Mercado único para el automóvil
El buen funcionamiento del mercado del automóvil es una de las grandes preocupaciones de las autoridades europeas de Competencia. Ya en 2003, el comisario Mario Monti, predecesor en Competencia de Neelie Kroes, puso en marcha un reglamento para mejorar las actividades de distribución y comercialización de vehículos, establecer reglas más liberalizadoras, especialmente en lo que se refiere a los concesionarios, y conseguir el objetivo de armonizar precios en los países miembros de la Unión Europea. Porque las notables diferencias de precios del mismo vehículo y modelo entre unos países y otros eran la prueba evidente de la inexistencia de un mercado único en el sector.
La primera medida a aplicar fue tan simple como que un mismo punto de venta pudiese comercializar vehículos de distintas marcas. Eso sí, con ciertas condiciones. Hasta dos años después, en el año 2005, no entró en vigor la segunda fase de la nueva normativa, la conocida como cláusula de deslocalización, que elimina las trabas a que los concesionarios puedan abrir establecimientos adicionales en cualquier país de la Unión Europea, un derecho básico del que hasta entonces no gozaban. Los fabricantes no podrán poner dificultades a tal iniciativa si el concesionario cumple la condición de mantener abierto el establecimiento inicial.
Se trata de medidas elementales de liberalización de uno de los sectores de más peso y mayor ocupación laboral en la industria europea, pero que todavía deberán demostrar su eficacia para favorecer la armonización de los precios. Lo cierto es que, hasta ahora, el éxito de las iniciativas de la Comisión Europea es limitado en este campo. En la actualidad, no es difícil encontrar diferencias de hasta 4.700 euros en un coche de precio medio, lo que representa en torno a una cuarta parte del total. Esto indica que la armonización de precios que debe traer el nuevo marco está por llegar.
En este proceso se está dando, además, un efecto no deseado: la tendencia a la armonización, como en otros sectores, se está produciendo al alza. Algo que es más relevante en clave española. De los cinco grandes mercados -Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España- es precisamente en España donde más se están encareciendo los coches, si se excluye Alemania, donde los datos están distorsionados por la subida del IVA a principios de año. Según los últimos datos oficiales de la Comisión Europea, el precio de los coches se incrementó un 1,5% interanual en los 12 meses que van desde mayo de 2006 a mayo de 2007, frente al 1,1% de media de la Unión Europea.
Es cierto que, como se encarga la industria de recordar, la inflación hace que en términos reales los precios de los coches se estén moderando, y que siguen siendo más baratos en España que en el resto de las grandes economías de la Unión Europea. Sin embargo, de seguir así la tendencia, que es sostenida, la armonización de los precios en la Unión va a consistir en que los coches se deban pagar tan caros como en los mercados más caros.