El BCE insiste en que subirá tipos
Los ministros de Economía de la zona euro descartaron el viernes un colapso del crecimiento europeo como consecuencia de la tormenta financiera. El presidente del BCE también minimizó la crisis y repitió su intención de subir los tipos de interés en cuanto la situación lo permita.
El crucero Douro Azul acogió ayer la reunión informal que cada semestre celebran los ministros de economía de la zona euro (Eurogrupo) y el presidente del BCE. La presidencia portuguesa de la UE, anfitriona del encuentro, probablemente no podía imaginar cuando preparó la cita que la singladura por el río Duero acabaría simbolizando las bamboleantes aguas en que se mueven en estos momentos los mercados europeos.
La reunión a bordo del barco, sin embargo, no agitó el ánimo de los asistentes. Nada más desembarcar, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, el del BCE, Jean-Claude Trichet, y el comisario de Economía, Joaquín Almunia, proclamaron que la economía de la zona euro se encuentra asentada en tierra firme.
Y aunque admiten un impacto mínimo de la galerna financiera que ha cruzado el Atlántico, están convencidos, en palabras de Juncker, de que 'la zona Euro tendrá en 2007 y 2008 un crecimiento muy cercano a su potencial.
Ninguno niega que las incertidumbres continúan en aumento, pero, según Juncker, 'pensamos que en 2008 no se producirá ninguna revisión dramática a la baja del crecimiento previsto del 2,5%'.
Las siempre calculadas de Trichet también rebajaron la intensidad de la tormenta a a meras 'correcciones del mercado'. El francés mantuvo además su tesis sobre los riesgos en lontananza para la estabilidad de precios y repitió su mensaje de la semana pasada en Fráncfort sobre el carácter temporal de la pausa en la elevación de los tipos de interés, fijados ahora en el 4%. Trichet ni siquiera cambió de opinión después de que Eurostat, la oficina de estadísticas de la CE, anunciase ayer que la inflación en la zona euro se situó en el 1,7% en agosto, una décima menos que el mes anterior y tres décimas menos que el techo tolerado por el BCE.
Trichet también defendió las inyecciones de capital aprobadas por la entidad durante las turbulencias financieras del mes de agosto y negó que sirvieran para alentar conductas irresponsables. Los ministros secundaron su actuación.
El Banco de Inglaterra, que parecía discrepar de la política seguida por el BCE curiosamente tuvo que acudir al rescate el viernes de una entidad financiera británica. El diario alemán FT Deutschland también revelaba que los bancos ingleses han figurado entre las entidades que más han recurrido a las subastas de liquidez de la entidad de Trichet.
Solbes descarta una crisis bancaria
'Según la información que tengo, lo descartaría totalmente', respondió en Oporto el vicepresidente del Gobierno Pedro Solbes, a las preguntas sobre la posibilidad de que en España se produzca un caso como el del banco británico Northern Rock, que ha tenido que pedir ayuda urgente al Banco de Inglaterra por problemas de liquidez. 'La situación española está enormemente saneada', explicó Solbes.El vicepresidente explicó que, a diferencia de otras economías europeas, en España se ha registrado un nivel de ahorro e inversión muy elevado, lo cual 'no es una protección, pero quiere decir que más bien los españoles han sido receptores de recursos que dadores de recursos'.Solbes sigue apostando por un crecimiento económico del 3,8% este año.
Malestar por la indisciplina fiscal de Francia
Nicolas Sarkozy no está en Oporto. Y los ministros de Economía de la zona euro, que el pasado mes de julio se plegaron ante las promesas que les hizo en Bruselas el presidente francés sobre consolidación fiscal, ayer aprovecharon para ensañarse con su colega Christine Lagarde por la aparente deriva del déficit francés. La ministra de Sarkozy, después de la bronca a bordo del crucero Douro Azul, optó por suspender la rueda de prensa que tenía prevista dar en la antigua Alfándega (Aduana) de Oporto.'La ministra nos ha explicado con detalle las reformas que ha aprobado Francia durante el verano y las que espera aprobar en el futuro', explicó el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. 'Van en la buena dirección (...) y hemos felicitado a Francia por ello'. Acto seguido, sin embargo, reprocharon a Lagarde que 'la ambición' presupuestaria 'no se corresponda con lo esperado', según relató Juncker.Los ministros advirtieron a París que reformas y rigor fiscal son dos caras de la misma moneda. Y el comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, atribuyó a la consecución de esos dos objetivos 'los buenos datos de crecimiento que tenemos'.Almunia abogó por mantener la presión sobre los países de la zona euro que se nieguen a sanear sus cuentas públicas y advirtió que mantendrá una vigilancia muy estrecha sobre los presupuestos que elabore el gobierno de Sarkozy.La CE, que en 2003 no pudo impedir que el Pacto de Estabilidad saltase por los aires, confía esta vez en mantener la disciplina fiscal. A su favor juega que ahora Berlín se encuentra en números negros y no parece dispuesto a aceptar la rebeldía de París.