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Martes negro en la Bolsa

La huida de los grandes fondos se ceba en banca y construcción

La baja morosidad bancaria y la diversificación de las constructoras no bastaron para contener la presión vendedora. Los expertos advierten de los riesgos para España de un cambio de ciclo en el sector inmobiliario

La manida amenaza de pinchazo inmobiliario se hizo realidad ayer por momentos en la Bolsa española y arrasó a su paso con todo lo relacionado con el sector del ladrillo. Además de los valores inmobiliarios, especialmente castigados, constructoras y bancos acusaron también en primera línea su estrecha conexión con el mercado de la vivienda, a pesar de que la desaceleración del negocio es un escenario con el que se convive desde hace meses.

El Ministerio de Vivienda anunció la pasada semana el menor aumento interanual en los precios de la vivienda desde 1999, año del comienzo del boom inmobiliario. Pero fue ayer, y sólo después de asistir a la debacle de Astroc, cuando el mercado mostró con toda su crudeza sus dudas sobre la continuidad del milagro inmobiliario español.

Pese a la opinión unánime respecto a la salud de la banca española -gran valedora de la inagotable actividad hipotecaria- y al esfuerzo de diversificación geográfica y de negocio de las constructoras, el momento de madurez del ciclo inmobiliario en España es un hecho que no pasa inadvertido para los grandes inversores institucionales y que ayer adquirió plena actualidad. Javier Alonso, director de renta variable de Credit Suisse Gestión, advierte que 'la economía española es la más vulnerable de Europa a un cambio de ciclo inmobiliario. Alemania y Francia son economías más industrializadas y que están todavía en la parte alta del ciclo inmobiliario'. Si a ello se suma el fuerte peso que tienen en el Ibex inmobiliarias, constructoras y bancos, el recorte de posiciones en Bolsa española en favor de otros mercados europeos resulta evidente para los fondos de inversión internacionales. 'Se ha incrementado la prima de riesgo en España. La sobrevaloración de las inmobiliarias se ha sumado a la dimisión del presidente de la CNMV. Es una mezcla de todo', añade Javier Alonso.

La presión vendedora fue implacable con valores como Ferrovial, favorita del sector constructor para numerosas firmas de análisis y que perdió ayer el 3,6%, pese a que ya no cuenta con división de negocio inmobiliario. También salpicó a los grandes bancos -Santander (-3,05%) y BBVA (-2,84%)-, más diversificados y baratos que los bancos medianos, que son valores menos líquidos y más vulnerables a una jornada de ventas generalizadas como la de ayer, según apunta Ignacio Ulargui, analista del sector bancario de ING.

Aun así, los expertos también recuerdan que la desaceleración inmobiliaria española no es sinónimo de agotamiento. 'No hay un problema estructural en el sector inmobiliario español, que está en una situación razonable, de un crecimiento más sosegado', explica Carlos Berastáin, analista de banca de Deutsche Bank. En este sentido, Ángel Fresnillo, director de Bolsa de Popular Gestión, destaca que las constructoras 'se han ido anticipando al cambio de ciclo' y que los bancos registran 'una morosidad en mínimos, pese al ligero repunte, y unos balances muy saneados'.

Los efectos de la desaceleración inmobiliaria y el alza de tipos

El precio de la vivienda creció en el primer trimestre el 7,2% interanual, lejos del 18,5% del cuarto trimestre de 2003, el máximo del actual ciclo. Es la menor subida en ocho años.Medio millón de nuevas casas al año será la demanda en los próximos seis ejercicios, según cálculos de Asprima.La morosidad de los préstamos hipotecarios creció en 2006 al 0,41%, el nivel más alto desde diciembre de 2002. La banca reconoce un ligero repunte, pero nada alarmante.El número de viviendas terminadas el pasado año fue de casi 600.000, frente a las 410.000 vendidas.

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