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Tribuna
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Los partidos, ¿activos o pasivos ante la RSC?

En plena batalla electoral en el ámbito municipal y autonómico en nuestro país, parece claro que la responsabilidad social de empresas y entidades es una de las cuestiones importantes en el discurso de los partidos políticos para intentar captar el voto de los ciudadanos. Cuestiones como el cambio climático, la igualdad de género, la conciliación de la vida familiar y laboral o la lucha contra la corrupción y la ética de las entidades, saltan a la palestra. No obstante, hasta el momento, hablamos bastante más de lo que actuamos y ello nos hace preguntarnos: ¿son los partidos políticos realmente activos ante la responsabilidad social corporativa?

En España, la totalidad de los partidos políticos representados en el Congreso de los Diputados publicaron en diciembre de 2006 el denominado Libro Blanco de la Responsabilidad Social de la Empresa. El mismo incluye 57 recomendaciones, dirigidas principalmente a las empresas, que realizan una intensa descripción de la situación actual de la materia. Pero en un ámbito en el que no existe una opinión pública aún madura, unas meras recomendaciones no son ni mucho menos suficientes.

Sin embargo, son pocos los partidos que han fijado su postura en torno a la responsabilidad social de la empresa. Solamente el PSOE parece haber aclarado su discurso en una obra dirigida por Ramón Jáuregui, publicada con el nombre La Responsabilidad Social de las Empresas. Miradas desde la Izquierda.

En lo que respecta a los programas electorales presentados para estas elecciones 2007, las propuestas planteadas en el ámbito de la sostenibilidad medioambiental son numerosas, pero escasas las que realmente supondrían propiciar un auténtico avance en el tema.

La responsabilidad social consiste en actuar. Hablar de cómo salvar el planeta y mejorar la sociedad es positivo, pero solamente hablando no conseguiremos este fin. Para muestra un botón: en Europa se discute sobre el cambio climático, el uso de energías renovables y la progresiva eliminación de los combustibles fósiles, pero la primera medida que se adopta es volver a hablar de ello en 2012, si se trata del combustible de los automóviles, o llegar a un 20% en el uso de energías renovables para 2020, ¿creen que el cambio climático esperará hasta entonces?

Por otro lado, es estéril un discurso dirigido únicamente a la empresa, ya que la actuación sobre los problemas que afectan a nuestra sociedad debe ser abordada por todos los actores sociales, tanto entidades públicas como organizaciones sin ánimo de lucro, sindicatos, instituciones religiosas y lógicamente por los ciudadanos.

Incluidos en este grupo están, no cabe duda, los partidos políticos, a quienes se les debe exigir un respeto por la responsabilidad social también a nivel interno que se traduzca, por ejemplo, en la transparencia de sus cuentas o en la aplicación de reglas de no confrontación y tolerancia.

Los partidos han de tener en cuenta a todos aquellos que se ven afectados por su actividad y pensar en su beneficio a largo plazo. De poco vale que nos solucionen los problemas durante cuatro años si lo pagaremos los 40 siguientes.

Dejando a un lado la lucha de poder, que parece ser lo único que centra su empeño en nuestro país durante los últimos años, en todos los Estados debería existir una definición de objetivos generales de cara a un futuro amplio, consensuada por todos los grupos políticos, sobre la que se fijen los propósitos de cada legislatura (cortoplacistas), pero con una meta final común. Una regulación de este tipo sólo se podrá llevar a cabo al final de cada etapa legislativa, momento en el cual los partidos políticos se vuelven a posicionar como iguales ante la inminente disputa del voto del ciudadano.

Desde nuestro punto de vista, creemos que cuestiones como la compra responsable, el uso de las energías renovables o la eficiencia energética de las Administraciones públicas han de ser cuestiones que todos los partidos políticos habrían de incluir en sus programas y aplicar de forma inmediata. Actuar no siempre lleva aparejado un coste económico, pero sí un compromiso firme.

âscar J. Álvarez Civantos. Director del Área de Responsabilidad Social y Sostenibilidad de Auren

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