Hipotecados a la española
La deuda de las familias españolas está en su récord histórico: 616.513 millones de euros, tras crecer hasta junio un 17,2%. Si bien en términos agregados las finanzas familiares están saneadas -sus depósitos y efectivo superan los 684.000 millones- y ese crecimiento confirma su desaceleración al ser el menor en cinco años, lo cierto es que son abundantes las preocupaciones que surgen a causa del todavía muy marcado incremento de la deuda. Frente a los factores que puedan mitigarlo, el riesgo crece por dos causas paralelas, el endurecimiento de la política monetaria del BCE y la subida del euribor, principal referencia de los créditos hipotecarios, que ayer alcanzó su cota más alta desde 2000 (4,7%). Ambas referencias se han duplicado desde que el BCE empezó a subir los tipos a finales de 2005.
Un estudio de la Asociación Hipotecaria Española aporta nuevos datos sobre el impacto de la deuda en las cuentas de los hogares que aumentan la inquietud. Lo más llamativo es que el tipo hipotecario efectivo que cobran las entidades a las familias ha crecido un 62% en los dos años de endurecimiento de la política monetaria, y que el 78% de las familias paga hoy más que cuando contrató su crédito. Pero además, los expertos consideran que estas tensiones se generalizarán en los próximos meses a la totalidad de los préstamos a tipo variable, la inmensa mayoría en España.
Paradójicamente, la tormenta financiera internacional provocada por las hipotecas basura (subprime) de EE UU puede tener un efecto balsámico sobre las familias españolas si el BCE se replantea, como es de esperar y a pesar de que ayer afirmó lo contrario, su próxima subida de tipos. Sería un error provocar un mayor tensionamiento financiero que, para más inri, no estaría justificado por más riesgos inflacionistas.
Esta crisis está sirviendo también para comprobar la solvencia, fortaleza y sensata prudencia del sector financiero español, al que -al menos que se sepa hasta ahora- no ha salpicado la crisis hipotecaria de EE UU.