La formación financiera en España
La sofisticación de los mercados financieros y la importancia creciente de los mercados de crédito en las economías del primer mundo están creando una demanda creciente de profesionales formados en las disciplinas de la economía financiera y las finanzas cuantitativas.
Un panorama, el actual, muy distinto y más dinámico en esencia que el que hubiésemos encontrado hace una o dos décadas. Una realidad, la actual, muy distinta de la realidad económico-financiera de unos mercados financieros más maduros, más desarrollados, más líquidos y más sofisticados. Unos mercados financieros que ayudan a la dispersión y diversificación del riesgo, que democratizan el acceso al capital privado del ahorrador de a pie.
La sofisticación de los mercados exige la contratación de individuos preparados para entender instrumentos financieros de creciente complejidad que responden a la sofisticación del inversor y a la madurez de una disciplina de naturaleza innovadora que ha sufrido una evolución rápida a la vez que profunda los últimos 10 años.
Los instrumentos financieros permiten la diversificación del riesgo y la planificación financiera a corto, medio y largo plazo. También permiten poner en marcha políticas innovadoras de retribución económica a directivos haciendo uso de las opciones sobre acciones. Permiten mitigar el riesgo de venta de materia prima y productos no elaborados haciendo uso de los contratos de futuros. Permiten aumentar el alcance del crédito, la reducción del coste de capital mediante técnicas como la titulización de activos.
Tanto si se trata de financiación de proyectos a nivel de la corporación privada como a nivel de la Administración pública, las actuales técnicas suponen la adopción de métodos de ingeniería financiera. El profesional financiero debe ingeniar soluciones sofisticadas que permitan la financiación de proyectos. Una moda, la de financiación de proyectos públicos mediante la cooperación entre la iniciativa privada y pública, que está popularizando en conocimiento y uso técnicas e instrumentos previamente limitados al mundo de la banca de inversión.
Un país cuyo mercado bursátil se ha consolidado en los últimos años y que además representa un referente europeo y mundial a nivel bancario, necesita ser capaz de producir una cantera de profesionales con talento capaces de competir con garantías en el difícil y competitivo mundo de las finanzas cuantitativas.
Siendo ya una potencia mundial en la formación de gestores a nivel de máster en dirección de empresas, con tres escuelas de negocio punteras habitualmente incluidas en el top-25 de todos los ranking internacionales, España tiene que apostar por un nicho de mercado que lleva tiempo forjándose en Estados Unidos y Reino Unido: el de la formación especializada en economía financiera y finanzas cuantitativas. Una formación de calidad capaz de atraer el talento de jóvenes profesionales interesados en afianzar sus conocimientos a nivel financiero. Una formación de calidad capaz de rivalizar con los mejores programas ya existentes en escuelas de negocio de Reino Unido y Norteamérica. Una formación de calidad capaz de preparar a la futura élite de gestores de fondos de inversión libre, de ingenieros financieros, y de banqueros comerciales y de inversión, en un país que ha hecho bien sus deberes a nivel económico gracias a una clase política que ha sabido cumplir con las expectativas, en un país internacionalmente conocido por la robustez de su industria bancaria y que ha sabido exportar figuras de renombre a organismos internacionalmente conocidos por su influencia en el mundo económico-financiero.
La profundidad y madurez de los mercados financieros inciden de forma positiva en el crecimiento económico de un país. El desarrollo de nuevas fórmulas de financiación es un know-how del que quizás carezcamos, lo que habitualmente acarrea la contratación de fuertes grupos de banca de inversión, habitualmente norteamericanos.
Apoyándose en la contratación de jóvenes graduados con una formación en finanzas cuantitativas de calidad, la gran banca española debería formar grupos de banca de inversión capaces de rivalizar con la gran banca de inversión de Wall Street. Entidades del tamaño y presencia de Santander o BBVA deben alzar su vista de pájaro a un nicho de mercado dominado por los jugadores norteamericanos que genera suculentos beneficios. Pero para ello es imprescindible comenzar a formar a ingenieros y economistas, a licenciados en administración de empresas, en una materia, la ingeniería financiera, relativamente desconocida en nuestro país.
La demanda de profesionales a menudo no viene compensada por una oferta creciente de profesionales formados en una disciplina concreta. Las escuelas de negocio de primera línea contribuyen a dinamizar el panorama de educación de posgrado y son capaces de proponer y ofrecer nuevas titulaciones que el mercado demanda de forma creciente.
Antes o después veremos como las universidades politécnicas ofrecen una opción de ingeniería financiera a sus graduados de Informática o Telecomunicaciones. Antes o después veremos como las Facultades de Economía y Administración de Empresas incorporan una especialidad de economía financiera, de naturaleza matemática en esencia.
Un sistema educativo que debe dinamizarse y ser capaz de adaptar su oferta a la demanda del mercado. A fin de cuentas el estudiante universitario debe exigir del sistema educativo una capacidad reactiva ante los retos laborales de una economía cada vez más globalizada.
Jaime Pozuelo-Monfort. Ingeniero de Telecomunicaciones, máster de Ingeniería Financiera por la Universidad de California-Berkeley