A la espera en Cuba
Hace unos días Cuba celebró el 54 aniversario del inicio de la Revolución Cubana, y Fidel Castro -que ayer cumplió 81 años- volvió a ser de nuevo el gran ausente de las celebraciones debido a su enfermedad. Desde el 31 de julio del año pasado cuando Fidel dio a conocer su enfermedad y delego 'provisionalmente' todos sus poderes en un equipo de siete personas, su hermano Raúl, jefe del Ejército cubano y segundo secretario del Partido Comunista Cubano (PCC), encabeza un Gobierno que cada día parece menos 'provisional'.
La continuidad ha sido el paradigma durante los últimos meses. Pese a que el Gobierno está cada vez más asentado y parece haber consolidado su poder (y no hay perspectivas de que Fidel vaya a volver a la vida política de forma activa, sino más bien en un papel simbólico), todavía persisten dudas alrededor de lo que podrá hacer el Gobierno de Raúl y sobre el rumbo de isla.
En los últimos meses, Raúl ha ido esbozando las características de su estilo de dirección y las líneas maestras de su programa de acción. Ha dejado claro que su papel no es remplazar a su hermano, que es 'insustituible', sino liderar un equipo que asuma el mando colectivo del PCC y pueda llevar a cabo un cambio generacional en el que los dirigentes históricos vayan pasando el poder a nuevos líderes. En sus apariciones públicas ha enfatizado que se va a favorecer el debate y la discrepancia. También se ha mostrado frustrado con las ineficiencias burocráticas, y con su talante directo y pragmático ha empezado a exigir respuestas y soluciones concretas a los problemas que enfrentan a los cubanos, como los alimentos, el transporte, los bajos salarios o la vivienda.
Economistas cubanos recuerdan que, como jefe de las Fuerzas Armadas, Raúl ya mostró en repetidas ocasiones su disponibilidad a dejar de lado la ortodoxia ideológica y buscar soluciones pragmáticas a los problemas que se presentaban. Es importante recordar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) gestionan 844 compañías (el 30% del total), que generan el 64% de las divisas de Cuba, en sectores estratégicos como la agricultura y el azúcar, la construcción, el turismo, y las industrias básicas.
Desde 1984, Raúl ha impulsado dentro de las FAR lo que se denomino como el 'perfeccionamiento empresarial' que implicó la descentralización, la autonomía empresarial y el establecimiento de mecanismos que vinculaban los salarios a los resultados para así estimular la productividad (y esto mientras el resto de las empresas usaban estímulos 'morales'). Sus referentes parecen ser China y Vietnam, que ha visitado en varias ocasiones, y a diferencia de su hermano Fidel, Raúl no parece tener reparos a que la gente gane dinero y se enriquezca.
Pese a la falta de cambios sustanciales durante el último año, en los próximos meses se espera que se produzcan cambios porque el pueblo cubano exige mejoras económicas y sobre todo aumentos salariales. La situación macroeconómica en Cuba es relativamente estable, pero esto es gracias fundamentalmente al apoyo comercial de Venezuela y China. Los problemas estructurales son profundos: desorganización crónica y baja productividad; precios oficiales altos y salarios bajos; falta de disciplina y responsabilidad, y corrupción. El Gobierno todavía rechaza modelos basados en el mercado, pero ha empezado a estudiar la posibilidad de formar cooperativas, desregular y aumentar la participación de las bases en los procesos de decisiones.
Observadores han notado que, a diferencia de Fidel, que siempre culpaba a la avaricia y a la mala gestión de los problemas económicos del país y pedía más control y disciplina para solucionarlos, Raúl parece reconocer qué partes del sistema no funcionan.
En su discurso del pasado 26 de julio, Raúl hizo una autocrítica y reconoció las deficiencias del sistema admitiendo que Cuba no ha superado aún el 'periodo especial'. En este discurso también aceptó la necesidad de ajustes 'estructurales' y anunció que se estudia aumentar la inversión extranjera en Cuba.
La gran pregunta es qué vendrá después de Fidel y de Raúl (que tiene 75 años). El PCC está preparando un congreso en los próximos meses, y las elecciones para la Asamblea Nacional, que se encarga de elegir al Consejo de Estado (que a su vez nombra al presidente y primer vicepresidente), están programadas para 2008. El congreso del partido puede ser el evento más importante, ya que está encargado de marcar las directrices políticas y está a cargo de elegir al nuevo órgano directivo que nombrará al primer y segundo secretario del PCC para los próximos cinco años. Es difícil prever qué sucederá, pero ambos eventos podrían ayudar a dilucidar el futuro inmediato de la isla.
Sebastián Royo. Decano de la Universidad de Suffolk en Boston, director de su campus en Madrid, y codirector del seminario de Estudios Ibéricos del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard. sroyo@suffolk.edu