_
_
_
_
Debate abierto
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Cómo sacar provecho del superávit fiscal

Parafraseando al ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, no es lo mismo tener la despensa llena que vacía. Mientras que no haya alimentos que llevarse a la boca, no existen tentaciones de consumo. Pero, cuando la despensa está a rebosar, como ocurre en la actualidad, las ansias de gasto se pueden disparar y la despensa puede quedarse vacía antes de lo previsto.

Eso mismo es lo que le está ocurriendo a la economía española, tradicionalmente deficitaria a la hora de restarle los gastos a los ingresos. Como siempre gastábamos más de lo que ingresábamos, los Gobiernos de turno nunca habían tenido la necesidad de pensar a qué destinar lo que sobraba. Sin embargo, la tendencia se invirtió en 2005, ejercicio en el que España consiguió por primera vez en dos décadas unas cuentas públicas con números negros, y si las previsiones no fallan, 2007 será el tercero consecutivo en el que los ingresos superen a los gastos.

Los causantes de esa mejora económica han sido el fuerte impulso de la economía española (con trece ejercicios de crecimiento continuado), el boom de la construcción (que ha provocado un fuerte incremento de la actividad económica y de la afiliación) y una mayor recaudación tributaria gracias a los tributos ligados a la compraventa de viviendas y a los beneficios de las empresas.

Pedro Solbes prefiere que el superávit se destine casi en su totalidad a reducir el nivel de deuda pública

Analistas, empresarios y sindicatos abogan por rebajas de impuestos e inversión en infraestructuras

Si la situación actual parece tan buena, ¿porqué hay tanto ruido en torno al supuesto despilfarro del superávit y a las medidas sociales (ayudas de 2.500 euros por hijo nacido, asistencia bucodental gratuita para niños entre 7 y 15 años, deducciones al alquiler…)?

Dos son los motivos que han levantando todas las alarmas: la revisión a la baja del crecimiento de la economía española y la corrección que sufre en la actualidad y que sufrirá con mayor intensidad el sector de la construcción. Todos los servicios de estudios y analistas consultados por Cinco Días coinciden en que el PIB de España crecerá por debajo del 3% en 2008 y que el fuerte avance del sector de la construcción, en términos de afiliación, empleo y recaudación vía cotizaciones, se verá seriamente mermado el próximo año.

Los analistas van más allá en sus valoraciones y aseguran que el actual superávit (17.000 millones de euros en 2006, el 1,8% del PIB) tiene un carácter cíclico y que se debe casi en exclusiva al peso de la Seguridad Social. Todos coinciden en que lo más lógico sería no tocar ese dinero y continuar haciendo aportaciones al Fondo de Reserva de la Seguridad Social que, según las estimaciones de Trabajo, acabará la legislatura por encima de los 50.000 millones de euros. Este instrumento, al que Solbes siempre se ha mostrado partidario de destinar al menos el 60% del excedente de la Seguridad Social, servirá para cubrir tan solo parte de los futuros compromisos financieros en pensiones (la población española sufre uno de los procesos de envejecimiento más fuertes de la UE) y en gasto sanitario (la factura en medicamentos se ha disparado por el fuerte crecimiento de la población, especialmente la población extranjera, que ya representa el 10% del total).

El superávit alcanzado en 2006 por las otras dos administraciones (autonómica y central) es considerado por los expertos como coyuntural por el fuerte impulso de la recaudación de los tributos relacionados con la vivienda, que posiblemente se verán reducidos con la anunciada desaceleración de la construcción.

Ángel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), asegura que como se empiece a utilizar el superávit local y autonómico para costear medidas sociales, éste desaparecerá en un par de años, lo que desembocará en una situación complicada en pleno cambio de ciclo económico. Ante esta perspectiva a corto plazo, Laborda echa mano de una teoría de la economía para explicar la actual situación. 'Los gastos permanentes hay que pagarlos con ingresos permanentes'. En la misma línea, Juan Iranzo, director del Instituto de Estudios Económicos (IEE), califica como 'peligrosas' e 'inadecuadas' las últimas decisiones de gasto social comprometidas por el Ejecutivo. 'Los gastos sociales que se están generando no son sólo para este año, sino que se consolidarán en el tiempo'. A su juicio, este gasto no servirá para incrementar la productividad de la economía española, por lo que aboga porque los excedentes de las cuentas públicas se destinen a rebajar impuestos y a invertir en la mejora de la red de infraestructuras.

En el caso de los impuestos, Iranzo apuesta por una rebaja de impuestos, a través de la eliminación de los tributos que gravan el patrimonio, las sucesiones y las donaciones, así como rebajas en los impuestos del IRPF y Sociedades. 'Las rebajas impositivas son las que sirven para dinamizar la economía y las infraestructuras son las que revitalizan el tejido productivo', apunta.

La visión del Ejecutivo, sin embargo, es mucho más prudente respecto a cómo utilizar los excedentes de las cuentas públicas. El ministro de Economía, Pedro Solbes, siempre se ha mostrado partidario de utilizar en exclusiva el superávit para reducir la deuda pública, que en 2006 acabó en el 39,8% del PIB, el nivel más bajo de los últimos 20 años, y para asegurar los compromisos futuros que tendrá que afrontar el Estado a corto plazo en materias de pensiones. Frente a las críticas vertidas por los expertos sobre el fuerte aumento del gasto social, Solbes reconoció durante la presentación de los Presupuestos para el año que viene que el gasto social no ha aumentado y seguirá representado el 50% del total de los gastos.

Empresarios y sindicatos apuestan por una postura más arriesgada para aprovechar los excedentes, bien para invertir en infraestructuras o para corregir desigualdades sociales. Toni Ferrer, secretario de Acción Sindical de UGT, cree conveniente utilizarlos para recortar el fuerte diferencial en servicios públicos y protección social de España con los países de su entorno y descarta una rebaja de impuestos como solución a corto plazo. 'Lo fácil es bajar impuestos, lo difícil es subirlos. Si se bajan, se puede producir una situación en la que no se saque suficiente rendimiento al superávit y se pone en peligro los ingresos futuros', apunta.

Desde la patronal CEOE y las dos grandes agrupaciones de la construcción (CNC y Seopan) apuestan por financiar infraestructuras como inversión anticíclica ante la anunciada desaceleración de la edificación residencial, la menor entrada de turistas procedentes de Alemania e Inglaterra, los dos grandes mercados emisores, y la pérdida de fondos europeos.

Carlos Molina

Más información

Por la senda del equilibrio

Enrique de la Lama-Noriega Cardús

Prudencia y bienestar común

Miguel Ángel García Díaz

Archivado En

_
_