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Tribuna
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Desde Asia Central a Iberoamérica

Turquía es uno de los países prioritarios donde los empresarios españoles hemos puesto nuestra mirada. Un mercado que ya se ha convertido en el décimo destino de nuestras exportaciones, el tercero fuera de la UE, con un crecimiento en torno al 4% en los últimos tres años. Además, nuestras inversiones se han multiplicado por cuatro en el último año. Prueba de este interés empresarial es el Plan Turquía puesto en marcha este mismo año por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y la CEOE, que supone una inversión en apoyo financiero y de promoción cercana a los 350 millones de euros hasta 2009. Existe pues un creciente interés político y empresarial compartido también por la parte turca.

De hecho, y en un tiempo récord, en apenas 15 días, delegaciones al más alto nivel de CEOE y de nuestros socios turcos, Tusiad, se han reunido en Madrid, Estambul y Ankara. Hemos conseguido trasladar a los dos jefes de Estado, a Su Majestad el Rey y al presidente Abdullah Güll, y a ambos Gobiernos, en las personas del ministro Pedro Solbes y de su homólogo turco, Nazim Ekrem, las inquietudes de los empresarios turcos y españoles y nuestro firme compromiso de colaborar, lo que en términos reales se traducirá en inversión recíproca, en cooperación en importantes proyectos y en una mayor presencia empresarial de ambos aprovechando las grandes oportunidades que ofrecen España y Turquía como enclaves estratégicos en Asia Central e Iberoamérica.

El primer hecho concreto de esta nueva etapa de relaciones ha sido la firma de un acuerdo entre Tusiad y CEOE. La presidenta de la organización empresarial turca, Arzuhan Dogan Yalcindag, y yo mismo nos hemos comprometido a impulsar unas relaciones cada vez más necesarias y ventajosas para ambos países. Hemos suscrito un acuerdo que servirá para potenciar el intercambio tecnológico e industrial entre los dos países e incrementar el comercio y la inversión en sectores tales como infraestructuras, medio ambiente, energía, material de transporte, logística y turismo, entre otros.

En breve, las dos organizaciones empresariales, CEOE y Tusiad, enviarán técnicos a Estambul y Madrid, respectivamente, para analizar e identificar sobre el terreno las oportunidades concretas de inversión. En el caso de España, en los mercados de Asia Central como Azerbaiyán y Turkmenistán, donde Turquía ya cuenta con una amplia experiencia. En sentido contrario, desde España, como segundos inversores en Latinoamérica, ayudaremos a Turquía a introducirse en este mercado, especialmente en países como México y Brasil

Uno de los principales objetivos del convenio es incrementar y potenciar la colaboración financiera entre bancos españoles y turcos para facilitar el desarrollo de inversiones recíprocas. Un nuevo marco financiero que servirá para apoyar los nuevos proyectos de inversión, sobre todo los de pequeñas y medianas empresas.

Pero Turquía, la tercera economía de los países del Mediterráneo que no pertenecen a la UE, y uno de los 10 mercados emergentes más importantes del mundo, debe desarrollar una mayor presencia de sus empresas en nuestro país, especialmente incrementando la actividad de algunos importantes holdings industriales, muy activos en Europa y sin presencia, todavía, en España.

Las inversiones españolas en Turquía apenas representan un 0,4% del total de nuestra inversión en el exterior en los últimos tres años, con un volumen global que supera los 500 millones de euros. Pero las cifras del lado de Turquía son aún más negativas, ya que las inversiones turcas en España son prácticamente inexistentes. La cifra no llega siquiera a los cinco millones de euros en el mismo periodo. Pese a esta realidad, acabamos de inaugurar una nueva etapa en las relaciones empresariales que dará, sin duda, importantes frutos a corto y medio plazo.

En las reuniones mantenidas la semana pasada en Ankara, solicitamos al Gobierno turco la creación de un plan similar a nuestro Plan Turquía, un Plan España para Turquía que posibilite e incentive la presencia de empresas turcas en nuestro país. Un instrumento decisivo y necesario para la promoción de la inversión que debería estar liderado por la Tusiad y por el Gobierno turco, tal y como sucede en España. Tengo que reconocer que tanto el presidente de la República de Turquía, Abdullah Güll, como el viceprimer ministro, Nazim Ekrem, acogieron con entusiasmo la propuesta. Esperemos que pronto sea realidad.

No podemos olvidar una importante cuestión en esta nueva etapa de relaciones empresariales: la futura adhesión de Turquía a la UE, que los empresarios españoles apoyamos plenamente, representará un nuevo impulso a la estrategia empresarial entre nuestros dos países. De hecho, los sucesivos tratados turcos con la Unión han beneficiado claramente nuestras relaciones económicas, financieras y empresariales. Desde la perspectiva económica, Europa y Turquía se necesitan mutuamente. La incorporación a la UE será muy buena para Turquía, pero también para Europa.

Gerardo Díaz Ferrán, Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE)

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