Los cracs financieros, sobre la mesa de disección
Jaime Requeijo busca en esta obra el nexo común de las crisis de las últimas décadas
Es un ejercicio difícil prever cuándo y dónde estallará la próxima crisis financiera. Pero no cabe duda de que habrá más, de mayor o menor envergadura, pero con consecuencias negativas para las economías. ¿Por qué estallan las crisis financieras? ¿Qué nexos tienen en común? A estas preguntas trata de responder Jaime Requeijo en Anatomía de las crisis financieras (McGraw Hill, 2006) desde una perspectiva histórica, analizando con lupa los porqués y los cómos de las crisis financieras de los últimos 150 años.
Jaime Requeijo, ex consejero del Banco de España (1998-2004), catedrático emérito de Economía Aplicada de la UNED y director del CUNEF, comenzó a escribir este libro tras el estallido de la crisis argentina de 2001, y ha ido adaptándolo al ritmo de unos mercados que son tan cambiantes como impredecibles. La obra, publicada en 2006, es de oportuna lectura a día de hoy, cuando los mercados digieren todavía las turbulencias financieras derivadas de la crisis de crédito del último verano.
Requeijo parte de una idea tan sencilla como que las crisis se generan por la existencia de desequilibrios económicos y las detonan acontecimientos puntuales. Y existen dos grandes mercados, el de divisas y el de activos, cada vez más amplios y volátiles que son propensos a provocar alteraciones de diverso alcance. Pero, en última instancia, las economías son víctimas de lo de Requeijo denomina la 'tríada incompatible', o lo que es lo mismo, tratar de lograr un triple objetivo: tipo de cambio fijo, libertad de movimientos de capital y política monetaria autónoma. 'La búsqueda de ese triple objetivo estará, por lo general, abocada al fracaso', apunta el autor. 'Habrá, por tanto, que renunciar a uno de los tres objetivos'. Así, si se desea mantener el cambio de la moneda fijo y se admite la libertad de movimientos de capital, la política económica deberá acoplarse al tipo de cambio, sin primar otros objetivos económicos. Si se quiere mantener el tipo de cambio fijo y una política monetaria encaminada a estabilizar la economía, será necesario controlar el flujo de capitales. Si, por el contrario, se prefiere mantener la libertad de capitales y practicar una política económica autónoma, habrá que dejar flotar la divisa.
Requeijo halla la tríada incompatible en el fracaso de los sistemas monetarios de cambio fijo, desde la época del patrón oro hasta el Sistema Monetario Europeo, pasando por Bretton Woods, así como en las crisis de los países emergentes que desde los ochenta han desestabilizado las finanzas mundiales.
'Conviene partir de una idea simple', subraya. 'Habrá nuevas crisis financieras. No sabemos dónde ni cómo, pero sí que existen varias razones para que las perturbaciones aparezcan de nuevo.' El autor alude a la globalización, con unos mercados de divisas y activos cada vez más grandes, ágiles y volátiles, como un factor que acentuará esa capacidad de los mercados para provocar alteraciones. 'Pese a conocer los riesgos que acarrea el tipo de cambio fijo, por ajustable que sea, los gobiernos de los países emergentes lo prefieren: confiere mayor estabilidad a sus economías, atrae capital extranjero y es una señal, a veces engañosa, de la buena marcha de la economía y de la confianza que inspira. Por tanto, la tríada incompatible volverá a ser la característica de muchas políticas económicas.'
Jaime Requeijo reflexiona sobre las bondades de los mecanismos anticrisis, y del 'riesgo moral' que existe cuando los Gobiernos o los inversores consideran que si la situación se hace insostenible, las ayudas para resolverlas serán facilitadas por organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y eso agrava el riesgo que asumen los agentes económicos en el mercado y las consecuencias de la crisis.
Es exactamente el dilema que acaba de tener ante sí la Reserva Federal para enfrentarse a la crisis de crédito en Estados Unidos: si salvar a los inversores atrapados por la crisis d elas hipotecas subprime o dejar que asuman las consecuencias de sus decisiones. Y esta reflexión, como muchas otras, hace de este libro un referente para entender lo que pasa a día de hoy.
El papel del FMI
La edición de McGraw Hill de Anatomía de las crisis financieras está prologada por Rodrigo Rato, el todavía presidente del Fondo Monetario Internacional. No es casualidad. La obra reflexiona sobre el papel del FMI en la resolución de las crisis financieras y propone medidas para mejorar el papel de la institución en este proceso. Y Rato recoge el guante: 'En tanto que institución pública, naturalmente el FMI está abierto a la discusión de nuevas ideas y propuestas'.