor publicitaria entre sus conocidos.Lo más evidente para los expertos es el riesgo que entraña contratar personajes conocidos. 'Es muy arriesgado porque los humanos cometemos errores'. Si el famoso se hunde, la marca también. Y si no que se lo pregunten a las firmas que contrataron a Kate Moss antes de sus problemas de drogas.