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Mercadona, un éxito empresarial fruto de un amor universitario

Juan Roig desvela, en la investidura como doctor honoris causa, su cambio radical tras conocer a su esposa

Mercadona, un éxito empresarial fruto de un amor universitario
Mercadona, un éxito empresarial fruto de un amor universitarioJUAN C. BARBERÁ

Juan Roig era un mal estudiante en el bachiller. 'Y mucha gente me pregunta ¿cómo pude entonces crear Mercadona?'. La respuesta la dio él mismo el viernes durante su discurso al ser investido doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Valencia. 'Cuando llegué a la facultad de Económicas de la Universitat de València tuve la suerte de conocer a Hortensia Herrero, mi mujer. Ella era mucho más estudiosa que yo, así que si quería salir con ella tenía que motivarme más. En ese instante pasé de ser un estudiante flojo a un buen estudiante', desveló Roig. 'Nunca te lo he agradecido bastante, Hortensia', dijo un Roig visiblemente emocionado dirigiéndose a su mujer, sentada en la primera fila de un abarrotado Paraninfo.

El flechazo que hizo cambiar a Roig le permitió acabar la carrera, y con esa confianza se propuso demostrarle a su padre, Francisco Roig, que era capaz de llevar una empresa como Mercadona, entonces unos pocos supermercados surgidos del negocio original, las carnicerías Cárnicas Roig. Emulando a Martin Luther King, Roig aseguró tener un sueño en aquella época: Crear una empresa de prestigio, con sede en Valencia, y que con capital español pudiera competir con las multinacionales. 'Para conseguir ese sueño hay que poner pasión, ser humilde, estudiar, reflexionar mucho, rodearte de un gran equipo, no confundir sueños con realidades y, como dijo Picasso, que la inspiración te pille trabajando', explicó el presidente de Mercadona.

De todo ese proceso, según Roig, obtuvo unas conclusiones que le han servido para desarrollar un modelo de éxito. 'Uno de ellos es la verdad universal de la reciprocidad. Según esta ley, lo primero es dar, para satisfacer las necesidades de las personas. Lo segundo, pedir lo que se necesita de esas personas y por último exigir si no me dan lo comprometido', describió. 'Estas normas, me las enseñó mi madre', confesó Roig, con la voz entrecortada al recordar a Trinidad Alfonso, recientemente fallecida.

Ese binomio de dar y pedir es el que aplica el empresario en su empresa. Desde que la compañía optó por hacer fijos a la práctica totalidad de sus 60.000 empleados y hacer contratos indefinidos con los 100 proveedores exclusivos, Mercadona creo un modelo que le ha permitido contar con más de 1.070 supermercados, facturar 12.150 millones de euros y lograr un beneficio de 242 millones.

'Pero nos queda mucho por mejorar para satisfacer a los clientes, los trabajadores, los proveedores, la sociedad y el capital', aseguró Roig. 'Por un lado, conseguir que el modelo de calidad total que hemos implantado sirva de referencia a las empresas españolas. Por otro, la internacionalización de Mercadona para demostrar, como han hecho otras, que las empresas españolas pueden ser líderes en Europa', apuntó Roig, antes de pedir consenso a la clase política para que la economía siga creciendo.

Roig cerró su discurso con un recuerdo a sus padres, sus hermanos, sus cuatro hijas y, de nuevo a su mujer, Hortensia, quien por cierto da nombre a uno de los perfumes de la línea propia de Mercadona. No en vano le cambió la vida.

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