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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lo que pesa el miedo

Los mercados vuelven a cerrar una semana de vértigo en la que se han vivido jornadas de máxima volatilidad. La desconfianza hace mella en los inversores, que viven con los nervios a flor de piel y se preguntan si se ha llegado ya al fin del ciclo alcista de las Bolsas, después de cuatro años consecutivos de avances. Las noticias asociadas a las hipotecas de alto riesgo y los problemas crediticios sugieren que habrá menos dinero para operaciones corporativas y, con ello, que se acaba uno de los principales sustentos de las Bolsas.

En este contexto, los resultados empresariales han pasado a un segundo plano, a pesar de que, según los expertos, constituyen una de las armaduras de la renta variable. Las empresas del Ibex ganaron en el primer semestre un 32% más, a falta de las cuentas de algunas compañías que presentan en septiembre, un aumento que supera las previsiones y que ha llevado a los analistas a revisar al alza las estimaciones para el año. Los resultados no sólo han batido las expectativas en España, también en Europa, donde el 60% de las firmas que los han presentado ya superan las previsiones del mercado, y en Estados Unidos, donde eso ocurre en el 47%. Al margen de la robustez que muestran las cifras, el aumento de los beneficios tiene un efecto directo sobre su valoración en Bolsa, ya que influye directamente en el PER, la ratio que indica si la empresa cotiza cara o barata. En estos momentos y pese a la fuerte revalorización de los últimos años, el PER medio de las empresas del Ibex sigue en niveles muy atractivos, en torno a 13,6 veces. Una valoración que, en condiciones normales, tendría que ser un aliciente para mantener la trayectoria alcista.

El problema es que el miedo pesa en la balanza de los inversores y los resultados no son siempre un argumento incontestable para las subidas de las cotizaciones, sobre todo a la vista del crecimiento de la deuda financiera en los últimos años. Es la cara y la cruz de las empresas y ahora conviene, más que nunca, vigilar muy de cerca las dos caras de la moneda.

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