A río revuelto, quedan las OPV
En este mercado alcista pero temeroso, los grandes inversores tratan de pescar a río revuelto, o lo que es lo mismo, están a la que salta para entrar en toda compañía sobre la que planee un atisbo, por mínimo que sea, de fusión o adquisición. La Bolsa, así, sufre ataques esporádicos de volatilidad y a trompicones se va acercando de nuevo a máximos.
El problema a que se enfrentan los mercados es que en el sistema existe todavía mucha liquidez, pero las oportunidades de inversión son cada vez más limitadas, porque la Bolsa lleva cuatro años subiendo y las valoraciones, se quiera o no, ya no son lo que eran.
Y a pesar de ello, la Bolsa sigue siendo más atractiva que la renta fija, cuyos precios aún tienen que caer para que los estrategas consideren rotar sus carteras.
Selección de valores, grandes compañías frente a pequeñas empresas, rentabilidad por dividendo... Analistas y asesores llevan meses mandando al mercado el mismo mensaje, que básicamente consiste en apostar por la Bolsa, sí, pero por su faceta más defensiva.
Y en éstas que el mercado de salidas a Bolsa se ha reavivado, lo que es sin duda una buena noticia para los inversores porque supone la llegada de papel al mercado; de papel nuevo que no ha vivido cuatro años de subidas, sino que llega virgen y pisa el parqué con los zapatos impolutos.
Puede pasar, como ha sucedido con Realia, que se tenga la mala suerte de comenzar a cotizar en el peor momento para el sector. Pero los inversores están ávidos de nuevas oportunidades, como lo demuestra la fuerte demanda que han recibido las ofertas de Almirall y Solaria.
Un puñado de compañías ha anunciado su intención de salir a cotizar este año. En un mercado como el actual pueden ser estrenos de éxito. Siempre, claro está, que las valoraciones sean razonables y el sesgo del mercado sea como hasta ahora: ligeramente alcista, algo temeroso, pero ávido de oportunidades donde colocar el dinero, que sigue siendo mucho.