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Tribuna
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El nuevo escenario económico

La economía española viene mostrando un significativo dinamismo a lo largo de los últimos años, tanto en el interior como en el extranjero, con crecimientos superiores a sus socios de la UE (4,1% interanual en el primer trimestre, según el dato publicado ayer por el INE). Aunque el alto peso de la construcción en los años recientes pueda desenfocar la imagen ligeramente, hemos detectado un lento desplazamiento desde sectores primarios y secundarios tradicionales hacia sectores terciarios de mayor valor añadido. En buena medida, este movimiento de las empresas está provocado por la competencia creciente de las economías emergentes.

No obstante, siguen presentes importantes factores de riesgo: nuestro tejido económico permanece dominado por pequeñas o muy pequeñas empresas con escasa capacidad de crecimiento. Además, persiste una alta concentración de riesgo en el sector construcción que, a través de las inversiones de sus operadores, se extiende a otros sectores como la energía o los servicios.

Desde el punto de vista macro, la dependencia de la importación de gas o petróleo provoca una alta sensibilidad de la estructura productiva de nuestras empresas a las fluctuaciones de precios en los mercados energéticos. También mantenemos un importante diferencial de inflación con nuestros socios económicos y un precario desarrollo de la innovación respecto al resto de la UE. La mejora de la competitividad se convertirá en el eje para afrontar los próximos años.

Durante la mayor parte de 2004, 2005 y 2006, este escenario ha permanecido estable. Sin embargo, en la segunda mitad de 2006 se ha detectado un movimiento hacia mayores ratios de insolvencia. Desafortunadamente, los datos de estos primeros meses de 2007 parecen confirmar que vamos hacia un empeoramiento.

Nuestros datos comienzan a mostrar lo que nosotros consideramos como los primeros signos de un cambio de tendencia. Vemos mayor concentración de riesgos, mayor demanda de riesgo y un escenario económico con mayores tasas de impago. ¿Es esto malo? Nosotros creemos que de esto trata el seguro de crédito: anticipar los cambios y ser capaces de proteger a nuestros clientes, mantenerlos alejados del peligro.

De confirmarse este escenario, el seguro de crédito supondrá uno de los principales elementos de protección del tejido empresarial. En los últimos años, el volumen de negocio asegurado ha crecido a tasas superiores al 10%. Hoy por hoy, la actividad comercial cubierta por Crédito y Caución, que protege a 26.000 empresas del riesgo de impago en sus operaciones a crédito con otras empresas, supone más del 12% del producto interior bruto español, un porcentaje que se eleva hasta el 16% si sólo se contabilizan las actividades asegurables incluidas en el cálculo de esta magnitud. Si tenemos en cuenta a los demás operadores que actúan en el mercado español, el porcentaje de protección del seguro de crédito se sitúa en el entorno del 21%, lo que coloca a España entre los principales mercados de Europa.

David Capdevila, Director general de Crédito y Caución

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