Cuenta bancaria europea única
A partir de 2008, se suprimirán las fronteras del sistema bancario europeo. Una revolución similar al nacimiento del euro
Si todavía no sabe qué significan las siglas IBAN, no se preocupe. Pronto le resultarán tan familiares como opas, IRPF o PIB. Porque el International Banking Account Number, es decir, la combinación alfanúmerica de 34 caracteres como máximo (en España se compone de las letras ES y 22 dígitos) que identifica internacionalmente una cuenta bancaria, se va a convertir en el pasaporte imprescindible para la gran mayoría de las operaciones financieras, incluidas muchas de las que se realizan a nivel local.
La libreta de ahorro o la cuenta corriente vivirán a partir de 2008 una revolución similar a la que experimentaron hace cinco años el monedero y la billetera. Desde 2002, los 300 millones de ciudadanos europeos que comparten divisa pueden cruzar las fronteras entre sus países sin visitar la casa de cambio. Los billetes y monedas de euro les permiten pagar en efectivo cada vez que se toman un café, compran un libro o regalan un ramo de flores.
Sin embargo, una barrera tan real como invisible continúa separando los pagos electrónicos, salvo para las grandes operaciones interbancarias que funcionan con el sistema TARGET.
Cada vez que se abona una cuenta en el restaurante con una tarjeta de débito o se domicilia el recibo de la luz en la cuenta bancaria, la operación se ejecuta con arreglo a un sistema nacional de pagos que difiere enormemente de un país a otro. 'Mientras esto siga sucediendo, no puede considerarse al euro como moneda única a todos los efectos', martillea incansable el Banco Central Europeo.
El sector financiero, acuciado por el BCE y la Comisión Europea, se ha comprometido a derribar por fin esa frontera. Y a partir de 2008 comenzará a desaparecer dentro de la zona euro la diferenciación entre operaciones electrónicas nacionales e internacionales. Para consumidores y empresas, la consecuencia más tangible de esta transformación , según el BCE, será la posibilidad de gestionar todos sus pagos en la zona euro, nacionales o transfronterizos, desde una sola cuenta.
En la actualidad, las compañías con presencia en varios países o las personas que por razón profesional o privada realizan frecuentes operaciones bancarias fuera de su país de residencia, acaban abriendo varias cuentas bancarias. Una, al menos, en cada lugar donde tienen que gestionar obligaciones financieras de algún tipo, desde liquidaciones fiscales hasta facturación a clientes. Al coste del mantenimiento de esas cuentas se añade que las operaciones transfronterizas tardan varios días en ejecutarse y, según la modalidad elegida, conllevan comisiones más elevadas que a nivel nacional.
El proceso de unificación de la zona de pagos para el euro (conocido por sus siglas en inglés SEPA) acabará con ese incómodo y caro anacronismo. Se espera que en 2010 una gran parte de los clientes del sector bancario hayan 'migrado' al nuevo sistema europeo, en el cual el IBAN se convertirá en la referencia para todas las operaciones. El BIC o código SWIFT que identifica a cada banco también será necesario. Pero gracias a la nueva tecnología, la entidad encargada de liquidar el pago podrá averiguarlo a partir del IBAN. Nacerá así la cuenta bancaria europea. La ganancia en eficiencia puede generar en toda Europa un ahorro de hasta 100.000 millones de euros al año, según la Comisión.
Beneficios
'Al centralizar la gestión de los pagos y la liquidez, las empresas con actividad en varios lugares de la zona euro ahorrarán costes y tiempo', promete el BCE en su documentación sobre el SEPA. Los particulares también se beneficiarán de esta posibilidad de pagar en otro país con la misma rapidez y coste que lo hacen dentro de sus fronteras. El emisor pone varios ejemplos como 'el pago del alojamiento de los hijos que estudian en el extranjero o del apartamento para las vacaciones'.
El comercio o la hostelería también son grandes candidatos a beneficiarse de la unificación de los pagos minoristas. Los terminales de pago con tarjeta se armonizarán y los comerciantes podrán contratar cualquier banco de la zona euro, no solo los de su país, para procesar los pagos. La mayor competencia puede ayudar a rebajar unas comisiones que Bruselas considera escandalosamente elevadas.
La Comisión Europea espera que surjan tarjetas de pago de alcance continental que rivalicen con los dos sistemas internacionales de origen estadounidense, Visa y Mastercard. La fragmentación actual provoca situaciones tan bizarras como la que a menudo sorprende a algunos conductores extranjeros en las autopistas francesas cuando intentar repostar en una gasolinera autoservicio. En muchas de ellas sólo se puede pagar con tarjetas emitidas por entidades financieras nacionales, por lo que a menudo los forasteros necesitan la ayuda de un conductor local para poder llenar el depósito. Por suerte existe el euro y la cuenta se salda al momento en efectivo. Una escena casi de trueque en pleno siglo XXI que pronto no se volverá a ver.
Las desventajas de la fragmentación
'Pago el doble en comisión de mantenimiento'. Heli Latinen, profesora finlandesa en una de las escuelas europeas de Bruselas, sabía desde que aceptó su destino temporal (concluye en julio) que no podría gestionar sus ingresos desde una sola cuenta bancaria. 'Tengo una cuenta en Finlandia y otra en Bélgica, porque recibo una mitad del salario en cada país'. Durante cinco años ha pagado 'el doble en comisiones de mantenimiento'. Latinen tiene pocas esperanzas de que esta situación se corrija. 'Los bancos siempre serán nacionales y mientras los intereses y la fiscalidad sigan siendo diferentes en cada país, será difícil que sean europeos'.'Me gustaría poder utilizar siempre la misma tarjeta'. Como tantos diplomáticos, Mike Steinmer (no es su verdadero nombre) ha dejado en su periplo laboral un rastro que le une a antiguos destinos. Ahora se encuentra en Bruselas pero en Holanda estudia uno de sus hijos y allí posee una vivienda que ha dejado en alquiler. Gestiona sus obligaciones financieras con 'varias cuentas en Holanda y en Bélgica'. Asegura que no le causa grandes problemas esta multiplicidad, pero 'a veces me han devuelto recibos porque se me había olvidado transferir fondos de una a otra'. Y le gustaría 'poder utilizar la misma tarjeta de débito en los dos países'.'He pagado hasta 200 euros por una transferencia'. La búsqueda de una segunda vivienda llevó a Carmen García Bartolome (64 años) desde Logroño hasta Portugal. En Obidos colmó sus sueños, en una urbanización en cuya construcción ha participado nada menos que Alvaro Siza. La operación le ha servido para comprobar que el sistema bancario europeo todavía está lejos de la integración. 'En una de las primeras transferencias, de varios miles de euros, llegué a pagar una comisión de 200 euros'. Una y no más. De inmediato, abrió dos cuentas en el banco portugués Espirito Santo, un en España y otra en Portugal.
El BCE quiere aún más
El BCE no sólo tiene prisa en que se unifique el sistema de pagos al por menor, sino que quiere también un sistema de liquidación y compensación de valores bursátiles que ofrezca al inversor transfronterizo un servicio tan rápido, barato y seguro como existe ahora a nivel nacional. La impaciencia del emisor con la lentitud del sector privado para crear ese tipo de plataforma ha llegado a tal extremo que Francfurt estudia crear una pública. Al BCE le gustaría poner en marcha esta iniciativa en 2008.