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Crónica de Manhattan

La moralidad del rescate

Larry Kudlow es un economista que desde su programa de televisión defiende el capitalismo y el libre mercado 'como el único camino hacia la prosperidad económica'. Con ese comentario abre diariamente su hora televisiva y lo ha vuelto a hacer la semana pasada cuando abogaba por un recorte de tipos por parte de la Reserva Federal para salvar al mercado de la espiral de pérdidas provocadas por la crisis del crédito y liquidez.

No era el único. Irónicamente, en Wall Street, donde se abomina del intervencionismo, los que piden un rescate por parte de la Fed u otras organizaciones del Estado son ya legión.

Hasta ahora, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, ha estado preocupado por la inflación y apenas hace unos días así lo demostró al mantener los tipos de interés de referencia en el 5,25%.

En Wall Street se clama por auxilio y por una Fed como la de Alan Greenspan que en el pasado intervino con bajada de tipos cuando había que añadir liquidez. Es el llamado Greenspan put.

Bernanke parece resistirse pero el viernes dio un paso para restablecer la confianza de los mercados al rebajar medio punto el tipo de descuento (usado por la Fed en sus créditos a la banca comercial). Los mercados recibieron la ayuda con alivio y como el precedente a la reducción de tipos de referencia.

Más allá de Wall Street, los economistas se cuestionan el rescate mediante la bajada del precio del dinero, algo que sugeriría que la Fed responde al dictado de los inversores y costaría a Bernanke la credibilidad que le han dado los economistas. Lo que se plantea, además, no sólo es si la bajada de tipos pone en peligro la lucha contra la inflación sino también si supone un moral hazard, un concepto que sugiere que hay incentivos para comportamientos reprobables o arriesgados.

La cuestión es que si la Fed alivia a los mercados, los inversores pueden, a partir de ahora, contar con Bernanke para protegerles de las consecuencias de sus decisiones con respecto al riesgo que toman. Así, la responsabilidad ante el riesgo se diluye. Unido a esto cabe la posibilidad de crear otras burbujas o extender la actual con las intervenciones. Ya ocurrió cuando para salir de la crisis de las exuberancias del puntocom los tipos bajaron y se creó la del crédito y la vivienda.

El viernes los analistas de Wall Street insistían tras el recorte de tipos de descuento que el moral hazard no existía en este caso porque la crisis de Wall Street amenaza a la economía y al proteger a los inversores 'se protege el interés público', decía Maury Harris, de UBS. Irónicamente (de nuevo) desde este banco y otros se advertía en contra de una mayor supervisión del riesgo por parte de las autoridades a las que ahora se pide ayuda.

Los detractores del Greenspan put admiten que Bernanke tiene que calibrar el riesgo de contagio a una economía cada vez más ligada a la evolución de los mercados y en la que participan muchos ciudadanos a los que han dicho que la mejor manera de garantizarse la jubilación es con cuentas de ahorro en los mercados (IRA y 401k) y cuyos fondos de pensiones han invertido en hedge funds.

Un inversor que huye con éxito del riesgo exuberante es el multimillonario Warren Buffett. En la misma cadena en la que Kudlow tiene su programa decía que 'está en la naturaleza del capitalismo que la gente cometa errores y probablemente el sistema funciona mejor cuando esos errores se pagan que cuando se subsidian'.

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