Un crecimiento más global
La corrección de los mercados de finales de febrero y principios de marzo no fue un anuncio de tiempos peores. Esta es la conclusión que se puede sacar del informe de primavera del FMI. El organismo mantiene el optimismo de su informe de otoño sobre la economía mundial y su previsión de crecimiento para este año y el próximo sigue en el 4,9%. De cumplirse, y tras cuatro años largos de fuerte crecimiento mundial, se alcanzará uno de los periodos de bonanza más largos de la historia, equiparable a las de los años cincuenta y sesenta. Pero la buena noticia es que el crecimiento es ahora más equilibrado y hay más países compartiendo la prosperidad, al tiempo que los riesgos han disminuido en los últimos meses. Es decir, se trata de un crecimiento más global, aunque el FMI destaca que ha crecido 'moderadamente' el peligro de una caída de las Bolsas si cambia la percepción del riesgo asumido por los inversores.
Aunque las habituales filtraciones resten emoción a los datos, tranquiliza que no se haya oído en ningún momento la palabra recesión para referirse a la evolución de la economía de Estados Unidos. Cierto que de las grandes economías es la única con un recorte sensible en el crecimiento para este año (de siete décimas, hasta el 2,2%), pero también que se trata de una pausa, ya que en 2008 volverá a crecer hasta el 2,8%.
En términos europeos, aunque la previsión mejora, el endurecimiento fiscal y monetario puede moderar el crecimiento frente a 2006. Una vez más, el FMI advierte que Europa necesita mejorar su productividad y la eficiencia de sus mercados. Una cantinela que se debe aplicar España. La economía más pujante de Europa ha recibido las advertencias de rigor: riesgo por el abultadísimo déficit por cuenta corriente, deuda empresarial al alza, rigideces de los mercados e imperiosa necesidad de desregular e impulsar la competencia en sectores protegidos, así como necesidad de mayor flexibilidad laboral. El motivo es claro: urge mejorar la productividad y la competitividad de la economía.
