Wall Street nada a contracorriente
La Bolsa estadounidense nada en estos momentos a contracorriente de la marea de datos que pone de relieve la desaceleración económica del país. Ayer mismo, la Asociación Nacional de Inmobiliarias rebajó sus previsiones de precio de la vivienda para 2007, lo que de confirmarse provocaría la primera caída desde 1968, año en que esta asociación comenzó la medición.
Noticias como ésta inciden en el temor de analistas en torno a la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión. De hecho, dos de las patas económicas del país, la vivienda y la automoción ya están en recesión. Lo que se teme es que se produzca un efecto contagio al resto.
De lo que no cabe duda es de que la economía del país está creciendo al ritmo más lento en cuatro años.
Nada que ver con lo que sucede en los mercados, boyantes como nunca, con los índices en máximos históricos. El Dow Jones ha vivido hasta ayer la mejor racha, la más larga, desde 1927.
Este comportamiento, con un mar de fondo tan crispado, puede hacer temer la formación de una burbuja de precios en la Bolsa. Pero, a juzgar por lo que opinan los analistas, el horizonte es más anticiclónico que borrascoso porque los resultados empresariales están siendo buenos.
Es decir, están siendo más débiles que otros años, pero mejores de lo esperado. El crecimiento de los beneficios va a ser este año inferior a los dos dígitos, pero se va a situar, según parece, muy cerca del 10%. Y esa es una buena noticia.
Dicen los analistas que lo que están haciendo las Bolsas de EE UU es ponerse al día después de tres años de beneficios empresariales extraordinarios que no se habían recogido en las cotizaciones.
Wall Street está lejos de la exuberancia irracional sobre la que advirtió Greenspan a finales de los noventa. Más bien, sostienen los expertos, lo de ahora es una exuberancia 'racional', justificada.
Siempre, claro está, que lo que se avecine no sea una recesión.