_
_
_
_
Debate abierto
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Es hora de flexibilizar el horario del comercio?

Debe prevalecer la libertad de los ciudadanos a disponer de su renta de la manera y en el momento que lo deseen por encima de los derechos laborales de los trabajadores de la distribución? ¿Prima la voluntad de las grandes superficies sobre el pequeño comercio? La polémica de los horarios comerciales (si deben abrir o no los domingos y festivos) es un debate recurrente, que nunca ha concluido o que, más bien, se ha cerrado en falso.

Esta vez ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, la encargada de reabrir la discusión cuando en el pasado discurso de investidura se comprometió a buscar el consenso necesario para elevar el número de aperturas en festivo. Su intención, aseguran desde la comunidad, es impulsar la actividad económica y comercial como vía para crear empleo. Pero el consenso parece difícil, a tenor de la escasa predisposición que manifiestan sus interlocutores. El objetivo del Gobierno de Aguirre es comenzar el diálogo el próximo mes de noviembre para que el nuevo y ampliado calendario esté en marcha en 2008.

¿Y qué dice la ley? La legislación actual data de 2004 y da libertad de decisión a las comunidades autónomas. El texto elaborado por el Ejecutivo socialista obliga a abrir semanalmente al menos 72 horas y permite a las autonomías fijar un mínimo de 8 a 12 aperturas en festivos. De ahí para arriba, siempre que haya consenso entre las partes implicadas. Las excepciones son los pequeños comercios, las tiendas de conveniencia, las panaderías o los locales situados en puntos de interés turístico, que tienen plena libertad para determinar cuándo tendrán sus cierres abiertos.

La actual ley data de 2004 y permite a las autonomías fijar un mínimo de 8 a 12 aperturas anuales en festivo

La Comunidad de Madrid negociará a partir de noviembre la ampliación del calendario para 2008

La ley de 2004 permitió acallar, tan sólo temporalmente, la conflictividad que había generado un tema espinoso, donde el acercamiento de posturas entre gran distribución, supermercados y pequeño comercio no fue tarea fácil. 'Llegamos a un equilibrio razonable', reconocen desde el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, por lo que reabrir a nivel estatal un debate que se considera cerrado no parece probable a corto plazo.

El texto de 2004 puso fin a la última regulación del Ejecutivo del Partido Popular, que decretó un aumento progresivo en el número de aperturas hasta llegar a 12, aunque no consiguió sacar adelante sus pretensiones liberalizadoras.

La Comunidad de Madrid quiere ampliar el calendario de aperturas, pese a que actualmente ya es la autonomía que más festivos abre: 20 jornadas durante 2007. De hecho, ninguna otra comunidad ha optado por el tope de 12 festivos. La mayoría se ha decantado por la franja más baja (ocho) y sólo el País Vasco no abre fuera de la semana laboral por motivos sindicales.

Aguirre se ha convertido en la abanderada del liberalismo en el Partido Popular, pero no es la única dentro de la derecha europea que aboga por ampliar los horarios. Otro político conservador, Nicolas Sarkozy, quiere reinterpretar el liberalismo para reactivar la economía francesa. Para conseguirlo, el presidente galo ha puesto en marcha una comisión encargada de detectar las posibles trabas que han colocado a su país a la cola del crecimiento europeo. Dentro de las medidas a analizar estará la liberalización de los horarios comerciales, reconocen en el Ministerio de Economía y Finanzas francés. Aunque Sarkozy no ha dejado lugar a dudas y ya se ha manifestado a favor de las aperturas siempre que haya consenso entre empresarios y trabajadores. Su Ejecutivo podría seguir así la línea del anterior responsable de la cartera de Comercio en el último Gobierno de Jacques Chirac, que alabó el consenso del modelo español.

Quien podría poner punto y final a la disparidad de criterios es Bruselas. Sin embargo, el Ejecutivo comunitario se lava las manos. Pese a que tuvo la tentación de unificar el sector, finalmente desistió y delegó en los Estados la ordenación de los calendarios comerciales. Detrás de la disparidad de horarios europeos están las diferencias culturales y la herencia católica que reserva el domingo a la actividad religiosa.

Pese a las apariencias, los países del norte de Europa no siempre son más liberales en esta materia. Por ejemplo, Alemania tiene reguladas las aperturas que perturben el descanso dominical, lo mismo que Dinamarca, Bélgica, Austria o Finlandia. En el lado opuesto, Suecia, con plena libertad, o Reino Unido, donde abrir en festivo está permitido siempre que los cierres no estén abiertos más de seis horas.

Una de las dificultades que se esconde tras la negativa a ampliar el calendario pasa por los problemas del sector a la hora de encontrar trabajadores dispuestos a perder días de asueto. Sobre todo al tratarse de un mercado laboral esencialmente copado por mujeres, que ocupan dos tercios de los puestos de trabajo. De manera que la falta de facilidades para conciliar la vida laboral y familiar en la distribución se ha convertido en una de las causas de la reducida permanencia y la alta rotación del sector.

Los sindicatos reconocen que llegar a un nuevo acuerdo, en principio sólo en la Comunidad de Madrid, es más que difícil. Aseguran que el calendario actual satisface plenamente las necesidades de los ciudadanos y consideran que detrás de la voluntad liberalizadora del Ejecutivo de Esperanza Aguirre está su intención de favorecer a los centros comerciales de la periferia frente a las pequeñas tiendas del centro de la ciudad, que van perdiendo competitividad. Siempre que se habla de horarios comerciales surge la supuesta necesidad de proteger al pequeño comercio, basándose en la premisa de que se trata de un sector indefenso frente a la todopoderosa gran distribución. Lo cierto es que los domingos es difícil encontrar locales de menos de 300 metros cuadrados que no tengan echado el cierre. Desde la Confederación Española de Comercio justifican la falta de aperturas alegando la ausencia de clientes en las jornadas dominicales.

Al final, el más perjudicado en esta disputa es el consumidor, que con su dinero decidiría si abrir todos los festivos del año es o no rentable para las empresas, ya sean multinacionales o tiendas de barrio. Las encuestas que manejan en el Ministerio de Industria y Comercio señalan que alrededor de un 85% de los ciudadanos está satisfecho con la situación actual y no considera necesario incrementar el calendario de aperturas.

Pero también hay quien se beneficia de la situación actual. Una gran cadena de distribución como El Corte Inglés ha decidido apostar por las tiendas de conveniencia abiertas 18 horas al día y ya alcanza los 155 establecimientos bajo la enseña Opencor. Mientras, los barrios ven cómo el papel que tradicionalmente han jugado los ultramarinos se lo han adjudicado las tiendas regentadas por ciudadanos chinos que, sea el día que sea, siempre están abiertas.

Más información

El domingo sale caro

Ignacio García-Magarzo

Archivado En

_
_