La energía en el siglo XXI, ¿por qué no la nuclear?
La opción nuclear es una apuesta clara y de futuro después de las sombras, las dudas y los interrogantes de las últimas décadas'. Joan Rosell, presidente de la patronal catalana Fomento del Trabajo, defiende la energía nuclear en su libro ¿Y después del petróleo, qué? (Ediciones Deusto). 'A partir de la tercera o cuarta década del presente siglo, no antes, parece que la nueva tecnología puede empezar a dar sus frutos'.
La obra es una reflexión sobre el futuro energético mundial, en el que, a su juicio, habrá que apostar por todas las formas de energía disponibles, sin creer que las llamadas alternativas y el biocombustible sean la panacea y sobre todo, sin temer a la nuclear.
El libro, plagado de datos sobre precios y producción, pero muy ameno en su lectura, es en su primera parte una especie de estado de la cuestión. Los primeros diez capítulos suponen un recorrido por la historia energética del planeta, el nacimiento y la evolución de las compañías petrolíferas, explica quién consume y cuánto, y dónde se ubican las reservas. Se trata esta última de una cuestión sumamente interesante para el lector, porque Rosell explica varios puntos de vista desde los que se puede abordar la cuestión, de los que resultan unas cifras completamente dispares. La misma diversidad de teorías se aborda en el ensayo como respuesta a la pregunta ¿cuándo se acabará el petróleo? En realidad el momento concreto no tiene tanta importancia, porque su tesis es que la era del oro negro se acabará cuando todavía quede mucho crudo por descubrir: 'Llegará un día en que las nuevas tecnologías, no una sino varias, sustituirán al petróleo'.
En la segunda mitad del libro, el representante de la patronal catalana analiza el futuro de cada una de las energías que se están planteando como alternativa al petróleo. En su opinión, éste, el gas natural y el carbón seguirán siendo los protagonistas del panorama energético durante unas décadas, un periodo de tiempo en que las renovables tendrán un papel cada vez más importante como fuentes complementarias, pero con la advertencia de que por el momento se están revelando incapaces de absorber el crecimiento de la demanda. Es en esta segunda parte en el turno de la energía nuclear, cuando Rosell la defiende por la ausencia de problemas en el suministro de uranio y en las emisiones de dióxido de carbono, y por la tendencia a la reducción en el coste en las instalaciones necesarias. 'El gran problema es son los residuos, pero se resolverá a largo plazo', mantiene Rosell.
Por último, defiende la necesidad de fomentar el ahorro de energía, mediante la penalización a los que consumen más por la vía impositiva, una postura poco común entre los empresarios. 'El ahorro energético con mayúsculas es la mejor, la más barata y la más ecológica energía con que contamos en la actualidad'.
Una pasión que arranca en la tesis de ingeniería
El interés de Joan Rosell, presidente de la patronal catalana Fomento de Trabajo, por la energía viene de lejos. Concretamente desde antes de su ingreso en la universidad para cursar ingeniería industrial. Su pasión era tal que a cuando acababa la carrera, a finales de los 70, planteó la posibilidad de realizar su tesis final sobre la problemática del petróleo y sus consecuencias en la economía mundial y su crecimiento. Pasada la primera crisis del petróleo entre 1973 y 1974 y ya de pleno en la segunda de 1979 y 1980, su idea no fue muy bien recibida. Cuenta en el prólogo de su libro que únicamente contó con el apoyo de 'un poco común catedrático', frente a la opinión 'nada favorable' de quienes le iban a calificar.La trayectoria profesional del mayor representante del empresariado catalán es también en parte reflejo de su interés por la energía. Fue presidente de la eléctrica Enher desde 1996 a 1999 y de Fecsa-Enher de 1999 a 2001. En la actualidad es consejero de Endesa, de Agbar, Siemens España y Criteria, cargos que compagina con la dirección del grupo de empresas familiar Congost.La pretensión del libro es, según su autor, 'evaluar posibilidades, presentar alternativas, tratar de poner sobre la mesa información de manera ordenada y clara sin entrar en tecnicismos ni en divagaciones filosóficas'. Un objetivo que, sin duda, ha conseguido con creces.