La tercera vía: compensación de emisiones
Combatir el cambio climático es cosa de todos, tanto de particulares como de empresas, con independencia de la actividad que desarrollen, destaca el autor. Y el primer paso para aportar cada uno su grano de arena es, en su opinión, conocer lo que cada cual emite y compensarlo
La actividad aseguradora no genera grandes niveles de contaminación y nadie la señala con el dedo a causa de sus vertidos o de sus emisiones. No estamos en el ranking de los que más contaminan o emiten CO2 y no existe una obligación legal ni una presión social para que tomemos medidas para ser más sostenibles. Aun así, estamos afectos como ciudadanos y por ejercer la actividad en el sector en la que la ejercemos. ¿Quién puede negar que el cambio climático tiene efectos directos y tangibles sobre el negocio de las aseguradoras? Pensar que este sector es ajeno a las consecuencias de las catástrofes naturales (grandes inundaciones, incendios, sequías) o también a las grandes oscilaciones térmicas y alteraciones medioambientales que inciden directamente sobre la salud de las personas es, sencillamente, irrealista.
Es un hecho contrastado que el cambio climático y sus consecuencias juegan un papel cada vez más importante en la evolución del negocio asegurador. Por lo tanto, no hay excusas ya para empezar a mover ficha ni en nuestra condición de ciudadanos de una sociedad ni en la de aseguradores.
El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU fijó el año 2015 como fecha tope para empezar a reducir emisiones si no queremos conducir a nuestra sociedad a situaciones irreversibles. Una reducción obligatoria para frenar el cambio climático. En este contexto, es también un referente el ya famoso Informe Stern, encargado por el Gobierno británico con una perspectiva económica que afirma que detener el cambio climático se puede hacer con un esfuerzo del 1% del PIB mundial. De no hacerlo, el retroceso puede cifrarse en un 20% de ese PIB, contando los enormes riesgos a los que el planeta, la sociedad en general y las aseguradoras en particular tendremos que hacer frente como consecuencia del calentamiento global.
En ambos informes se hace hincapié en la importancia de la contribución que deben hacer todos los actores sociales y de las repercusiones sociales y económicas que acarreará el cambio climático. El debate sobre nuestras emisiones de CO2 ha dejado de ser ideológico y se está convirtiendo en una cuestión moral, de responsabilidad y un riesgo de negocio para la economía. Como empresa y como actor social, aceptamos nuestra responsabilidad y queremos ir poniendo nuestro grano de arena, por el bien social y por el nuestro propio.
¿Cómo aportar desde una aseguradora? La actividad aseguradora implica consumos de energía y conlleva una serie de emisiones para su funcionamiento. Con ellas se pueden hacer dos cosas: compensar las emisiones que nuestra actividad produzca, y reducirlas, con un consumo energético más eficiente.
El primer paso es conocer lo que emitimos, y compensarlo. Eso es lo que hemos hecho desde Liberty Seguros compensando el 100% de nuestras emisiones a la atmósfera. Fuimos los primeros de todo el colectivo empresarial español y ojalá vengan otros muchos detrás. Son numerosas las razones que nos han llevado a dar este paso: por responsabilidad hacia el medio ambiente y la sociedad actual, por responsabilidad hacia nuestros hijos, porque alguien tiene que dar el primer paso, por esperar que cunda el ejemplo y otros nos sigan, por reducir los gastos de la cuenta de explotación, por haber iniciado un programa de responsabilidad social corporativa y, en definitiva, porque es lo correcto.
La compensación de CO2 no consiste sólo en pagar un impuesto ecológico por aquello que se contamina, es una inversión de futuro. En la actualidad se está trabajando en tres líneas fundamentales para invertir estas compensaciones: proyectos que mejoran la eficiencia energética y en los que las donaciones se destinan a inversiones que hagan más productivas la obtención de energías (se reducen las emisiones); proyectos destinados a energías limpias en los que se invierte en energías no contaminantes (se reducen las emisiones) y proyectos destinados a plantar árboles en donde éstos actúan como absorbentes de CO2 (secuestro de CO2).
Nosotros hemos optado por esta tercera opción, con la colaboración en un proyecto de compensación de emisiones que permitirá la reforestación de más de 240.000 árboles en tres años en Costa Rica, que serán los encargados de capturar, de secuestrar, más de 37.600 toneladas de CO2 de la atmósfera. Es importante resaltar que estamos ante un problema global, el efecto invernadero lo es y lo que emitimos y contaminamos aquí afecta a todo el planeta y lo que estamos compensando allí nos beneficia por igual aquí. El siguiente paso es reducir esas emisiones, a través de un uso sostenible de los recursos disponibles, porque no es más limpio el que más limpia sino el que menos ensucia. Y si además de ensuciar menos, limpiamos, el planeta empezará a estar lustroso.
El cambio climático es cosa de todos. Independientemente de nuestra actividad, de nuestro tamaño, todos podemos hacer algo. No podemos dejarle la responsabilidad a los demás, porque nosotros también somos responsables. Cualquier empresa puede y debe ayudar. Porque se puede, porque se debe.
Luis Bonell, Presidente de Liberty Seguros