Bloomberg, empresario, alcalde, ¿presidente?
Michael Bloomberg anunció el martes que retiraba su nombre de la lista de afiliados y votantes republicanos. Con esta decisión, el empresario que creó en los ochenta el imperio mediático financiero que lleva su nombre y ahora es el alcalde de Nueva York, ha elevado a máximos la especulación sobre su entrada en la carrera presidencial de 2008 como independiente.
Es la segunda vez que este pragmático empresario de 65 años abandona un partido. Afiliado demócrata, Bloomberg se cambió a las filas republicanas en 2001 para poder ser elegido alcalde ya que entre los demócratas había muchos candidatos. Aquel era el primer paso en la arena política y su fortuna personal y el apoyo del saliente, Rudolph Giuliani, le ayudaron a hacerse con el puesto que en 2005 revalidó con un amplio margen.
Bloomberg, cuya fortuna Forbes estima en 5.500 millones de dólares, decía en un comunicado que explicaba su decisión que un enfoque no partidista como el suyo ha 'hecho maravillas por Nueva York'. Alabando las virtudes del no partidismo, Bloomberg terminaba diciendo que cualquier ejecutivo electo de éxito 'sabe que los resultados reales son más importantes que las batallas partidistas'.
En ese comunicado, Bloomberg dice que la decisión no cambia sus planes que según ha dicho repetidamente son los de acabar su etapa de alcalde en 2009 y después dedicarse a la filantropía.
Eso puede ser el Plan A. El Plan B, que se entiende mejor siguiendo los planes de sus colaboradores, es presentarse como independiente para las elecciones, como hizo otro empresario, Ross Perot, en los noventa. Su entorno más cercano prepara un tour por el país para ver si el programa de este político con actitud empresarial tiene apoyo.
Bloomberg ha asentado sus credenciales en la lucha contra el calentamiento global y las armas ilegales (se queja de que en Washington nadie detiene a la Asociación Nacional del Rifle), está en contra de la pena de muerte, a favor de la legalización de emigrantes, el aborto y el matrimonio homosexual, entre otras causas. Desde un punto de vista más conservador, muchas de sus iniciativas sociales están financiadas con dinero privado (el suyo también).
Para empezar, Bloomberg hizo pública su salida del partido en California donde dijo a los empleados de Google que EE UU tiene serios problemas por la parálisis de Washington y una reputación dañada en el exterior por la mentalidad unilateralista del Gobierno.
El alcalde se presentaría en primavera dependiendo de quien lidere las primarias. Su candidatura haría daño a Giuliani, a Hillary Clinton y a Barack Obama, que carece de las credenciales del alcalde. Ayer Bloomberg esquivó las preguntas referentes a su futuro para terminar diciendo que no era candidato. Pocos le creen. En 2001 repitió varias veces que no se presentaría a la alcaldía de Nueva York.
Un líder pragmático, poco ortodoxo y popular
Preguntado por su candidatura, Bloomberg ha dicho que duda que EE UU quiera que un 'divorciado, judío y bajito' sea el próximo presidente. Esos atributos y el hecho de que no es el tipo de candidato que besa a bebés en las campañas, no han bastado para que este empresario, que va a trabajar en metro, goce ahora del apoyo del 70% de los habitantes de Nueva York.El camino a la popularidad no fue fácil. Este ingeniero con MBA de Harvard, trabajó para Salomon Brothers hasta 1981 cuando le pagaron 10 millones de dólares por abandonar. Con ese dinero creó el imperio mediático Bloomberg y buscó en la arena política más poder.En 2001 llegó a una alcaldía plagada de problemas tras el 11S y con un profundo agujero fiscal. Bloomberg subió el impuesto de propiedad un 18%, recortó gastos, prohibió fumar en los locales públicos y se hizo con una gestión activa de la educación. Su popularidad cayó al 30%.Pero la ciudad floreció económica y socialmente y los neoyorquinos aprecian a un alcalde que ve el tratado de Kioto como de mínimos y quiere imponer una tasa para la entrada de coches en la ciudad. Capitalista que cree en la acción social privada, ha puesto en marcha un plan social para aliviar la pobreza de los trabajadores menos favorecidos financiado con 50 millones de dólares privados. El alcalde no derrocha sonrisas. Los problemas, dice, son culpa de los electores 'porque no responsabilizan de los males a Washington'.
El candidato de Wall Street
- Bloomberg gusta en Wall Street. Es un empresario y un alcalde preocupado por la competitividad de los mercados financieros.- Giuliani tiene el apoyo de los empresarios por su actitud fiscal.- Romney es otro de los republicanos que hace guiños a Wall Street, territorio que conoce pues cofundó una empresa de capital riesgo.- Clinton es la demócrata pragmática que corteja al mundo financiero.