Las agencias de ‘rating’ ponen a examen a las ‘stablecoins’ ante el auge de este mercado
Moody’s está afinando una metodología para clasificarlas, como lo hace con una empresa o un bono. S&P rebajó recientemente la calificación de Tether

El mercado cripto ha dejado de ser un territorio lejano o desconocido. Su conexión con las finanzas tradicionales se ha intensificado en los últimos años, con empresas cotizadas que incorporan bitcoin a sus balances, la gran banca ofreciendo activos digitales a sus clientes y fondos activos y pasivos aumentando su exposición a estos activos. Esta creciente interconexión sitúa a las empresas del sector bajo las reglas del juego de las finanzas tradicionales. Así, las agencias de calificación crediticia, como Moody’s o Standard & Poor’s, comienzan a poner nota a emisores cripto y activos como stablecoins, tal y como lo hacen con empresas, países, emisiones de deuda o instituciones públicas, ante el auge imparable de este mercado.
Las monedas estables en su conjunto valen ya más de 309.000 millones de dólares (263.000 millones de euros) aunque grandes bancos y gestoras prevén que puedan alcanzar los 1,9 billones de dólares en 2030, según el escenario base de Citi. Su creciente peso en el sistema financiero las ha situado bajo la lupa de los reguladores y de las agencias de rating, cuyas evaluaciones sirven de referencia a los inversores a la hora de medir el riesgo asociado a estas empresas o activos. Estas calificaciones suelen tener cierto impacto: un empeoramiento de las condiciones puede encarecer la financiación de una compañía o incluso cerrarle el acceso al mercado para obtener crédito.
S&P empezó en 2023 a realizar evaluaciones de estabilidad de stablecoins, para analizar la capacidad de estos activos para mantener un valor estable frente a una moneda fiduciaria a la cual está ligada, como el euro o el dólar. En enero de ese mismo año Moody’s anunció que estaba trabajando en un sistema de puntuación para monedas estables. Y ahora ha lanzado una nueva metodología para calificar estos activos: se trata de una propuesta que está abierta a comentarios públicos hasta finales de enero. Este nuevo método se fijará en la calidad crediticia de los activos que componen las reservas que respaldan la stablecoin y calculará su valor de mercado.
La metodología propuesta por Moody’s solo analizará a los activos de las stablecoin que están efectivamente segregados como activos de reserva, es decir, que se utilizan solo como respaldo para la criptomoneda. No incluye, por ejemplo, las stablecoins algorítmicas, que buscan mantener un valor estable sin colateral mediante el uso de contratos inteligentes y mecanismos algorítmicos. En el pasado, estos activos han sido más propensos a perder la paridad, como demuestra el colapso de TerraLuna en 2022.
Moody’s explica que con esta nueva metodología no pretende evaluar la estabilidad del activo ni su rendimiento como inversión, sino reflejar la probabilidad de que pueda ser redimido de manera oportuna, es decir, que los usuarios puedan canjearlo directamente por dólares y que el emisor pueda devolver el dinero a los tenedores, incluso en situaciones de estrés. “La obligación contractual de una stablecoin es ofrecer el reembolso del token en moneda fiduciaria (por ejemplo, dólares o euros) a demanda. Consideramos que una stablecoin es, en esencia, una forma de depósito frente al emisor, segregado de otros activos y disponible para los tenedores del token, y proponemos asignar a estas obligaciones tanto una calificación de depósito a largo plazo como una calificación de depósito a corto plazo", detallan en un comunicado.
Una parte de las reservas de estos activos está compuesta por efectivo y equivalentes de efectivo, mientras otra se puede invertir en activos muy líquidos, como letras del Tesoro o bonos a corto plazo. Las principales regulaciones en Europa y en EE UU, además, obligan a los emisores a publicar regularmente informes sobre el estado de las reservas. No obstante, no todos lo hacen. Tether, emisora del mayor activo en el mercado, USDT, hace públicos sus informes cada tres meses y las reservas que respaldan su criptomoneda incluyen también bitcoin, oro, préstamos garantizados, bonos corporativos y otras inversiones. En el último año ha aumentado su exposición a estos activos y esto ha llevado a S&P a reducir al mínimo (de limitada a débil) la capacidad de la criptomoneda de mantener la paridad con el dólar estadounidense, la divisa a la que está ligada. Las lagunas persistentes en la divulgación de información por parte del emisor también han pesado en la evaluación de la agencia.
Las agencias de rating ponen su foco en las stablecoins ante su creciente adopción en el mercado, impulsada por el desarrollo de nuevos marcos regulatorios en todo el mundo. En Europa, se cumple casi un año desde la entrada en vigor de MiCA, mientras EE UU aprobó este verano la ley Genius, que regula las monedas estables. Su promesa de transformar los pagos y las transferencias —sin la volatilidad del resto del mercado cripto— ha llevado a decenas de grandes bancos a lanzar o preparar sus propias monedas estables. Pero este bum también ha evidenciado un choque de enfoques regulatorios: mientras EE UU, bajo la administración de Donald Trump, apoya su desarrollo privado y las ve como una vía indirecta de financiación de la deuda pública, Europa ha tratado de limitar su expansión al considerar que pueden suponer un riesgo para la estabilidad financiera.
Metodología de Moody's
Moody’s evaluará cada tipo de activo dentro de las reservas que respaldan a una stablecoin, analizará su calidad crediticia utilizando la calificación del propio activo y de las contrapartes asociadas. Posteriormente considerarán los activos de la reserva de forma conjunta, las restricciones de inversión establecidas por el emisor y calcularán la calidad crediticia promedio del conjunto de reservas: para hacerlo tomarán en consideración tanto el promedio ponderado como la calidad crediticia más baja de los activos considerados.
Asimismo, analizará el riesgo de valor de mercado de cada activo de reserva, en función de su tipo y vencimiento, y las distintas medidas implementadas por el emisor, así como sus obligaciones contractuales y regulatorias. También incluirían en su análisis la evaluación del riesgo operativo, de liquidez, el riesgo tecnológico de la stablecoin y otras consideraciones.

